El avance de la derecha 1975-1983

El libro recientemente publicado del periodista Diego Ramírez "Horacio Giberti: Memorias de un imprescindible" ha tenido una significativa aceptación, no solamente entre los lectores familiarizados con la temática sural, sino con el publico en general.
El volumen –que repasa y contextualiza los principales acontecimientos desde los años previos a la crisis de 1930, hasta el mayo conflicto agropecuario desatado en el país en el 2008- fue editado por el Centro Cultural de la Cooperación y la Universidad Nacional de Quilmes, con los auspicios del Fondo Nacional de las Artes, la Fundación Estado Trabajo y Producción, y el Instituto Argentino para el Desarrollo Económico.
En el nº257 de Realidad Económica se reprodujo como anticipo algunos fragmentos del capítulo 10 “Un período intenso: 1973-1974”. En esta oportunidad publicaremos una parte del capítulo 11 “El avance de la derecha 1975-1983”.

Historias mínimas - Experiencias de Pequeñas Empresas

Autopartista

La empresa API SA se encuentra ubicada en Romang, Santa Fe, una ciudad que cuenta con apenas diez mil habitantes. Nació hace sesenta años, a partir de incorporar una técnica que sus primeros dueños llevaron desde Buenos Aires para fundición de hierro. “En ese momento sólo había un cubilote (horno) y trabajaban apenas ocho personas”, explica Julio Erro, responsable actual de la firma. Con esa estructura la empresa incursionó en 2005 en el sector de autopartes. “Gestionamos un crédito Fonapyme del Banco Nación para nuestra primera máquina hoyera automática y mixturador para autopiezas. Fuimos de los primeros”, relata. Hasta el momento se manejaban con financiamiento propio. La máquina costó en el exterior 230 mil dólares y le permitió a la empresa entrar el Grupo Fiat, a quien abastece de 30 piezas para la división de camiones Iveco y tres piezas para los modelos Palio y Siena, tanto los que se producen en el país como en Brasil. Actualmente cuentan con una planta de 90 empleados y gestionan un nuevo crédito para ampliar su capacidad productiva. Ya fueron tentados por el país vecino para instalar la planta allá. “No hay chances, el desarraigo de nuestro pueblo sería terrible”, se sincera Erro. Las firmas Volkswagen y General Motors se contactaron con la empresa para tenerla como proveedora de autopiezas. En estos momentos trabajan con el Grupo Fiat en el desarrollo de los modelos que fabricará la terminal en 2014

Boom...

Pocas veces en la historia económica argentina se conjugaron altos niveles de crecimiento económico con una mejora sustancial de la matriz productiva. En los últimos años, se exhibe un escenario novedoso: aumento record de la actividad, tanto en porcentaje como en permanencia, y recuperación del aparato productivo. En este marco, la protección de la pequeña y mediana empresa dejó de ser un discurso para ser el centro de las políticas oficiales. Este segmento es vital en el desarrollo económico, lo que puede verificarse en su participación en los países desarrollados. Las pymes constituyen las organizaciones con mayor capacidad de adaptación a los cambios tecnológicos y de generación de empleo, con lo que representan un importante factor de política de distribución de ingresos a las clases media y baja. El principal escollo del sector es la falta de crédito bancario. En un relevamiento realizado por Cash se observa que el Gobierno destinó más de 21 mil millones de pesos en distintas formas de financiamiento y acceso a préstamos.

Las pymes en general, y las dedicadas al sector industrial en particular, comenzaron a adquirir mayor relevancia en la economía argentina en los ’50 y ’60, durante la vigencia del modelo de sustitución de importaciones. Ese desarrollo se vio obstaculizado en las tres décadas subsiguientes, producto de una política que privilegió la importación por sobre la fabricación local, sumada a las recurrentes crisis que vivió el país en esos años. Tras la debacle económica y social de 2001-2002, se inició un nuevo proceso productivo en el que las políticas públicas pusieron a este segmento de empresas en el centro de la escena.

