Sobre los emprendedores

Cada fase del capitalismo construye un sujeto social icónico, que lo encarna y le provee la legitimidad imprescindible para seguir funcionando. En el siglo XX, en un contexto de keynesianismo económico, ampliación de los derechos sociales y compromiso de clases, fue el empresario paternalista al estilo Henry Ford, que estableció la jornada de 40 horas, concedió vacaciones pagas y salarios altos, bajo la revolucionaria idea de que los trabajadores pudieran comprar –en cuotas– los autos que ellos mismos fabricaban.

Este modelo de patrón benévolo eclipsó al empresario explotador de los inicios de la Revolución Industrial estilo Josiah Bounderby, cruel personaje de Tiempos difíciles, y recién fue reemplazado varias décadas después, en los 80, cuando el capitalismo industrial de las chimeneas y las líneas de producción fue mutando a un sistema abierto y crecientemente globalizado, hegemonizado por los servicios, el consumo y sobre todo las finanzas, que la literatura condensó en Sherman McCoy.

Por el camino correcto

Mario Rapoport, economista e historiador, explica que el libro de Alfredo Zaiat se ocupa de los temas económicos que preocupan hoy a los argentinos: la fuga de capitales y el rol del dólar en nuestra economía y en el mundo, los procesos inflacionarios, la cuestión de las estadísticas, la problemática que origina y multiplica la deuda externa, la importancia del desendeudamiento, el predominio de las finanzas sobre las actividades productivas, el papel del Estado y la existencia o inexistencia de una burguesía nacional. Dice que el título del libro es una paradoja puesto que las ideas que van en dirección contraria son las ideologías predominantes en el mundo de la economía. “En verdad, los que van a contramano son los otros, Zaiat está bien encaminado”, afirma Rapoport.