Son seres humanos: esa cosa tan sencilla que parecemos haber olvidado sobre los refugiados

Gente no son: nadie podría tolerar oír que se ahogan seres humanos una y otra vez. En el mejor de los casos, son estadísticas sombrías pero intangibles, que sirven para chasquear la lengua antes retomar la rutinaria vida cotidiana. Para otros, son una indeseada muchedumbre que no es bienvenida y que la Fortaleza Europa debe mantener fuera: llena de potenciales sanguijuelas indignas que no tienen sitio en Occidente. En la jerarquía de la muerte, cualquiera etiquetado de “inmigrante” debe ocupar su lugar cerca del fondo. Es un mundo deshumanizado: para demasiada gente, eso sucede por ahí abajo con “pequeños delincuentes”, y ¿quién llora a los pequeños delincuentes?

La alemanización de la Unión Europea, incluyendo Grecia

En el discurso que dio el entonces Ministro de Finanzas griego el 15 de julio, el Sr. Yanis Varoufakis, se refirió a las reformas impuestas a Grecia por el Eurogrupo (en el que el Ministro de Finanzas alemán, el Sr. Wolfgang Schäuble, era una figura dominante en tal grupo) como comparables a lo que “ocurrió en Versalles”, cuando los vencedores de la I Guerra Mundial impusieron a Alemania unas medidas de tal dureza que fueron la causa, más tarde, de la aparición de la II Guerra Mundial.

“Hemos traicionado a la gran mayoría del pueblo griego”

Pavlos Kapantais se encontró con el ex ministro de Finanzas griego un día antes de que Alexis Tsipras anunciara la convocatoria de elecciones anticipadas. Varoufakis será invitado de honor este domingo a la fiesta de la rosa organizada, por Arnaud Montebourg /1. En la entrevista Varoufakis se refirió a su renuncia y a su relación con el primer ministro griego Tsipras. Varoufakis es un hombre sonriente, aparentemente tranquilo, que nos recibe en su residencia de verano en la isla de Egina. Su esposa, Danaé y un amigo están sentados en la terraza con vista al mar.

El diktado de Alemania

El escarnio impuesto a Grecia funciona como un mensaje para las fuerzas de izquierda en Europa y evidencia los límites de los Estados frente al avance irrefrenable del neoliberalismo.

Sólo en las películas de terror se ven escenas tan sádicas como las que vimos el 13 de julio pasado en Bruselas, cuando el primer ministro griego Alexis Tsipras, herido, derrotado, humillado, tuvo que acatar en público, cabizbajo, el diktado de la canciller de Alemania, Angela Merkel. Y renunciar a su programa de liberación, con el que había sido elegido, y que su pueblo acababa precisamente de ratificar en referéndum.

Grecia y la deuda fatal

El lunes 3 de agosto del 2015, Puerto Rico entró en cese de pagos de la deuda, cuatro semanas después que lo hiciera Grecia el 1 de julio. Ucrania está al borde del cese de pagos mientras sus patrocinadores les están proveyendo de armas y municiones con crédito a pesar de su posición financiera. La única solución para problemas de estrangulamiento por deuda es la reducción de saldos, como vimos en América latina con el Plan Brady y con el HIPC. Las decisiones de alivio de deuda vistas en la historia son decisiones políticas que se toman para apoyar a algún gobierno. El mayor alivio provisto en la historia fue con la deuda alemana en 1952 y el anterior mayor alivio fue el de las reparaciones de guerra también alemanas en 1931.

Yanis Varoufakis esta en la picota por hacer lo que había que hacer

Yanis Varoufakis tiene estos dias pocos amigos en los círculos oficiales. Al ex ministro de finanzas de Grecia hace mucho que le aborrecen sus antiguas contrapartes de la eurozona, a quienes puso en evidencia de manera contraproducente su mediocridad. Desde su cese por su primer ministro, Alexis Tsipras ha criticado la capitulación de Grecia a las exigencias de Alemania, y sus compañeros de Syriza están perdiendo también la paciencia con él. Se esta convirtiendo en el chivo expiatorio perfecto por haber ideado un audaz plan de escape en caso de que los acreedores de Grecia cerrasen su sistema bancario y cortaran sus lazos económicos internacionales, como hicieron finalmente.

El coraje de la desesperanza

Giorgio Agamben dijo en una entrevista que “el pensamiento es el coraje de la desesperanza”, una visión que es especialmente pertinente para nuestro momento histórico, cuando como regla general aun el más pesimista de los diagnósticos termina con una insinuación optimista de alguna versión de la proverbial luz al final del túnel. El verdadero coraje no es imaginar una alternativa sino aceptar las consecuencias del hecho de que no hay una alternativa claramente discernible: el sueño de una alternativa es una señal de la cobardía teórica, sus funciones como un fetiche que evita que pensemos hasta el final de nuestro predicamento. En otras palabras, el verdadero coraje es admitir que la luz al final de túnel es la luz de otro tren que se nos acerca en la dirección opuesta.

No hay mejor ejemplo de la necesidad de tal valor que Grecia hoy.