Argentina: la guerra por la TV digital

Hay tres normas diferentes en danza y el país debe decidir cuál de ellas adoptará; la transformación agregará servicios y permitirá una gran mejora en la calidad de la imagen; un negocio millonario en danza. Autor: [b][color=336600]Mercedes García Bartelt[/color][/b] Fuente: [b]La Nación[/b] [size=xx-small][b]Artículos relacionados:[/b] . La televisión digital y sus repercusiones comunicativas: de público a usuarios. [/size]

Un negocio de miles de millones de dólares en ventas de conversores, televisores, celulares y contenidos es lo que se esconde detrás de la televisión digital abierta y gratuita, que vendrá una vez que el Gobierno decida el estándar que adoptará para el país. La llegada de la nueva tecnología permitirá, a través de cualquier televisor, navegar por Internet, recibir imágenes en dispositivos móviles y en alta definición, y recibir hasta tres programas emitidos, en simultáneo.

Este suculento paquete de ganancias es el que se están disputando las empresas promotoras de las normas norteamericana (Advanced Television Systems Committee, ATSC), europea (Digital Video Broadcasting, DVB) y japonesa (Integrated Services Digital Broadcasting, ISDB-T), que a cambio prometen inversiones millonarias y la instalación de fábricas.

A grandes rasgos, los tres estándares requieren adaptaciones y las prestaciones a la larga serán similares, según los expertos. De lo que se desprende que la cuestión se ha alejado de la tecnología para convertirse en algo netamente político, en el que las promesas cumplen un rol fundamental. Y son justamente esas promesas las que el Gobierno sigue evaluando sin plazos para la tan esperada decisión, que muchos anunciaban para fin de año.

¿Quiénes son estos promotores que han hecho brillar el poder de lobby en los últimos meses con el apoyo incondicional de sus gobiernos y embajadores? En un rincón, bajo el paraguas de la tecnología DVB, se agrupan Telecom, Telefónica-Telefé, Siemens, Nokia, Philips y DMT. Este convoy de compañías prometió inversiones de al menos 100 millones de dólares, según lo señaló a LA NACION el embajador alemán en el país, Rolf Schumacher.

Parte de ese monto podría ser colocado por Siemens para fabricar conversores (que transformarán la imagen de los televisores tradicionales de analógica a digital) o por Philips para fortalecer la fabricación local. Las telefónicas, que podrían ingresar en el negocio de la radiodifusión, invertirían en infraestructura para hacer correr las imágenes por los cables.

En el otro rincón, defendiendo la norma ATSC, aparecen LG-Zenith, Harris Corporation, Dolby Laboratories, Samsung, Daewoo, Hitachi, Sharp, JVC, Artear, Canal 13, Grupo América Multicanal, Cablevisión y Canal 3 de Rosario. Las tres primeras esgrimieron promesas. LG-Zenith anticipó, en una presentación al ministro de Planificación Federal, Julio De Vido, la instalación de una fábrica de plasma y LCD (que abriría 500 puestos de trabajo). Harris y Dolby prometieron descuentos, capacitación y programas de desarrollo varios.

Los defensores de la norma japonesa, ISDB, están encabezados por NEC, Sony y Sanyo. Este grupo se limitó a ofrecer inversiones en software y aplicaciones.

Para muchos, el poder de negociación japonés fue dirigido a Brasil, que finalmente adoptó este estándar a mediados de año, a cambio de inversiones millonarias y con el apoyo de O Globo, que quiso mantener fuera del negocio televisivo a las telefónicas.

Cabe señalar que, más allá de los defensores locales, cada norma cuenta detrás con cientos de empresas que conforman los tres foros de investigación de la tecnología. En muchos casos, los nombres se repiten en una y otra lista.

Ventajas y críticas

Ahora bien, aunque los tres sistemas de alguna forma u otra llegan a los mismos servicios, sus promotores tienen listados de ventajas y beneficios que destacan en las diferentes demostraciones que hacen a la prensa y funcionarios. Uno de los temas que subrayan son los precios de los conversores, que los televidentes necesitarán para transformar las imágenes analógicas en digitales.

Los europeos promueven conversores a 90 pesos, los norteamericanos a 50 dólares y los japoneses desde 30 dólares. En todos los casos, se trata de los dispositivos que permitirán la TV digital estándar y no la de alta definición que, por supuesto, demandará dispositivos más costosos.

Un capítulo aparte y más que importante es la aceptación de los estándares en los diferentes países y la consecuente disponibilidad de tecnología porque la TV digital sigue siendo un área en desarrollo. La europea fue adoptada por más de 50 países, entre ellos, 25 de la Unión Europea, Israel, Australia, India, Taiwan y Rusia.

"Tenemos una base mundial instalada de 150 millones de receptores, casi diez veces mayor que el de nuestros competidores, lo que implica economías de escala para los productores y menores costos para los consumidores", explicó Guillermo Wichman, del área de negocios estratégicos de Siemens.

