“Vestigios de colonialismo que genera humillación”

Martín Granovsky
Por la tarde de ayer, Cristina Fernández de Kirchner puso en funciones a la nueva cúpula de las Fuerzas Armadas y habló de Evo Morales: “El presidente de Bolivia, con su avión militar, presidencial, fue ilegalmente detenido en la vieja Europa, y no lo digo como una frase hecha”, afirmó en Palomar. “La vieja Europa todavía tiene vestigios de un colonialismo que genera humillación al continente sudamericano”, dijo. A esa altura de los acontecimientos, Morales había podido aterrizar en Viena después de la negativa de Portugal, Italia, Francia y España y estaba demorado en Austria a la espera de que Europa le diera vía libre para el sobrevuelo de regreso a Bolivia.

Sin ser experta en Derecho Internacional, la ministra de Comunicación de Bolivia sacó una conclusión evidente: un país puede tener problemas técnicos para que aterrice un avión, pero cuatro no. Si son cuatro los países que arguyen problemas técnicos, como sucedió el martes y ayer, es que el problema no es técnico. El vicepresidente Alvaro García Linera calificó el episodio sufrido por el presidente boliviano Evo Morales como “un secuestro”. Acusó a los Estados Unidos. La noticia repercutió con fuerza en todos los países, por lo menos hasta la tarde de la Argentina, cuando el mundo se enteró de que las Fuerzas Armadas de Egipto, destinatarias de la segunda ayuda militar norteamericana después de Israel, habían derrocado al presidente Mohamed Morsi.

Tal como consignó este diario en su tapa de ayer, la Presidenta siguió el acoso a Morales en tiempo real y contó en su cuenta de Twitter las conversaciones que mantuvo durante tres horas. El último tuit, después de la medianoche, relataba un contacto reciente con el presidente ecuatoriano Rafael Correa: “Me avisa que Ollanta va a convocar a reunión de UNASUR. Son las 00:25 AM. Mañana va a ser un día largo y difícil. Calma. No van a poder”.

Cuando habló ante los nuevos jefes militares, la Presidenta dijo: “Es importante no confundirse, tenemos que tener relaciones con todo el mundo, pero desde la soberanía. La única subordinación que tenemos es con la Patria. Esto no sólo es para exigir a militares sino a todos los habitantes y ciudadanos del país. Recordemos que cuando nos tocó librar la batalla de lo que es nuestro allá en el sur, sólo nos ayudaron nuestros hermanos sudamericanos y quienes nos llamaron majestuosos siguen colaborando con el enemigo”.

Con toda probabilidad la Presidenta se refirió a Richard Allen, consejero de Seguridad Nacional de Ronald Reagan, que definió al dictador Leopoldo Fortunato Galtieri como “un general majestuoso”.

Mientras organizaba una cumbre de presidentes para hoy, la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) expresó en un comunicado su “solidaridad con el Gobierno de Bolivia” y manifestó su “indignación y profundo rechazo” por las trabas al vuelo del avión presidencial boliviano. Las calificó de “actos inamistosos e injustificables que, además, han puesto en serio riesgo la seguridad del jefe de Estado boliviano y la de su comitiva”. Cuando todavía estaba en duda el sitio de la cumbre de Unasur, si en Lima por la presidencia pro témpore de Perú o en Cochabamba como decisión especial de elegir suelo boliviano, donde finalmente se realizará, ya viajaba hacia La Paz Rafael Follonier, el asesor de Cristina Kirchner y colaborador de Néstor Kirchner cuando el ex presidente fue secretario ejecutivo de Unasur.

La Organización de los Estados Americanos, que integran también los Estados Unidos, no reaccionó como cuerpo, pero su secretario general, el chileno José Miguel Insulza, expresó su “profunda molestia ante la decisión de las autoridades de varios países europeos” porque nada justifica una acción tan irrespetuosa con la más alta autoridad de un país”.

Irreal

Según Amanda Dávila, Portugal, Francia, España e Italia impidieron el paso del avión presidencial y sus operaciones por presuntos problemas técnicos, “pero eso es irreal, porque no todos tuvieron problemas a la vez”.

Y argumentó la ministra de Comunicación de Evo:

- “No todos los países tienen problemas técnicos para recibir a un presidente y creemos que lo que ha habido es un atentado contra la seguridad y la vida del presidente, una violación a la inmunidad presidencial y de Estado, que tienen todo país y presidente.”

- “Es una contravención a la Convención de Viena, que establece esta salvaguarda del presidente y del Estado para poder dirigirse a cualquier país en caso de emergencia.”

- “Lo que hemos tenido es un avión presidencial dando vueltas sin que los países de la zona le dieran permiso para aterrizar. Solamente el gobierno de Austria, al cual agradecemos, le ha dado la posibilidad de aterrizar en Viena.”

La Convención citada por Dávila garantiza la inmunidad diplomática inclusive en tránsito por terceros países.