Los mercados atacan Lisboa

La agencia de calificación Moody’s vaticinó que Portugal necesitará pronto un segundo rescate financiero. Paralelamente, la Bolsa de Valores cayó en picada esta semana y ensombreció más el panorama.

Las agencias de calificación de riesgo estadounidenses parecieran decididas a desestabilizar el euro sea como sea. Si diez días atrás era contra Grecia contra quien volvían a centrar sus ataques, igualando al valor de los bonos de su deuda externa con los “bonos basura”, estos últimos días los golpes fueron lanzados contra Portugal, equiparando sorpresivamente también el nivel de su solvencia para pagar la deuda externa con los “bonos basura”.

“Es como un puñetazo en el estómago”, dijo el flamante primer ministro portugués, el conservador Pedro Passos Coelho, sorprendido por la actitud asumida por una agencia de gran referencia para ‘los mercados’.

Masivos festejos en China para revalidar el poderío del PC

China está disfrazada de rojo: sus calles, sus principales portales de Internet, sus canales de televisión, su gente y hasta las canciones revolucionarias que se cantan en los parques.

Experta en organizar fiestas masivas, China no podría dejar pasar los festejos por los 90 años del Partido Comunista Chino (PCC) sin impregnar su tierra del color base de la fundación de la República Popular para recordarles a sus habitantes que fue gracias a esa fuerza política, militar y social que el país se trazó el camino de crecimiento que lo llevó hoy a ser uno de los grandes del mundo.

Así lo muestran las decenas de emisiones televisivas y las películas estrenadas -como La fundación de la República- que recuerdan los primeros pasos del partido, las decisiones tomadas y sus grandes líderes.

La maquinaria propagandística del PCC lleva funcionando más de un mes. En cada emisora, canal de TV o Internet se ha mencionado la importancia de su existencia, hasta el punto de que esta semana, días antes de la verdadera celebración, las palabras "nacionalismo", "obligación", "respeto", "cautela" y "agradecimiento" se unieron en una sola acción: elevar la bandera roja con la hoz y el martillo, y entrar en un ambiente festivo.

Los dos modelos económicos en discusión

Nos proponemos presentar y discutir los contenidos básicos de los dos modelos económicos en pugna hoy en la Argentina.
En rigor a la verdad, dos modelos vienen recorriendo los ejes de las políticas globales- tanto estatales como privadas- del proceso de acumulación de capital en nuestro país desde hace décadas. Pero con mucha mayor intensidad, desde el abandono del modelo de sustitución de importaciones, basado principalmente en la dinámica del mercado interno, en 1975, cuando la Dictadura comienza a implantar el modelo que denominamos conservador o de Sociedad de Mercado.

La profunda transformación de la sociedad argentina, que entonces se plantea a punta de fusil, no culmina con la definitiva puesta en marcha de las estrategias contenidas en este modelo. De ello se encargará, a seis años de la vuelta a la democracia, el período menemista y su continuación: el del gobierno radical de Fernando de la Rúa.

Los griegos, entre el abismo y la esperanza de la "salida argentina"

El modelo argentino no sólo inspira a los manifestantes griegos que se oponen al nuevo programa de ajuste que reclaman la Unión Europea (UE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI).
El espectro del default de 2001 sobrevuela también las reuniones de funcionarios europeos e incluso determina los brainstormings que organizan dirigentes de bancos y fondos especulativos en las grandes capitales financieras para estudiar las hipótesis que se abren si Grecia no puede (o no quiere) ser rescatada y cae en cesación de pagos.