El estándar norteamericano, en tanto, fue adoptado por Canadá, México, Corea del Sur y Estados Unidos. Cada año se venden sólo en EE.UU. unos 21 millones de dispositivos. Juan Carlos Guidobono, representante para la región del Forum ATSC, destaca que es el más probado, con más productos disponible y resultados concretos: Multicanal y Canal 13 vienen haciendo transmisiones por aire con éxito desde los noventa, cuando el país pre adoptó la norma.

"Los europeos no llegan al segundo cordón urbano y eso contrasta con la idea de inclusión social. Los sistemas europeo y japonés requieren 2,5 veces más de potencia digital para lograr la misma cobertura. Y además, los que apoyan la norma europea son operadores de teléfonos que quieren cobrar pulsos con lo móvil", acusaron los defensores de la ATSC. Guidobono también destacó que "la ATSC no requiere un conversor aparte para el cable como la europea, eso asegura la idea de TV libre y gratuita porque el operador no puede controlar lo que uno esta viendo".

La tecnología japonesa, en tanto, es utilizada por dos países: Japón y Brasil. Esta escasa aceptación es, para los especialistas, el talón de Aquiles de la norma. En el debate también está presente el concepto de televisión móvil, es decir, la transmisión a celulares o monitores en vehículos. El consultor y docente de la UBA y el ITBA, Luis Valle, explica que las normas japonesa y europea están más desarrolladas en este ámbito. La norteamericana, que fue concebida con un mayor apoyo a la alta definición, permite la movilidad previa adaptación pero no es su fuerte. En Estados Unidos, de hecho, conviven las dos normas: la ATSC juega por tierra y la DVB se hace cargo de las imágenes móviles.

En este punto, los japonenes aseguran estar mejor parados. Según dicen, el "estándar japonés utiliza la red televisiva de aire, por lo que la recepción en equipos portátiles y móviles es totalmente gratuita como se recibe en un televisor fijo. El estándar europeo al emitir por las redes operadoras celulares requiere una retribución monetaria por ese uso".

Los europeos, en tanto, destacan la compatibilidad con la telefonía GSM. "Nuestra norma permite la llegada a GSM con más facilidad y es ésta la tecnología más desarrollada en el ámbito celular. Si se cambia va a haber que poner otra tecnología y eso va a implicar un costo adicional", señaló Eduardo Caride, presidente del grupo Telefónica.

En esta pelea, los temas citados son algunos de los tantos que fueron puestos sobre la mesa de la Secretaría de Comunicaciones, pero resultan los más cercanos al usuario. Luis Valle resume los criterios propuestos por los tres jugadores: "La ATSC tiene más experiencia, viene trabajando desde 1998 y está más apuntada a la alta definición. Esta TV es pagada por los anunciantes y permite al igual que las otras la multiprogramación. Sin embargo no desarrolla la movilidad", dijo.

"La europea -continuó- corre por ocho Megahertz a diferencia de los seis de la Argentina y Estados Unidos. Permite la movilidad y no está apuntada a la alta definición, pero tiene a su favor el grado de aceptación. Y no se puede retransmitir al cable. La japonesa es más nueva y combina los dos desarrollos, pero no hay mucho producto disponible porque no tiene aceptación."

En carrera

En los últimos meses, los promotores de las tres normas hicieron honor al lobby. Se reunieron con funcionarios y medios de comunicación para hacer demostraciones y destacar las virtudes de sus propuestas. Y aunque el ministro de Planificación, Julio De Vido, descartó cualquier tipo de preferencias, es posible leer entre líneas.

¿Cómo? Repasando algunos de los encuentros y los funcionarios desginados por el presidente Néstor Kirchner para escuchar las propuestas.

Los europeos fueron recibidos por el propio Kirchner en la Casa Rosada en un encuentro al que asistieron, entre otros, Mario Vázquez, directivo de Telefónica y Gerardo Werthein, vicepresidente de Telecom. Los norteamericanos llegaron a los ministros De Vido y Felisa Miceli con el apoyo del embajador norteamericano, Earl Anthony Wayne, que participó en todos los encuentros.

Los japoneses, por su parte, realizaron dos presentaciones en los últimos dos meses con la presencia del embajador Shinya Nagai. A una, asistieron el secretario de Comunicaciones, Lisandro Salas, y Roberto Barata, un colaborador de De Vido.

Todas las demostraciones fueron breves. La verdadera negociación está en los encuentros cerrados. Con la lupa puesta sobre las promesas, ¿es posible destacar en el nivel tecnológico la superioridad total de una norma sobre otra? "No -contesta Valle-. Cada norma tiene su clave, su ventaja y su desventaja. Se podría hacer como en EE.UU., y apostar a la ATSC terrestre y la DVB móvil. Esta posibilidad parece no estar presente y sin embargo es factible y efectiva."

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