Eterno resplandor: Héctor Germán Oesterheld

A fin de mes se cumplen 30 años de la desaparición del historietista Héctor Germán Oesterheld y, en septiembre, medio siglo de la edición original de la gran historieta argentina El Eternauta. Testimonios de su mujer y sus colegas Solano López, brillante dibujante de El Eternatuta, Breccia y Trillo. Autor: [b][color=336600]Cristian Vazquez[/b][/color] [size=xx-small][b]Critica de libro:[/b] .El Eternauta [/size]

A Elsa le costó reconocerlo. Estaba en un rincón oscuro de la confitería La Fragata, en la esquina de Corrientes y San Martín. Se había dejado la barba y el pelo más largo, se vestía diferente. Se ocultaba. Eran las 3 de la tarde de un caluroso sábado de 1977. ¿De qué hablaron? El dijo que era probable que no pudieran volver a verse por un largo tiempo. "Vos elegís, es tu decisión", le respondió ella. Pero le hizo un ruego desesperado: "Salvá a las chicas". Después se despidieron. Fue la última vez que lo vio.

Elsa se sorprendió de encontrar así a su marido, a quien había conocido desde siempre como un hombre casero, pacífico, librepensador. Como se sorprendería, mucho más tarde, al enterarse —a través de los compañeros de militancia de él— de que fumaba en pipa. O como se había sorprendido desde los primeros tiempos por su versatilidad para escribir y su enorme capacidad para inventar argumentos, para redactar los guiones de una veintena de historias simultáneas. Quizás Héctor Germán Oesterheld era eso: un hombre hecho para sorprender.

La historia de HGO comienza el 23 de julio de 1919, en una casa en la esquina de Belgrano y Pichincha. El mismo lo cuenta en una autobiografía que escribió en forma de guión en 1958, en el momento de su esplendor, cuando él y su hermano -dueños de su propia editorial- publicaban tres revistas de historietas y trabajaban como guionistas junto a los mejores dibujantes: Hugo Pratt, Alberto Breccia, Francisco Solano López.

Durante su vida se había dedicado a leer todo lo que le pasara por enfrente, a estudiar Geología en la universidad, escribir desde cuentos infantiles hasta textos de divulgación científica, a trabajar como corrector en el diario La Prensa. A comienzos de la década del '50 conoció a Elsa Sánchez, que en ese momento tenía 17 años. Fue cuando empezaba a componer sus primeros guiones de historietas: Bull Rocket, Sargento Kirk, El Indio Suárez. La segunda mitad de la década del '50 y los primeros años de la del '60 fueron la época de oro de la historieta argentina. Y el caldo de cultivo para la producción de la que se transformaría en la obra cumbre del género.

Ellos

Durante la década del '60, Oesterheld asumió un compromiso político cada vez más claro y firme. La versión de la vida del Che Guevara, en 1968, y una reescritura de "El Eternauta" con claras alusiones políticas contra los imperialismos, en 1969, fueron sólo botones de muestra de las opciones ideológicas por las que se había inclinado. En los años '70, las cuatro hijas del narrador se habían volcado a la militancia política en la organización Montoneros, y él las había seguido. Redactó guiones para publicaciones como "Noticias" y "El Descamisado", y fue miembro del comité de prensa de la agrupación. Para cuando se produjo el último encuentro con Elsa, en el bar "La Fragata", hacía tiempo que había abandonado su casa. "Al final, cuando ya andaba clandestino, yo creo que él era un personaje de esos a los que él estaba acostumbrado", cuenta su nieto. "Metía una moneda en los teléfonos públicos y ¡dictaba el guión entero! Era una cosa fascinante", añade.

El 27 de abril de 1977, Oesterheld fue secuestrado por un grupo de tareas de las Fuerzas Armadas. Según la declaración de numerosos testigos, pasó por los centros clandestinos de detención de Campo de Mayo, "el Vesubio" y el "Sheraton". En este último, estuvo junto con otros intelectuales y artistas, como Roberto Carri y el cineasta Pablo Szir. Allí le pidieron que se hiciera cargo de una historieta sobre el ejército sanmartiniano. "Lo que hizo fue garabatear para ganar tiempo", cree Martín. Y se pregunta cómo puede ser que a nadie se le haya ocurrido hacer una película que recree la vida de su abuelo. También habla de los distintos proyectos de llevar al cine "El Eternauta", ya que ahora hay un proyecto de una productora italiana para realizar un filme. Cree que una adaptación cinematográfica no puede ser igual a la historieta, no puede ser una mera transcripción del cómic en la pantalla. "Por ejemplo, creo que no puede no incluirse en la película el final que tuvo mi abuelo, la desaparición", dijo Martín.

Para que nadie continuara la historia del Quijote con aventuras apócrifas, Cervantes decidió matar a su héroe. Oesterheld no lo hizo. Quizá por aquello del prólogo a "El Eternauta": "El único héroe válido es el héroe 'en grupo', nunca el héroe individual, el héroe solo". Juan Salvo sigue vivo y, de alguna manera, él también. Porque a historias como la suya no se les puede imponer desde afuera un punto final, como las bestias pretendieron. Historias como la suya siempre se guardan para el final un continuará...

[color=0000ff]Declaraciones que interesan[/color]

Francisco Solano López, autor de los dibujos de la obra máxima de HGO: "El Eternauta es parte de mi ser y de mi historia personal, por lo que me siento inhibido ante ese tipo de preguntas. Pero creo que hemos cumplido con una de las premisas en las que el propio Oesterheld creía y ponía en práctica: educar entreteniendo. Además ese entretenimiento se ejerció con recursos de buena ley, de esos que dejan huella en el alma de los jóvenes y después los acompañan toda la vida. Y como si esto fuera poco, él dio también el ejemplo de exponer libremente sus ideas, en una época en que eso se pagaba con la vida."

Carlos Trillo, guionista e historiador de la historieta argentina: "'El Eternauta', como 'Don Quijote', como el 'Martín Fierro', como tantas obras míticas, tiene un ingrediente que solo poseen unas pocas películas, escasas canciones, algunas novelas: cuando un lector lo agarra, en la época que sea, encuentra alusiones al mundo en el que habita, a lo que está pasando. Una obra mítica no es ni más ni menos que una obra que nunca termina de decir lo que tiene que decir. Y El Eternauta, que tuvo esa lectura inocente de 1957, de la ciencia ficción que por fin pasaba en Buenos Aires y no en Nueva York o en Tokio, tuvo también una versión de los '70, en la que la nevada fatal se leía como aniquilación de personas silenciosamente, y no había que ser un buscador demasiado exhaustivo de metáforas para asociar a los Ellos con los militares que habían tomado el poder".

Enrique Breccia, dibujante que a fines de los '60 trabajó con HGO y su padre, Alberto Breccia, en la tira El Che y en la segunda versión de El Eternauta: "Héctor fue para la historieta lo que Gardel para el tango canción: marcó un antes y un después en la forma de escribir guiones. Para mí fue el inventor del guión de historieta moderno. Es un referente ineludible, y como todo grande, inimitable. En 'El Eternauta', la irrupción de lo desconocido en un ámbito familiar es lo que la hace tan estremecedoramente realista. Hay que aclarar que sin el dibujo de Solano López, esta historieta no hubiera alcanzado la fama que tuvo. El guión de Héctor es brillante, pero el 'clima' que Solano les dio a sus dibujos es un complemento imprescindible. La versión posterior que hicimos con mi viejo, está muy lejos de la primera".

Fuente: Clarín – 20.04.2007

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