Claves sociopolíticas para la economía social

Aquellos inmigrantes que bajaron de los barcos, junto con sus modestos enseres traían a la Argentina sus credos anarquistas y socialistas que eran parte de su identidad de origen. Venían a estas tierras –a fines del siglo XIX– con la memoria viva de esas prácticas cooperativas y mutuales que los habían desvelado siendo más jóvenes y que aún encendían su pasión y constituían su capital intelectual más preciado.

Instalados en el país, mantuvieron sus sueños intactos e intentaron practicar aquella militancia social y política del Viejo Mundo, desplegando una intensa actividad ante la cual caben dos observaciones: la primera, el progresismo de esas ideas y acciones solidarias, que inyectaron mejoras y democratización en los sectores y en los rincones más olvidados. La segunda, las consecuencias nocivas de intentar interpretar el Nuevo Mundo con el lente de la contradicción principal (“burguesía-proletariado”) de aquella Europa que –a diferencia de esta sociedad semicolonial y precapitalista– había logrado consolidar su capitalismo.

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