¿Podrán los feminismos escapar a la sociedad de control?

Nuestras maneras de sentir, pensar, juzgar y querer se transformaron siguiendo el pulso de las luchas del movimiento feminista. “Yo te creo hermana” y “No es no” denunciaron las coerciones sexuales ejercidas sobre nosotrxs por la violencia patriarcal. Sin embargo, muchas veces quedaron lejos de las experiencias de las mujeres reales y se convirtieron en grandes relatos. Creer no es escuchar; deseo y ley no se hablan en el mismo idioma. ¿Puede el feminismo masificarse sin mimetizarse con la sociedad de control en la que vivimos?

El mensaje de Úrsula

“Me callé siempre hasta que me vi muerta” ¿Cómo es posible que Úrsula, haya visto lo lo que le iba a pasar y no los que recibieron sus denuncias, los que rodeaban a su asesino? ¿Cómo es posible que lo veamos todo tan claro y siga todo igual?

Círculo de poder

 

Experiencias de resistencia y despojo, de precarización y de acción futura fueron puestas en juego el último fin de semana cuando más de 300 mujeres se reunieron en Asamblea itinerante Ni Una Menos en El Bolsón. Tal como se había hecho a fin de julio en la carpa de Pepsico montada frente al Congreso, la ciudad donde fue visto por última vez con vida Santiago Maldonado fue testigo de las tramas que siguen a su desaparición y con ella el asedio constante por parte de las fuerzas de seguridad y el Estado Nacional que viven las comunidades mapuches por demandar el cuidado de sus tierras y el modo en que las habitan. Poder popular y poder ancestral unidos en sororidad y estrategia conjunta para empoderar la lucha contra la violencia machista.

#DesendeudadasNosQueremos

El 10 de mayo, cuando estábamos haciendo cuerpo colectivo en la Plaza de Mayo para evidenciar nuestro contrapoder frente a la impunidad de los crímenes del Terrorismo de Estado, el gobierno de la Alianza Cambiemos comprometía la vida de generaciones futuras tomando miles de millones de deuda.

Carta de Milagro Sala por #NiUnaMenos

Ya pasó más de un año desde que se inició la campaña Ni Una Menos. Hoy volvemos a reclamar, porque no vemos que haya políticas públicas para evitar los femicidios. Además tenemos que lamentar el cierre de programas nacionales de asistencia a las víctimas de violencia de género y que no haya planes ni acciones en ese sentido a nivel provincial.

La Argentina tiene hoy un presidente que no solo está vinculado con personajes como Raúl Martins, dueño de prostíbulos y acusado de trata de personas, sino también casado con una mujer denunciada por trabajar con talleres clandestinos que explotaban a niños y mujeres para abaratar los costos de sus prendas y continuar enriqueciéndose a costa del sufrimiento de los más vulnerables.

Muchas voces, un grito

Como textos escritos con sangre, desde que se lanzó la convocatoria a manifestarse para forjar una voz colectiva que les diga ¡basta! a los femicidios, nuevos nombres se sumaron a la lista de víctimas. Puesta la atención sobre los cuerpos que se restan, los proyectos que no van a concretarse, las rebeldías que no se abrirán ya a nuevas historias de vida, las noticias de diarios locales, de ciudades pequeñas como La Esquina, en Corrientes, por ejemplo; en Campana, provincia de Buenos Aires, o el último y más espectacular, en Monte Hermoso, también en Buenos Aires, se amplifican, se replican, son la constatación de la necesidad del grito colectivo que busca su voz, su tono más estridente, la voz de la rabia y el hartazgo.