Cuando el avión ya había dejado Austria y, tras la siguiente escala, había partido de Gran Canaria para cruzar el Atlántico hacia Fortaleza, Brasil, BBC Mundo le preguntó al catedrático de la Universidad Autónoma de Madrid Antonio Remiro Brotons si es legal negar el paso por el espacio aéreo a un jefe de Estado cuando la única y presunta infracción sería llevar a bordo a Edward Snowden, el ex contratista de la CIA refugiado en el aeropuerto Sheremetyevo de Moscú que Washington quiere capturar y juzgar.

La medida podría haber estado justificada si “el propio presidente estuviera perseguido por un delito internacional”, dijo Brotons. No era el caso con Evo. Dijo que negar el espacio aéreo fue una medida “basada en un rumor, que resultó no ser cierto” y “claramente es una acción no acorde con el derecho internacional”. Se trata de “un abuso de soberanía que pone de relieve la falta de decoro de muchos gobiernos”. Inclusive si Evo hubiera llevado a Snowden consigo, como el ex agente “no está acusado de ningún delito internacional” tendría derecho de ser “protegido por otro país que así lo autorice, y esto incluye su transporte en el avión presidencial”.

Para Brotons está claro que los países de Europa “han sido objeto de medidas clarísimas por parte de un gobierno (EE.UU.) que se ha enemistado con un país latinoamericano”. Pero ahora también “deberán enfrentarse a su propia opinión pública en momentos en que la misma opinión pública europea está agradecida por las revelaciones de Snowden de que estamos siendo objeto de espionaje y de violación de nuestra propia privacidad, un acto claramente ilegal. Que los gobiernos europeos, frente a un acto ilegal, se pongan al servicio del victimario en lugar de la víctima es bochornoso e inaceptable.”

“Debió haber prevalecido el derecho de inmunidad de un jefe de Estado”, dijo Brotons.

Convenciones

Rubén Saavedra, ministro de Defensa de Bolivia, dijo que fue “un acto de sabojate de los Estados Unidos”. Saavedra también negó que las autoridades austríacas hubieran revisado el avión mientras pasó la noche en Viena.

“El Presidente fue muy claro y dijo que no iba a aceptar ese tipo de requisa porque él estaba hablando la verdad y no era ningún delincuente para someterse a ese tipo de acciones que vulneraban además el derecho internacional”, agregó.

El avión estuvo retenido de hecho en Viena porque los demás países de Europa demoraron el permiso de sobrevuelo, en la misma línea de presión que antes habían utilizado negándolo cuando el presidente boliviano estaba en el aire y el aparato, un Falcon, pedía pista para reabastecerse. Por eso Evo se preguntó con ironía si no habría sido secuestrado. Cuando los periodistas austríacos lo consultaron sobre si llevaba consigo a Snowden, eligió dar una clase de Derecho Internacional. Como al ex espía los Estados Unidos le retiraron el pasaporte norteamericano y todavía carece de documento, Evo se preguntó: “¿Cómo podría tener en nuestro avión a una persona que tiene problemas en su país? Nunca pidió asilo en Bolivia. Somos muy responsables, tanto en nuestros actos como en nuestro respeto por las convenciones internacionales”.

El canciller David Choquehuanca relativizó la explicación inicial sobre “problemas técnicos”. Dijo que cuando interrogaron a funcionarios europeos, a los bolivianos les quedó claro que “había sospechas infundadas de que el señor Snowden estuviera en el avión”.

Inclusive una potencia nuclear como Rusia fue presionada por Washington. El presidente Vladimir Putin dijo que no entregaría a Snowden a los Estados Unidos y diferenció esa eventualidad de los habituales canjes de prisioneros o espías, durante y después de la Guerra Fría entre el Este y el Oeste. Sin embargo, anticipó que pondría límites a Snowden si éste decidía permanecer en Moscú. “Si quiere quedarse aquí hay una condición: debe cesar en su labor dirigida a causar daño a nuestros socios estadounidenses”, dijo Putin. Y añadió: “Por extraño que esto suene en mis labios”.

Entre tanto silencio y tanto misterio, las declaraciones de Putin son el indicio más explícito de algo obvio: el destino futuro de Snowden es prioridad para la Casa Blanca, furiosa luego de que el ex analista de inteligencia contara la masividad global del espionaje estadounidense sobre correos electrónicos y comunicaciones.

Putin habló del tema justo cuando terminó la cumbre del Foro de los Países Exportadores de Gas. La misma en la que participó Evo.

Peter van Buren, que dejó el Departamento de Estado luego de formular denuncias sobre Irak, es de los pocos funcionarios o ex funcionarios que parecen marchar contra la corriente y escribió en el semanario The Nation con simpatía sobre Snowden. Para Van Buren, el técnico de 30 años recién cumplidos pudo haber confiado en que Obama frenaría el espionaje masivo en lugar de redoblar la apuesta.

Sin embargo, la corriente dominante va por otro carril. John Boehner, presidente de la Cámara de Representantes (diputados), lo calificó de “traidor”, un delito que merece la pena más alta. Ralph Peters, de Fox News, pidió pena de muerte para Snowden.

Si lo que Washington viene poniendo en juego como mensaje planetario es su voluntad de ejercer el poder crudo –sin vueltas diplomáticas–, el avión de Evo sobrevolando una Europa hostil se habrá convertido en la demostración de que esa voluntad no quiere frenos.

Página/12 - 4 de julio de 2013

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