No hay ninguna duda: los griegos no son alemanes. Desde hace 27 siglos que el pueblo que le dio la democracia al mundo piensa que el ciudadano tiene derecho a dar su opinión en la gestión del Estado.
Por esa razón, los 12 millones de griegos se niegan a aceptar el nuevo plan de rescate exigido por la UE y el FMI. Por una abrumadora mayoría del 80 por ciento, han decidido oponerse al nuevo programa de ajustes, privatizaciones y austeridad que propone el primer ministro Giorgios Papandreu.
Como en el ágora de hace 2700 años, centenares de atenienses se reunieron en la noche de ayer en la plaza Syntagma, frente al Parlamento, para escuchar con calma y pasión los discursos de los oradores improvisados que repiten una y otra vez que "no pasarán" y, francamente, "que se vayan todos".
En el fondo, los griegos comienzan a preguntarse si no habrá otra forma más fácil y menos dolorosa de salir de este atolladero. E, inevitablemente, la experiencia argentina de hace diez años está cada vez más presente en la reflexión.

"Después de los terribles años del default durante los cuales la economía argentina se hundió en forma dramática, el país consiguió recuperarse fácilmente. No es lo que nos prometen nuestros socios de la UE y el FMI", proclamó a través de un megáfono Kostas Vatzisis, un sociólogo que desde hace 20 días -como su ancestro Diógenes en el barril- acampa en la plaza Syntagma. "Entre miseria sin salida y default con esperanza, ¿qué es mejor?", reflexionó.

A la luz de las previsiones del FMI, Vatzisis podría tener razón. Según el organismo internacional, la economía griega se habrá contraído el 9,3 por ciento desde 2008 a fines de este año. Y si bien el Fondo afirma que Grecia comenzará a salir del pozo el año que viene, las proyecciones anuncian un crecimiento anémico de alrededor del 2 por ciento anual. A ese ritmo, a fines de 2016, la economía griega habrá recuperado apenas los niveles de 2008.

La solución argentina

Ante esa perspectiva, los griegos bien podrían decidir que la solución argentina es la única posible. En otras palabras: salir del euro, declararse en default y devaluar. Y, a juzgar por la multiplicación de declaraciones alarmistas que formulan numerosos representantes del sector financiero, esa posibilidad parece ser tomada muy en serio por expertos y mercados.

Los expertos y analistas argumentan que ningún sector de la sociedad griega parece haber comprendido exactamente la gravedad de la situación. "La gente común no entiende lo que esto significa. No sólo para Grecia, sino para la economía mundial", afirmó Jan Randolph, director de Sovereing Risk Analysis de IHS Global Insight.

En Grecia -afirman los especialistas de Londres, Nueva York y Fráncfort-, el gobierno y la oposición se acusan mutuamente de obstaculizar una solución; los asalariados del sector privado responsabilizan a los empleados públicos, y éstos a los evasores fiscales, mientras que la mayoría de los griegos afirma que el verdadero problema son los políticos corruptos.

"Es difícil de creer que los griegos están haciendo todo este escándalo con la cantidad de dinero que les estamos ofreciendo", afirmó un agobiado responsable de un banco central europeo.

En un año, el gobierno redujo en un 20 por ciento los empleos públicos, elevó la edad de la jubilación de las mujeres, recortó las jubilaciones en más del 10 por ciento y congeló las contrataciones.

A pesar de todo, los problemas persisten. Según el Ministerio de Trabajo, el 25 por ciento de la economía del país opera en negro y las empresas públicas deficitarias le costaron al Estado 18.000 millones de dólares entre 2004 y 2009.

"El gran peligro para el nuevo plan de rescate son los mismos griegos", afirmó esta semana en una nota el banco J.P. Morgan.

Para los griegos, la cuestión se plantea exactamente al revés. "El gran peligro que acecha a Grecia y al resto del mundo es el control absoluto del mundo financiero sobre todas las actividades humanas", señaló a La Nacion Nikolai Pappas, doctorante de Ciencias Políticas en la Universidad de Atenas.

Con tres diplomas universitarios, Nikolai es uno de los miles de jóvenes que se han visto obligados a aceptar un trabajo de mozo de café para poder sobrevivir. "Cobro 500 euros por mes y pago 350 de alquiler. ¿Alguien me puede explicar cuál será la ventaja de seguir haciendo más sacrificios? ¿Que los bancos y fondos de inversión puedan seguir ganando fortunas?", se preguntó.

