Buenas políticas, malos instrumentos

La “calle”, como espacio de expresión de las luchas sociales, puede ser también una radiografía de cada época. “En los ’70 peléabamos contra la explotación patronal, hoy peleamos por ser explotados, por la inclusión”, refería un dirigente piquetero de fines de los ’90 e inicios del 2000, con ironía pero con verdad. Ayer la pelea fue por la incidencia del Impuesto a las Ganancias sobre salarios de 20 o 30 mil pesos. Es una etapa diferente, que también requiere la adaptación de los instrumentos de política.

El Impuesto a las Ganancias “de la cuarta categoría” es uno de esos instrumentos que quedaron desencuadrados, fuera de época y, a veces, con resultados perversos en su aplicación. Emparchado varias veces durante los ’90 con fines recaudatorios (la tablita de Machinea es sólo un ejemplo, Cavallo las hizo peores), los retoques con fines más loables de épocas recientes terminaron por deformarlo más, hasta hacerlo incomprensible. El desconocimiento sobre cómo opera no es un problema menor para la búsqueda de un encuentro entre quienes lo critican y los otros que defienden su “carácter progresivo”.

Ganancias: hace falta un debate serio

Como cada marzo en Argentina volvió a arrancar el “debate” sobre el impuesto a las ganancias a las personas físicas, punto principal del planteo del Paro Nacional del miércoles, en cuyo contexto Luis Barrionuevo se refirió tristemente a Axel Kicillof como “el rusito”. El “debate” vuelve a centrarse entre: la justicia distributiva del impuesto que plantea el Gobierno sin tratar de corregir los problemas de diseño del esquema actual y el planteo de los sindicatos que directamente pretende eliminar el impuesto, por considerarlo injusto, aduciendo que el “salario no es ganancia”.

Contra la corriente

Mientras en la Argentina la dirigencia sindical y buena parte de la oposición reclaman que el gobierno suavice la carga del impuesto a las Ganancias sobre los trabajadores con sueldos más altos, en el mundo se multiplican las voces a favor de un fuerte aumento en el impuesto a los ingresos más elevados, como una de las maneras para combatir la creciente desigualdad.

Impuesto a las ganancias cuarta categoría

La última actualización del mínimo no imponible (MNI), que se realizó en 2013, llevó su valor a $15.000 brutos ($12.450 netos), uno de los valores más elevados de la posconvertibilidad. Considerándolo en términos reales a pesos de 2013, el MNI del soltero sin hijos a cargo arribó a su nivel más alto desde la crisis de la convertibilidad, en tanto que el del casado con 2 hijos permitió recuperar el valor previo a 2012 (año en el que no se había actualizado el tributo) y se posicionó por encima del valor promedio del período 2001-2006 y muy cercano a los del trienio 2009-2011. Solo fue superado en 2007-2008 cuando por las actualizaciones implementadas por el impuesto en ese bienio.

Reunión con empresarios, sindicalistas y banqueros: palabras de la presidenta de la Nación

Quiero dirigirme un poquito a las señoras y señores de la prensa escrita, oral y radial, para plantear un poquito cómo va a ser el desarrollo de esta reunión: la primera parte, que es uno de los temas que habíamos planteado en la reunión de Río Gallegos y que hemos resuelto bajo la forma de una propuesta en materia de impuesto a los altos ingresos o Impuesto a las Ganancias con financiamiento por parte del Estado y también con un proyecto de Ley impositivo que enviaremos a la Cámara de Diputados, pero también con la firma de un decreto para hacer efectiva la suba del techo, digamos, del mínimo no imponible.