China y su era del ferrocarril

En 1825, Willam George Allen, consejero del primer ferrocarril interurbano de Gran Bretaña, entre Liverpool y Manchester, predijo que los trenes serían “sumamente ventajosos para nuestro comercio y que si no los adoptamos, lo harán nuestros rivales”. No se equivocaba, y en el siglo XIX la expansión de los ferrocarriles por Gran Bretaña y EE.UU. contribuyó a la transformación de ambas naciones en potencias industriales.

El pensamiento actual del gobierno chino es notablemente similar al de Allen. En los últimos 20 años, hizo grandes inversiones en ferrocarriles para convertirlos en sostén y facilitador del desarrollo económico. Pero en los últimos 6 años, el nivel de inversión alcanzó nuevos récords.

La política industrial

Los números recientes de la economía, que muestran una desaceleración o alguna pequeña caída en determinadas variables, parecen regocijar a los monopolios mediáticos y a ciertos economistas alarmistas. Esos intereses corporativos verían con beneplácito, seguramente, que “cambios de velocidad” en el crecimiento, típicos de cualquier economía, y atendibles en un escenario de crisis internacional, fueran la puerta de entrada a una fase de recesión de nuestra economía. Ese escenario no sólo es falso sino improbable. Para refutar esos malos augurios hay que analizar los indicadores económicos bajo dos premisas: 1) ¿la economía argentina está en crisis?, y 2) ¿cuál es la perspectiva futura de nuestra economía, en función del contexto económico mundial?, y ¿qué medidas de política interna se están tomando para consolidar el crecimiento?