¿Qué está pasando con la distribución del ingreso en la Argentina?

La desigualdad en la distribución funcional del ingreso aumentó con fuerza durante el gobierno de Cambiemos. Entre 2016 y 2019, la parte de los asalariados en el ingreso disminuyó en casi 6 puntos porcentuales, de 51,9% a 46,3% del Valor Agregado Bruto (la caída sería sin duda mayor si se pudiera comparar con 2015). Esto se debió sobre todo a la contracción de la masa salarial, arrastrada por una caída del salario real de más del 20%. Al mismo tiempo, la distribución personal del ingreso (entre familias de distinto nivel de ingreso) se volvió más desigual, en el marco de una contracción general de la economía: cuanto más pobres eran las familias, más disminuyeron sus ingresos reales. Esto se reflejó en un aumento del índice de Gini. Durante el actual gobierno, la participación de los asalariados en el ingreso total perdió otros 2 puntos porcentuales, pero no porque la masa salarial haya caído en términos reales (al contrario, empezó a recuperarse desde 2021 gracias al aumento del empleo), sino por la muy fuerte expan- sión del Excedente Bruto de Explotación (las ganancias). Esto indica que las empresas están en condiciones de aumentar los salarios de sus trabajadores sin transmitir ese aumento a sus precios. Recomponer el salario real es económicamente factible y permitiría sostener el crecimiento económico. Por otra parte, una política activa de redis- tribución está disminuyendo la desigualdad en la distribución personal del ingreso: el índice de Gini bajó en 2022 a los niveles que tenía en 2015. En efecto, los ingresos reales de los hogares más pobres aumentaron de manera significativa durante la presente ad- ministración, gracias a las transferencias públicas que recibieron.

Inequality in the functional distribution of income increased strongly during the Cambiemos government. Between 2016 and 2019, the wage earners' share of income decreased by almost 6 percentage points, from 51.9% to 46.3% of the Gross Value Added (the decrease would certainly be greater if it could be compared with 2015). This was mainly due to the contraction of the wage bill, dragged down by a decline in real wages of more than 20%. At the same time, the personal distribution of income (among families of different income levels) became more unequal, in the context of a general contraction of the economy: the poorer the families were, the more their real incomes decreased. This was reflected in an increase in the Gini index. During the current government, the share of wage earners in total income lost another 2 percentage points, but not because the wage bill has dropped in real terms (on the contrary, it started to recover since 2021 thanks to the increase in employment), but because of the very strong expansion of the Gross Operating surplus (profits). This indicates that companies are in a position to increase their workers' wages without passing this increase on to their prices. A real wage increase is economically feasible and would allow sustaining economic growth. On the other hand, an active redistribution policy is decreasing inequality in personal income distribution: the Gini index fell in 2022 to the levels it had in 2015. Indeed, the real incomes of the poorest households increased significantly during the current administration, thanks to the public transfers they received.

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