CIENCIA Y TECNOLOGIA EN EL BICENTENARIO

El bicentenario de la declaración de la independencia encuentra a la Argentina en un momento complejo de su historia. Una restauración conservadora encabezada por el gobierno del Presidente Macri no sólo ha impuesto una serie de medidas políticas, económicas y sociales que retrotraen muchas conquistas populares a situaciones reinantes varias décadas atrás, sino que además pretende borrar toda huella de los valores de solidaridad, ampliación de derechos, movilización popular y dirección política de la economía que caracterizaron a los gobiernos del período 2003-2015.

Nostalgias de una era sin artefactos

Hay un chiste que circula en las redes, que es más o menos así: -“¿Qué pasaría si tirás a un pibe a la década del 80, sin celular, sin Internet y con sólo cuatro canales? -Se mata, más si lo tirás muy fuerte”. Nadie duda que el impacto sería enorme, especialmente para esa generación que nació con el “wireless bajo el brazo”, pero el fenómeno, sin duda, afecta a todas las edades. La vida diaria ya no se concibe sin el teléfono adosado al cuerpo.

Ciencia a pulmón. Etnografías de laboratorios argentinos de biotecnología

Este libro de Adriana Stagnaro constituye una contribución significativa al campo de la antropología de la ciencia y la tecnología en la Argentina, y seguramente será en el futuro una importante referencia en los debates intradisciplinares e interdisciplinares sobre ciencia y sociedad, mirados en este caso desde la lente particular de la investigación y producción biotecnológica. Es también una propuesta original de estudio etnográfico de las relaciones público-privado en la investigación y producción científica en el país tomando en cuenta la dinámica política, económica y social local a partir de la década de los noventa.

Soberanía cognitiva y tecnológica, e integración

En el marco del nuevo ordenamiento regional y global, marcado por la rápida transición hacia economías basadas en el conocimiento y altas tecnologías, que se junta a la exigencia de buscar respuestas a las diversas crisis globales (económica, climática, energética…), es cada vez más evidente que ningún país puede prescindir de desarrollar conocimientos propios y capacidades en ciencia, tecnología e innovación (CTI), sin lo cual arriesga profundizar la dependencia y agudizar la desigualdad.

De hecho, entre los países de la región existe un creciente reconocimiento de que el actual modelo de desarrollo regional, basado en la producción y exportación de commodities y materias primas y la alta dependencia tecnológica frente a las economías más desarrolladas, se vuelve insostenible.

Esta dependencia de una ciencia y tecnología impulsada por países con economías avanzadas dificulta, justamente, que la región pueda responder adecuadamente a sus propias prioridades y las necesidades particulares de sus pueblos. Toda vez, muy pocos países del Sur en forma aislada podrán responder adecuadamente a este reto, ya que implica grandes inversiones y economías de escala. Es por ello que, en el marco de los procesos de integración en América Latina y el Caribe (ALC), se están intensificando esfuerzos para abordar la problemática en forma conjunta.

Panorama de la impresión 3D

Si bien pasaron más de 35 años desde que aparecieron en el mercado las primeras tecnologías de impresión 3D —a manos de la empresa 3D Systems—, fue recién en la última década que lograron una mayor injerencia en la industria y en la agenda pública. Durante 2014, según la consultora norteamericana Wohlers Associates especializada en la temática, “el mercado de la impresión 3D, que comprende a todos los productos y servicios del mundo, creció a 3070 millones de dólares en el año (lo que acumula un crecimiento del 34,9% en relación al período anterior)”.

Estado productor y promotor

En artículos previos nos hemos referido a la necesidad de complejizar la matriz productiva argentina mediante un desarrollo tecnológico autónomo en el que el Estado ocupe un rol central. Estado productor y Estado promotor, liderando un conglomerado de pymes e instituciones del sistema nacional de C&T.

