Los EEUU se quedan cortos de talla / Paul Krugman

Viajando recientemente por Europa, he podido confirmar por experiencia personal lo que nos dicen las estimaciones estadísticas, y es a saber: que la estatura percibida de los estadounidenses no es lo que era. Los europeos acostumbraban a mirarnos desde abajo; ahora, muchos de ellos, nos miran desde arriba. No; no estoy hablando metafóricamente de nuestra pérdida de autoridad moral a costa de Guantánamo y Abu Ghraib. Estoy hablando, literalmente, de metros y centímetros. Autor: [b][color=336600]Paul Krugman*[/b][/color] [size=xx-small][b]Artículos relacionados:[/b] .Suburbios: la pobreza oculta de Estados Unidos .En pobreza extrema, cerca de 16 millones de estadounidenses [/size]

Para el observador espontáneo, los europeos, que hasta a mí, que mido 1 metro 70 centímetros, me resultaban bajitos cuando por vez primera viajé allí en 1970, ahora nos suelen parecer altos en comparación con la media norteamericana. Y esa observación espontánea se corresponde bien con lo que han descubierto investigadores cuidadosos.

Los datos muestran que los norteamericanos, quienes, de acuerdo con un artículo publicado recientemente por el historiador económico Benjamin Luaderdale en Social Sciende Quarterly, eran "los más altos del mundo entre los tiempos coloniales y mediados del siglo XX", ahoran "se han vuelto más bajos y más gordos) que los europeos occidentales y septentrionales". De hecho, la población estadounidense se halla en general en el extremo inferior de la distribución de estaturas en los países industriales avanzados".

No es asunto trivial, éste. Como dice el artículo: "la talla es indicativa del desempeño del organismo humano en su medio ambiente socioeconómico". Hay toda una disciplina, la "historia antropométrica", que se sirve de la talla para estimar cambios en las condiciones sociales.

Por ejemplo, nada demuestra mejor las severas distinciones de clase de la Gran Bretaña de Dickens que el hiato de 23 centímetros que separaba a los estudiantes quinceañeros en Sandhurst, la academia militar de elite, de los chicos de clase obrera reclutados en la Escuela de Marina. Las tristes condiciones de vida y de trabajo de los norteamericanos urbanos durante la Era de la Codicia quedaron reflejadas en el descenso, rayano en los 3 centímetros, de la talla de los norteamericanos nacidos en 1890 en comparación con los nacidos en 1830. Los estadounidenses nacidos después de 1920 constituyeron la primera generación industrial que recuperó la talla preindustrial.

Así que, ¿qué nos dice el actual descenso de talla?

Por lo común, hay una estrecha correlación entre el ingreso per capita y la talla promedio de un país. Conforme a ese criterio, los estadounidenses deberían ser más altos que los europeos: el PIB de EEUU es más elevado que el de cualquier otra economía grande. Pero, desde mediados del siglo XX, algo ha causado que los norteamericanos crezcan más ricos, sin aumentar significativamente de talla.

No se trata de un cambio en la mezcla étnica de la población a causa de la inmigración: el estancamiento de la talla norteamericana es evidente aun restringiendo la comparación a los blancos nativos no hispánicos.

Y aunque el artículo Komlos-Lauderdale sugiere que uno de los culpables podría ser un ingreso creciente acompañado de desigualdad social, como los mismos autores no se privan de señalar, incluso entre los norteamericanos de viso desciende la talla media: "los norteamericanos ricos son más bajos que los ricos europeo-occidentales, y los norteamericanos blancos pobres son más bajos que los europeos occidentales pobres".

Aparentemente, nos quedan dos posibles explicaciones de la diferencia de tallas.

Una es que EEUU se ha convertido realmente en una "Nación de Comida Rápida".

"Los niños norteamericanos", escriben Komlos y Lauderdale, "consumen más comida preparada fuera de casa, más comida rápida rica en grasas, de elevada densidad energética y baja en micronutrientes esenciales, que los niños europeos".

Nuestra dependencia de la comida rápida refleja, a su vez, la falta de tiempo dedicable a la vida familiar, porque trabajamos demasiado: el PIB per capita de EEUU es elevado gracias, en parte, a que los asalariados norteamericanos trabajan muchas más horas que sus colegas europeos.

Una explicación más amplia sería que los EEUU actuales son una sociedad que, por una variedad de motivos, no se ocupa demasiado bien de sus niños. Hace poco, la UNICEF publicó un informe en que se comparaban unas cuantos indicadores de bienestar infantil en 21 países ricos, entre ellos, la salud, la seguridad, las relaciones familiares y con chicos de la misma edad, y cosas como si los niños comen fruta y tienen actividad física. El informe colocaba a Holanda en cabeza; desde luego, los holandeses son ahora el pueblo más alto, con casi 8 centímetros más de promedio, que los blancos norteamericanos no hispánicos. EEUU figuraba en el puesto vigésimo, por detrás de Polonia, Portugal y Hungría, pero por encima de Gran Bretaña.

Cualquiera que sea la explicación completa del déficit norteamericano de talla, nuestra estatura relativamente baja, como nuestra baja esperanza de vida, sugieren que algo anda mal en nuestro modo de vida. Un europeo crítico podría decir que EEUU es un país de padres con prisa y de hijos descuidados, de cuidado sanitario caro, olvidadizo de quienes más lo necesitan; una sociedad que, con toda su riqueza, de una u otra forma, se las arregla para hacer de la vida algo desagradable, brutal y corto (de talla) [el autor se sirve de las palabras de Hobbes para describir el estado de naturaleza, de lucha de todos contra todos, y juega con el doble significado de short en inglés: "bajo" y "corto"; N.T.].

*Paul Krugman es uno de los economistas más reconocidos académicamente, y uno de los más célebres gracias a su intensa actividad publicitaría y divulgativa desde las páginas del New York Times

Fuente: [color=336600]The New York Times / Revista Sin Permiso – 17.06.2007[/color]

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