General Gareev: “Rusia será el árbitro geopolítico en los conflictos del futuro”, la nueva doctrina militar rusa

Viktor Litovkin*
El general ruso Majmut Gareev dio a conocer las principales características de la nueva doctrina militar de la Federación Rusa en la conferencia que él mismo presidió en la Academia de Ciencias Militares de Moscú, el pasado 20 de enero de 2007. En esta entrevista inédita en castellano, Garaev señala que su país deberá hacer frente a la inestabilidad de algunos países, pero sobre todo a las guerras que los Estados Unidos provocarán en el mundo en su rapaz búsqueda de recursos naturales (sean hidrocarburos, agua, etc.). Rusia se abstendrá de una confrontación directa y concebirá su defensa para desempeñar un rol de árbitro mundial.

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El 20 de enero de este año, la conferencia de la Academia de Ciencias Militares tuvo lugar en Moscú, en el ministerio de Defensa. El general Majmut Gareev, presidente de la Academia, presentó su informe en la cual detallaba las principales características de la nueva doctrina militar de Rusia. Los diferentes observadores, analistas, investigadores y dirigentes de las fuerzas armadas examinaron este importante documento el cual fue difundido dentro de la comunidad militar para su respectivo estudio.

Viktor Litovkin: ¿Cuáles han sido las razones que han llevado al estado mayor ruso a meditar sobre la necesidad de una nueva doctrina? ¿Cuáles son la innovaciones propuestas? ¿Y porqué una participación de la Academia de Ciencias Militares?

General Majmut Gareev: Desde que se adoptó en el año 2000 la precedente doctrina militar, la situación geopolítica y militaro-política ha considerablemente evolucionado, así como el tipo de amenaza a la seguridad del estado. Hoy en día se ha definido claramente la [nueva] misión que debe cumplir las fuerzas armas y las diversas tropas. El sistema de administración pública ha evolucionado también, así como el nivel de desarrollo económico del país, su potencial demográfico.
Además, ciertas disposiciones de la doctrina actualmente en vigor se han mostrado no viables.

Ellas no concuerdan con la realidad de los acontecimientos de estos últimos años y, entonces, no sirven pues a reforzar la seguridad nacional. Todo esto exigía una reflexión de expertos y un cuadro jurídico de las nuevas ideologías de defensa.

La doctrina militar es el sistema de conceptos oficialmente adoptada por un estado y las disposiciones destinadas a neutralizar las amenazas y a asegurar la seguridad, a prevenir guerras y conflictos armados, la doctrina es también un sistema de [diferentes] visiones desarrolladas acerca de una edificación [construcción] militar, la preparación del país, de las fuerzas armadas y otras tropas de defensa de la Patria. Se trata pues de una visión sobre los medios y recursos [necesarios] para preparar y conducir una lucha armada (u otras formas de lucha) para defender el país.

Fue en el mes de junio de 2005, durante una reunión del Consejo de Seguridad, que el presidente Putin pidió al comando conjunto de la fuerzas armadas de poner en marcha una nueva doctrina. Tal trabajo no puede realizarse correctamente si no se tiene antes una nueva concepción de la seguridad nacional. Sin embargo, sin esperar a que esta se concretice, los militares y los investigadores reunidos bajo el auspicio de la Academia de Ciencias Militares pudieron exponer sus [principales] ideas sobre como debiera ser esta, los temas que debe tocar e incluir.

El general ruso Majmut Gareev.
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En los años 1920, fue el país entero y el ejército que debatieron de la doctrina de la joven república de los Soviets [URSS] y del programa de reforma militar propuestas por Mijaíl Frounze. Esa doctrina era algo comprensible, no solamente para los dirigentes de las repúblicas y de las fuerzas armadas, sino también para los simples soldados y ciudadanos. ¿Porqué no rehacer hoy en día este mismo procedimiento?

Considero que la doctrina militar es, en el fondo, una declaración acerca de la política del estado en el campo de la defensa, y que ella debe ser dada a conocer a toda la nación y el mundo entero. Nosotros no nos escondemos de nadie, no desarrollamos tampoco intrigas contra nadie y no tenemos nada a callar [ocultar].

Viktor Litovkin: ¿Cuáles son las cuestiones claves en esta nueva doctrina militar o, si pregunto de otra manera: cuáles son los asuntos prioritarios [o la columna vertebral] de esta nueva estrategia?