La industria electrónica de consumo en Tierra del Fuego. Régimen promocional, perfil de especialización y alternativas de desarrollo sectorial en la posconvertibilidad

A comienzos de la década de 1970 se sancionó la Ley N° 19.640 por la cual se estableció un régimen fiscal y aduanero especial para lo que actualmente constituye la provincia de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur. Si bien desde su implementación el esquema promocional ha ido sufriendo alteraciones, el núcleo de los incentivos sigue pivoteando, en lo sustantivo, alrededor de la liberación de aranceles al comercio exterior y la eximición del pago de tributos nacionales (fundamentalmente, por su importancia, el IVA y el impuesto a las ganancias).

En todos estos años diversos estudios abordaron al régimen fueguino desde diferentes dimensiones.

El big bang de la ciencia argentina

El conductor de Científicos Industria Argentina y Alterados por Pi hace un repaso de los logros del país en el área y propone a los candidatos debatir el futuro del sector en base a programas y políticas de Estado.

El jueves 16 de octubre, cuando una nueva edición de esta revista esté imprimiéndose en el taller gráfico, el satélite Arsat-1 –el primero geoestacionario construido integralmente en la Argentina– partirá hacia el espacio desde la Guayana francesa. Y apenas dos días después, el sábado 18, el programa Científicos Industria Argentina que conduce Adrián Paenza por la tevé pública, estará dedicado a ese acontecimiento.

El resultado del talento de nuestros científicos

Estamos en el cielo, pero no es un milagro. Que la Argentina sea el primer país latinoamericano en construir sus propios satélites de telecomunicaciones es el resultado del talento de sus científicos y tecnólogos, la persistencia en el esfuerzo a través de décadas y recurrentes disrupciones, y las políticas públicas que pusieron la autonomía tecnológica como condición del ejercicio pleno de la soberanía.

No estamos en el espacio por casualidad. Detrás del ArSat 1 y de los otros dos que le seguirán hay una empresa estatal creada en 2006, una miríada de grupos de investigación y desarrollo, y también Investigación Aplicada SE (Invap), una empresa mixta que resulta un desprendimiento de la política nuclear iniciada en la década del cincuenta y que atravesó los desindustrializantes noventa consolidándose para reemerger con la venta de un reactor de investigación a Australia en 2000.

No es un sueño tardío: la Argentina comenzó a lanzar cohetes a fines de los sesenta, puso en marcha el misil Cóndor después de la Guerra de Malvinas, organizó la Comisión Nacional de Actividades Espaciales en los noventa. Algunas líneas de continuidad se interrumpieron, pero no se perdió la decisión.

Se critica que hay componentes importados, ocultando que las cadenas de valor tecnológicas son hoy globales. Los entendidos saben, sin embargo, que el valor está en el diseño, que es totalmente nacional.

La Argentina salió a reclamar los puntos orbitales que le correspondían y que corrían riesgo de perderse por una mala herencia de los noventa. ArSat 1 ocupará la posición de 72° de longitud oeste sobre el ecuador y atenderá todo el territorio nacional, incluidas las islas Malvinas y la Antártida. ArSat 2, la posición 81, y cubrirá gran parte de América del Sur y del Norte.

¿Por qué son apenas ocho los países que pueden construir este tipo de satélites? Se trata de una tecnología muy exigente: los satélites geoestacionarios -es decir, que se mueven sincronizadamente con la Tierra, ocupando un punto fijo en el cielo- están ubicados a 36.000 kilómetros de distancia, fuera de la protección de la atmósfera y del campo magnético terrestre. Están a la intemperie espacial, sometidos a fuertes radiaciones. Y para llegar tan alto, tienen que soportar las tremendas vibraciones del despegue.

Hay muchos aspectos para destacar de este "no milagro". Cerremos con apenas una. La sala de pruebas que imita las condiciones de despegue y vida en el espacio exterior se construyó en Bariloche, y quedará a disposición para futuros emprendimientos. Y está abierta, con visitas guiadas para distintas edades, para todo el que la quiera conocer. Porque el conocimiento debe compartirse.

La autora es investigadora del Centro de Estudios de Historia de la Ciencia José Babini de la Unsam.