El economista autista

“Nos gustaría escapar de los mundos imaginarios!” proclamó un grupo de estudiantes de economía franceses en 2000, demandando por amplios cambios en su currículum económico. “No queremos tener por más tiempo esta ciencia autista impuesta sobre nosotros.” El uso del término francés “autisme” se refiere a “extraña subjetividad, aceptación de fantasía más que de la realidad”, pero también a la continuidad de desordenes neurológicos. La disciplina se aferra a sus preconceptos, cuando análisis serios muestran que son insostenibles. Autores: [b][color=336600]Stanley Alcorn - Ben Solarz[/color][/b]

¡“Nos gustaría escapar de los mundos imaginarios!” proclamó un grupo de estudiantes de economía franceses en 2000, demandando por amplios cambios en su currículum económico. “No queremos tener por más tiempo esta ciencia autista impuesta sobre nosotros.”

El uso del término francés “autisme” se refiere a “extraña subjetividad, aceptación de fantasía más que de la realidad”, pero también a la continuidad de desordenes neurológicos. Steve Keen, profesor asociado de economía en la Universidad de West Sydney ve lo apropiado del término como el punto más fuerte de la crítica. “Esta sostiene que la economía neoclásica tiene las características de un niño autista”, dijo, criticando la manera en que la disciplina se aferra a sus preconceptos, cuando análisis serios muestran que son insostenibles.

Las críticas aparecen con un bagaje de peticiones, artículos, y libros – el trabajo de una coalición creciente que siguiendo a los estudiantes franceses se llaman a sí mismos “economistas post-autistas”. Es una crítica sobre la sustancia basada en los fundamentos del pensamiento neoclásico y en su lugar dentro de la disciplina.

En el desarrollo de modelos económicos hay muchas simplificaciones asumidas. Mientras, una variedad de trabajos nuevos sugieren que el paradigma neoclásico no sería una simplificación de la realidad, sino más bien una contradicción del mismo.

La incompletitud de los mercados no es extraña en el mundo real, sino un hecho básico. Contradiciendo la afirmación de completitud de los mercados se deja en una posición comprometedora a las propiedades de la eficiencia del Primer Teorema Fundamental.

Otra crítica separada, pero relacionada a la anterior sobre el paradigma neoclásico ataca la idea del individuo como un “maximizador racional”.

Más evolucionado y avanzado que el corriente consumidor homo sapiens, esta construcción ideal es capaz de analizar un infinito caudal de información en un período de tiempo infinitesimal.

Que la verdadera psicología de la toma de decisiones difiera en forma significativa a lo mencionado, no debería ser una sorpresa. La interacción económica de empresas y consumidores procede como una competencia informal, dominada por las imprecisiones del instinto. Los economistas han intentado integrar estos factores sin sacrificar el paradigma básico.

El esfuerzo por mantener todas las cosas constantes es contrario a la realidad; es el paradigma irreal que requiere las acrobacias metodológicas para conseguir tener la realidad coincidiendo con la teoría.

La economía debe comprometerse con “problemas económicos reales”, y hacer su análisis inteligible a un público general educado medianamente, si la democracia real funciona de forma inteligente.

Dejar las cosas constantes debería ser la metáfora para el centro de atención neoclásico en el equilibrio estático más que en el dinámico – un foco que los post autistas a menudo identifican con el problema central del método económico que predomina. “Mi mayor objeción a la teoría neoclásica es su obsesión con el equilibrio”, dice Keen, “como si los procesos económicos ocurrieran solo en equilibrio. Eso no tiene sentido: los procesos económicos, como los de todos los demás sistemas dinámicos y que evolucionan, ocurren en el tiempo y lejos del equilibrio.

Enfrentando no las propiedades del equilibrio sino su propia existencia, el enfoque post- autista apunta a una economía que diferiría radicalmente de la que hoy en día tiene lugar en los salones de clase de las universidades, así como también en la mayoría de las oficinas de economistas. Se refiere a una economía erigida desde la realidad, más que a una bajada desde la teoría. No es que no haya situaciones en que el análisis de equilibrio sea válido, pero eso es una herramienta limitada, más que un marco económico completo.

Si existe una crítica metodológica central por parte de los post-autistas, esta es la demanda por pluralismo. La aceptación de que hay muchas perspectivas conceptuales permitiría que cada modelo fuera aplicado donde es más apropiado, en vez de ser aplicado por la fuerza aún en los casos en que no lo es.

El premio Nobel Ronald Coase exponía hace cinco años en una conferencia en la Universidad de Missouri, “yo no solo creo que (la economía) va a cambiar. Creo que debería cambiar”, dijo Coase en su discurso. “Necesitamos trabajo empírico, pero necesitamos algo adicional: trabajo empírico que realmente cambie la manera en la que miramos el problema”. La defensa más común de los economistas contra estas críticas es que ellos son conscientes de ellas y que ya las han considerado. Con lo que, si los post-autistas están en lo cierto, las concesiones que se han hecho son superficiales, y la economía ortodoxa permanece fundamentalmente autista.

Fe ciega en las fuerzas del Mercado es un problema que abarca dos cuestiones: realismo –asumiendo que existen mercados completos y perfectos, los que en realidad no lo son – y de método – buscando una construcción matemática específica llamada “mercado” más que buscando un modelo adecuado a una realidad económica específica- pero también es algo más. Es una ideología, asociada en el imaginario popular a la economía de la “Escuela de Chicago” de George Stigler y Milton Friedman, y más precisamente, a las políticas neoliberales – el laissez faire del libre mercado.

Si los economistas son publicitados solo cuando sus investigaciones siguen una ideología política, esto se convierte en la cara pública de la economía; efectivamente, la ideología incentiva la no innovación. ¿Quién necesita nuevos modelos para entender la economía? Dejemos que la mano siga siendo invisible.

El movimiento post autista comenzó no por la insatisfacción de los profesores, sino por la de los alumnos en el Ecole Normale Superieure de Paris. No solo sus metas sino sus tácticas se han diseminado alrededor del mundo. Cambiar la manera en que la economía se enseña parecería ser entonces la acción central, para cambiar el modo en que la economía es practicada. La pregunta es qué, exactamente, tiene que ser cambiado.

La base de la economía como es enseñada, no es el objeto –la propia economía- ni tampoco la manera de aproximarse a él –la escuela neoclásica de pensamiento-, sino la ideología, como Stiglitz ha dicho. La repetición de conclusiones económicas simplificadas es la principal tarea de cursos económicos introductorios, intermedios, e incluso algunos cursos avanzados en economía.

La petición francesa y las subsiguientes peticiones en Cambridge y Harvard comparten muchas de las mismas recomendaciones específicas. Las tres llaman a la existencia de debates entre teorías competitivas.

“El entrenamiento técnico debería empezar con ecuaciones diferenciales, en vez de con ecuaciones simultáneas, y los modelos incluirían necesariamente el tiempo, más que ignorarlo vía construcciones de equilibrio.

La esperanza es que en los cambios efectuados en los programas pueda haber también un cambio correspondiente en los propios estudiantes, para reeducar al economista y curar su llamado “autismo”.

[i]*Resumen traducido del artículo original “The Autistic Economist”, de Stanley Alcorn and Ben Solarz (Yale University, USA) publicado en Yale Economic Review. [/i]

Fuente: [color=336600]Economía Sur - 13.03.2007[/color]

Traducción al castellano de Paola Visca

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