La fragilidad de la abundancia de dólares

Los últimos años del Gobierno kirchnerista se caracterizaron por una batería de medidas para “cuidar los dólares”. Sucesivas agudizaciones del cepo cambiario, controles de capital, restricciones a las importaciones, gradual devaluación del tipo de cambio oficial, desdoblamiento con el “dólar blue” y créditos externos tomados por el BCRA fueron los mecanismos usados para intentar evitar la salida de reservas internacionales. Esto no es nuevo en Argentina: la restricción externa (la escasez de divisas) ha sido la maldición que ha fundado las bases de la mayoría de las crisis de los últimos setenta años. Pero el Gobierno macrista parece haber dejado atrás esas preocupaciones. ¿Por qué la restricción externa desapareció de la agenda del Gobierno?

Patrones de desarrollo y distribución del ingreso en la Argentina

 

El estructuralismo económico identifica la existencia de vínculos persistentes entre determinadas variables económicas que permiten explicar las características específicas de un cierto esquema o patrón de desarrollo de un país. Mediante la interacción de variables que son fuente de divisas con otras que impulsan la demanda doméstica se puede estilizar distintas etapas económicas como así también sus respectivas dinámicas particulares de acumulación.

La globalización como delito

La comisión bicameral del Congreso que investiga la fuga de divisas, a partir de las revelaciones del caso HSBC, busca encontrar las claves sistémicas del mecanismo de evasión, para poder legislar en favor de una regulación más eficiente. En paralelo a ese trabajo parlamentario a nivel local, saltó a escala mundial el escándalo de los sobornos en la Federación Internacional de Fútbol (FIFA). Hay un vínculo estrecho entre ambos hechos, aunque a simple vista no aparezca, porque en la prensa argentina tuvo gran trascendencia el listado de nombres de dirigentes acusados, investigados y hasta de los sospechados.

El mito de la restricción externa

La actual situación de la balanza de pagos ha vuelto a poner en el tapete la cuestión de la “restricción externa” (RE). Esto es, la idea de que las crisis e interrupciones del proceso de acumulación de capital en la Argentina son provocadas por la escasez de divisas. Se suele atribuir esta restricción a la debilidad de las exportaciones industriales y a la falta de integración nacional de su producción.

Este planteo se apoya en hechos incontrovertibles y, sin embargo, ofrece una explicación inadecuada de las crisis argentinas y sus causas. Las razones son las siguientes.

La EPD

Las tensiones en el frente cambiario y financiero son expresiones de un debate medular que recorre la historia económica local referido a las características del desarrollo. Es una cuestión ocultada por análisis de coyuntura confundidos entre deseos de fracaso político, ideología conservadora y realidad económica. El Gobierno ha tenido un mensaje elocuente sobre el objetivo de industrialización con más empleo e inclusión social, que puede exhibir en robustas variaciones positivas a lo largo de su ciclo político. Pero no ha tenido una estrategia articulada para enfrentar las consecuencias de ese crecimiento, teniendo en cuenta la existencia de una Estructura Productiva Desequilibrada (EPD). Esta se encuentra en la base del desarrollo nacional y se hace visible cuando irrumpe lo que se conoce como restricción externa. Esto es, la escasez de divisas para abastecer a esa industria demandante de crecientes insumos importados y el aumento del consumo doméstico por el alza de ingresos, que incrementa la compra de bienes suntuarios (autos de mediana y alta gama, electrónica de última generación y turismo al exterior).