General Majmut Gareev: Nosotros debemos encontrar una respuesta precisa a la siguiente pregunta: ¿cuál es el tipo [y carácter] de amenaza(s) que rondan alrededor de Rusia hoy en día y cuales son las disposiciones a tomar para asegurar su defensa?

Posteriormente, habrá que definir el tipo de organización militar que necesita el estado para neutralizar estas amenazas potenciales y rechazarlas, si necesidad hay. Será necesario, entre otro, indicar los medios posibles de recurso a las fuerzas armadas y otras tropas. Así que el tipo de guerra y de conflicto armado que [el enemigo] podría imponernos en esta época, período comprendido hasta 2015.

De todo esto resulta la orientación de la preparación y la formación militar. Y, sobre todo, nosotros debemos saber cómo preparar al país para la defensa de una manera general, y, ante todo, en función de una planificación económica, militaro-industrial y político-moral.

Haciendo esto, habrá que hacer cuidado en no politizar al extremo y de no ideologizar los temas examinados, hay que concentrar la atención en el trabajo práctico en vista de reforzar las capacidades de defensa de Rusia.

Los factores ecológicos y energéticos constituirán, en los próximos diez o quince años, las principales causas de conflictos políticos y militares.

Ciertos estados se esforzarán por tomar controlar y acapara los recursos naturales [y riquezas] energéticas, como esto ha ocurrido en Irak, y la gente no tendrá más opción entre morir o resistir.

Si contabilizamos estos factores, la comunidad mundial estará confrontada, tarde o temprano, a la necesidad de limitar, en una cierta medida, de reglamentar y de trasformar cualitativamente el volumen y el carácter de la producción.

Y si la ONU, los gobiernos de los principales países, de los principales grupos transnacionales y otros organismos internacionales no encuentran los medios y los métodos para coordinar y regular la producción y la consumación, la sobrevivencia de numerosos pueblos podría ser cuestionada con fuerza.
La lucha por los recursos naturales llegará a su paroxismo, generando una confrontación política y económica. No se puede excluir, en este campo, la posibilidad de una confrontación militar.

La inmensa diferencia [foso] existente [y que divide] entre aquellos que llevan una «existencia de lujo» y los demás pueblos, crea un terreno propicio al terrorismo y a una guerra de «todos contra todos».

Esta de una de las amenazas posibles a nuestra seguridad. Mismo si no es completamente justo de reducir las causas del terrorismo solamente a la pobreza. Porque la República Popular de Corea [del Norte] y Cuba son países pobres, pero el terrorismo inexistente. Y los atentados de (septiembre) 2001 en los Estados Unidos han sido cometidos por gente que no se les podría incluir, y de lejos, entre los más pobres. De una manera general, no hay que simplificar los problemas cuales fueran estos.

De todas maneras, el carácter de la(s) amenaza(s) dependerá de mucho de la estructura política del mundo. Está muy claro y cada día más evidente, que la responsabilidad [carga] del “leadership” que los Estados Unidos han asumido resulta cada día más penoso de soportar, incluso para una superpotencia tan poderosa. Y los llamados a compartir y repartirse esta carga con las otras grandes potencias emanan ya no solamente del Partido Demócrata de ese país.

La realidad aparece brutalmente, el pragmatismo va obligar incluso a los congresistas recalcitrantes y tercos a reflexionar una vez más de lo que más le conviene: tener a Rusia como asociado o tenerla como adversario que será necesario neutralizar.

Y otra realidad aparece de manera evidente: es imposible, en el mundo de hoy en día, tratar una sola cuestión importante sin contar con Rusia. Y nosotros no tenemos necesidad de una confrontación, ni con los Estados Unidos, ni con Occidente ni tampoco con Oriente.

Se puede decir claramente que no existe prácticamente otra opción que un mundo multipolar, cristalizando los principales centros de influencia (Estados Unidos, Unión Europea, Rusia, China, India). Pero, siendo tal la correlación de fuerzas que se impone realmente en el mundo, lo más racional para Rusia es, apoyándose en la ONU, de cooperar con la OTAN, con la OSCE, con la Unión Europea, la China, India y otros países interesados de intervenir con motivación en la arena internacional para apoyar el fin de una política de confrontación, para buscar hacer adoptar en lo posible, normas de derecho internacional, prohibiendo los actos de sabotaje contra otros países. En el caso de mantener un mundo multipolar, la lucha para sanear radicalmente las relaciones internacionales podría contar con el apoyo de numerosos países y medios sociales que estarían interesados en ello.

