Cara y Cruz de neoliberalismo en Chile

La élite dominante en Chile está orgullosa. Y transmite su autocomplacencia al conjunto de la sociedad. A 16 años del término del régimen militar, el sistema de dominación está plenamente consolidado y no se advierten mayores síntomas de cuestionamiento o crisis, ni en lo político, ni en lo ideológicocultural, ni en lo económico. Su dominio se ejerce sin mayor contrapeso en la sociedad chilena. Los procesos de adecuaciones institucionales del marco jurídico político establecido por la Constitución de 1980, y de ajustes y profundización del modelo económico neoliberal, han sido hechos con el gradualismo y prudencia que la gobernabilidad aconsejaba y con un claro sentido de oportunidad de lo que el contexto internacional ha permitido. En lo político, hoy Chile exhibe un régimen de democracia electoral aún encuadrado en la Constitución heredada de la dictadura. Sin embargo, acaban de aprobarse reformas constitucionales que ponen término a muchas de las instituciones antidemocráticas: senadores designados y vitalicios, inamovilidad de los comandantes en jefe de las Fuerzas Armadas, composición mayoritariamente designada del Tribunal Constitucional y rol tutelar del Consejo de Seguridad Nacional. Ha pasado ya suficiente tiempo y el consenso en cuanto a la esencia del sistema dentro de los actores políticos relevantes está bastante consolidado, de modo que estos cambios no afectarán la estabilidad política hacia delante. Se preserva aún el sistema electoral binominal, que permite a la derecha mantener su sobre-representación parlamentaria y excluir a la izquierda. Se garantiza así un proceso legislativo que sólo habilita cambios dentro de la continuidad, dados los quórum requeridos para reformas de envergadura.

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