71.000 millones de dólares

Debe recaudar Grecia, a través de privatizaciones de empresas, para poder pagar la deuda.

170.000 millones de dólares

Se estima que necesita el país para evitar la bancarrota del Estado y el default de sus obligaciones externas.

130.000 millones de dólares

Recibirá, por lo menos, Grecia en un segundo rescate financiero preparado por la UE y el FMI.

Lavado de Dinero

La Argentina mantiene en ejecución un “Plan de Acción” presentado ante el GAFI y destinado a adecuar las políticas domésticas antilavado y contra la financiación del terrorismo a los estándares internacionales

Entre los puntos salientes de ese plan figura la creación de Grupos de Trabajo integrados por representantes de los organismos a los que concierne la prevención de estos delitos, entre ellos el BCRA, a los fines de armonizar las normas de todos los actores del sistema.

La Resolución 37/2001 obliga a los bancos a instrumentar nuevas medidas de identificación y conocimiento de sus clientes en orden a la prevención de operaciones de lavado y financiación del terrorismo.

La medida alcanza a las entidades sujetas a los regímenes establecidos por las leyes N° 21.526 y 18.924 y sus modificatorias, así como a las personas físicas o jurídicas autorizadas por el BCRA para operar en la compraventa de divisas bajo forma de dinero o cheques, o en la transmisión de fondos dentro y fuera del territorio nacional.

Asimismo, la resolución fija en 30 días hábiles el plazo para reportar operaciones sospechosas y reduce a sólo 48 horas el período para comunicar a la UIF toda transacción con indicios de ser delictiva.

Integración monetaria, crisis y austeridad en Europa

Partiendo de un análisis de la construcción neoliberal de la integración monetaria europea se analizan la crisis económica griega y las políticas de austeridad de corte hayekiano que se están utilizando para nfrentarla. Tras caracterizar teóricamente dichas políticas, se analiza cómo su generalización en Europa contribuye a profundizar la crisis europea comprometiendo la reactivación de la economía mundial. No obstante, la causa de la crisis es la pérdida de soberanía monetaria de cada país y el financiamiento del Estado se sustenta a través de los inversionistas financieros bancarios y no bancarios.

Tragedia griega

Los planes de ajuste en los países periféricos de la eurozona son presentados como las medidas necesarias para una economía desequilibrada fruto de la irresponsabilidad de gobernantes. El supuesto despilfarro en las cuentas públicas busca ser saneado con fuertes recortes en sueldos de empleados públicos y jubilaciones y con recursos adicionales originados de aumentos de impuestos y ventas de activos estatales. La raíz de ese déficit se encuentra en el sistema de moneda única europeo, que ha arrastrado a un desequilibrio estructural en la competitividad entre naciones centrales, Alemania y Francia, y las periféricas. Con el euro, las potencias europeas han mejorado su competitividad relativa. Esto tuvo como resultado un incremento del déficit de cuenta corriente de los países atrasados, que durante el período de bonanza han podido equilibrar con financiamiento de bancos alemanes y franceses. Esos créditos estuvieron orientados hacia el sector público y también al privado, que alimentó una burbuja de consumo. Esa inmensa deuda se encuentra hoy en los balances de esos bancos. Los brutales planes de ajuste, que sólo encuentran límites cuando la población alcanza su máximo nivel de tolerancia al despojo, están al servicio de cuidar las cuentas de los bancos. Se sabe que las sucesivas medidas de recortes del gasto público son recesivas y, por lo tanto, no permiten recuperar solvencia fiscal para pagar esa deuda. Los ajustes que vienen acompañados de rescates financieros del FMI y la Unión Europea son una estrategia para salvar a los bancos, a la vez de ganar todo el tiempo posible antes de declarar el inevitable default, abierto o maquillado con la denominación de reestructuración voluntaria de deuda. En ese lapso, los bancos tuvieron la oportunidad de ir disminuyendo su exposición crediticia a esos países en crisis, cobrando al vencimiento con el dinero aportado por el FMI y la UE, que pasan a ocupar el lugar de principales acreedores.