El análisis de las tendencias de desarrollo de la situación internacional muestra que la política que sigue los EEUU conducirá inevitablemente a una confrontación con una parte importante del mundo [tarde o temparano]. Y las condiciones se están concretizando y reuniendo objetivamente para una intervención de Rusia en calidad de árbitro geopolítico.

Es indispensable tener una cierta prudencia en la definición de los intereses nacionales a fin de no defender únicamente los intereses realmente vitales. Los intereses nacionales no pueden ser minimizados si no se quiere limitar las capacidades de desarrollo económico y la realización de factores geopolíticos. De todas maneras, como lo ha demostrado la experiencia de posguerra, un maximalismo excesivo así que el carácter irrealista de los intereses nacionales y de los objetivos proclamados, la voluntad de realizarlos implacablemente, cueste lo que cueste, engendran una política exterior y una doctrina militar de confrontación, conducen además a la ruina económica y un fracaso total de los objetivos nacionales buscados erróneamente.
No podemos permitir esto.

Viktor Litovkin: ¿Cuáles son las amenazas para la seguridad de Rusia y partiendo de ahí, los objetivos de las fuerzas armadas?

General Majmut Gareev: Es una de las preguntas más complejas, aquella por la cual un abanico de opiniones se despliega. Dos posturas han aparecido.
La primera, adoptada por la doctrina actualmente en vigor, se concentra exclusivamente sobre las amenazas militares y sobre las posibilidades de neutralizarlas por medios militares.

La segunda se basa sobre las transformaciones militaro-políticas en el mundo y toma en serio una amplia gama de amenazas sean tanto militares como no militares. Político-diplomáticas, económicas, de información [medios de comunicación-manipulación infromativa], por ejemplo. «La experiencia» de la desintegración de la Unión Soviética [URSS], de la Yugoslavia, las «revoluciones coloreadas» en Georgia, en Ucrania, en Kirguistán y en otras regiones del mundo están ahí para recordarnos y convencernos que las principales amenazas se realizan y se ejecutan no por medios militares sino más bien mediante operativos [secretos] de inteligencia, la acción secreta [injerencia que recibe la terminología de «golpes suaves»].

Podemos entonces sacar la conclusión siguiente: es imposible de separar las amenazas militares de las no militares, es conveniente examinarlas en su conjunto orgánico. Las contradicciones socio-políticas, económicas, territoriales, religiosas, étnico-nacionales y otras entre las diferentes regiones y estados, constituyen las principales fuentes y causas de complicación posible de la situación militaro-política de nuestro país.

Para nosotros, las diversas amenazas se resumen en las siguientes y principales categorías:

Primeramente, la política y los esfuerzos de ciertas fuerzas internacionales [grandes potencias] que atentan contra la soberanía de Rusia, sus intentos por dañar nuestros intereses económicos . Las diferentes formas de presión política mediante la manipulación de los grandes medios informativos, las acciones de sabotaje, como fue el caso en Ucrania, en Georgia, en Kirguistán y en otros países.

Las reivindicaciones territoriales en casi todas nuestras fronteras.
La amenaza por la seguridad energética es para nosotros de un carácter particularmente agudo. Los principales dirigentes de la OTAN están ahora dispuestos a considerar (e incluso por un simple aumento del precio del petróleo) como una forma de agresión.

De donde la importancia y la misión [que consagramos] para la defensa: prevenir, localizar y neutralizar este tipo de amenaza por los medios político-diplomáticos, económicos, de información y otros medios no militares.

Segundo, el uso del arma nuclear contra Rusia y la proliferación de armas de destrucción masiva constituye una amenaza para nosotros.

Prácticamente las armas nucleares de todos los principales países que las poseen las tienen apuntadas hacia Rusia. Que nosotros queramos admitirlo o non, está es la verdad. De esta manera, la misión de defensa mediante la disuasión nuclear estratégica ante una posible agresión, toma más importancia hoy en día que en el pasado.

Tercero, las amenazas militares que recaen sobre Rusia se mantienen, existe un riesgo de conflicto armado y en ciertas circunstancias, el estallido de una guerra mayor. Las grandes potencias quieren por supuesto efectuar y lograr un avance cualitativo para conseguir la supremacía militaro-tecnológica, conseguir poderosos dispositivos de fuerza, para desestabilizar considerablemente el equilibrio militar, algunos de estos desplegados ya a las puertas [fronteras] de Rusia.

No podemos seguir ignorando el hecho que la OTAN extiende su esfera de actividad [influencia] y que se propone actuar a escala global.

En cuanto a las amenazas internas, las más peligrosas son el terrorismo y el separatismo, que son generalmente atizadas desde le exterior y cuyo objetivo es romper la unidad y la soberanía territorial de Rusia.

Partiendo de esto, la doctrina militar debe saber de hecho, que las fuerzas armadas y otros grupos de tropas, deben, en primer lugar, estar preparadas para cumplir misiones de combate en los conflictos armados locales, operaciones antiterroristas, estar preparadas a la movilización para efectuar tareas de guerra regionales de gran envergadura.

Por otro lado, en la medida en que los grandes países del mundo (incluyendo Rusia, China, EEUU y la OTAN) están en la mira de amenazas comunes y que sólo es posible de neutralizarlas por esfuerzos conjuntos y coordenados, la doctrina militar rusa deberá igualmente llevar un dispositivo para conjugar y concertar las doctrinas de los diferentes países, en el campo de la lucha antiterrorista.

Las amenazas de carácter internacional exigen la creación de mecanismos transnacionales para bloquearlas. También es posible de repartirse las zonas de responsabilidad entre la OTAN y la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva.

Viktor Litovkin: ¿Qué pasa con la doctrina actualmente en vigor, según la cual, Rusia podría ser la primera a recurrir al arma nuclear?

General Majmut Gareev: Las guerras del futuro harán uso principalmente de armas convencionales, sobre todo de armas de alta precisión, pero la amenaza de recurrir al arma nuclear será permanente.

Para Rusia, según la correlación de fuerzas que le es desfavorable en todos los ejes estratégicos, el arma nuclear constituye el arma capital, el medio más seguro de disuasión estratégico de una agresión exterior y el medio más seguro de garantizar su propia seguridad.

Por consiguiente, dada esta nueva forma de amenaza, no hay que apoyarse tampoco y únicamente sobre el arma nuclear. La idea según la cual «mientras que el arma nuclear exista, la seguridad de Rusia está garantizada» no corresponde plenamente a las nuevas realidades.
La Unión Soviética poseía el arma nuclear, pero, si el arma nuclear ha sobrevivido, el estado federal [de la URSS] ha desaparecido.
Esta arma además no puede emplearse en toda circunstancia, es imposible de utilizar esta arma, por ejemplo, en Chechenia, para neutralizar las amenazas económicas, de propaganda informativa y todo tipo de sabotaje.

Es necesario también tomar en cuenta el hecho que a consecuencia de la reducción de nuestras capacidades espaciales [satélites u otros sistemas en órbita terrestre], nuestro sistema de [alerta temprano contra los ataques de mísiles enemigos], así que nuestra capacidad estratégica de contraataque nuclear, en relación con la creación de una defensa de ABM [Anti-Ballistic Missile, por sus siglas en inglés], se ha convertido cada vez más complicado y problemático. Lanzar una interceptación de respuesta e incluso una réplica de ataque lo suficientemente eficaz contra un adversario potencial, requiere cada día más esfuerzos. Por tal razón debemos mantener y agrandar el potencial nuclear.

Al mismo tiempo, la doctrina militar debe obligatoriamente prestar atención al desarrollo de las fuerzas armadas en general, sean aéreas, navales o terrestres. Dada la inmensidad del territorio ruso y la emergencia posible en el futuro de adversarios potenciales al este y al sur, nuestra composición militar terrestre no puede olvidarse de los dispositivos de las fuerzas militares en su conjunto y tenerlas lo suficientemente fuertes.

La nueva doctrina militar da importancia a la transformación de las fuerzas armadas, a la creación de un sistema unificado de defensa aeroespacial, a la realización de acciones militares con y sin contacto, al lanzamiento de contraataques activos de advertencia, en cuanto a las otras cuestiones importantes de la edificación militar, sobre todo la creación de grandes y pequeñas unidades mixtas compuestas de profesionales y circunscriptos, cosa que no podemos explayar en esta corta entrevista.

Concluyendo, la nueva doctrina militar desempeñará un carácter defensivo activo. Esta será adoptada y confirmada por el presidente del país, como lo estipula la Constitución. Pero para que ésta cuaje y tome vida, ésta no deberá solamente expresar las posiciones oficiales adoptadas, sino también conseguir el apoyo de los administradores y funcionarios del ejército, de la sociedad civil en su conjunto, ella no deberá dividir sino al contrario unir las diferentes fuerzas del pueblo que no son indiferentes al futuro del país.

[i]*Viktor Litovkin. Periodista y comentarista ruso, experto en asuntos militares[/i]

Fuente: Voltaire – 15.07.2007

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