Subexploración y sobreexplotación: la lógica de acumulación del sector hidrocarburífero en Argentina

Mariano A. Barrera
La crítica situación actual del sector energético nacional tiene su origen en la performance del mercado hidrocarburífero argentino como consecuencia de las políticas implementadas desde hace dos décadas basadas en la eliminación de la intervención del Estado y la privatización de Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF). Luego del quiebre en el patrón de acumulación generado por el gobierno de facto y la supresión de las políticas tendientes a diversifi car la matriz energética dependiente de los hidrocarburos, la consolidación del “modelo neoliberal” en los noventa redundó en el predominio del mercado por sobre las demás instituciones. La conjunción de hidrocarburos abundantes y “baratos” —medido en moneda local— como el gas natural, la emergencia de nuevas tecnologías más eficientes en la producción de energía con este insumo y las inversiones de corto plazo realizadas por el capital privado, profundizaron el predominio de la matriz energética basada en dichas fuentes. De esta manera, se relegaron obras de infraestructura esenciales para menguar la dependencia de los combustibles fósiles, tales como la construcción de centrales hidráulicas y nucleares, dado que el sector privado no estaba dispuesto a comprometer capital para recuperarlo a largo plazo.

Veinte años después, con una marcada dependencia del petróleo y, principalmente, del gas natural para la generación de energía, el mercado hidrocarburífero se encuentra en una situación crítica. La extracción de crudo desde 1998 descendió un 28 % mientras que la de gas natural, luego de alcanzar su nivel máximo en 2004, cayó un 10 % hasta 2010. Por su parte, en este último año las reservas de hidrocarburos fueron un 8 % y 57 %, respectivamente, inferiores a las de 1988 (año previo al inicio de las reformas de mercado). Dada la dependencia señalada respecto de estos hidrocarburos, y el persistente crecimiento de la economía, las compras externas de combustibles se incrementaron fuertemente hasta alcanzar el máximo en 2011 con una importación de 9.397 millones de dólares, lo que generó en ese año un déficit de la balanza energética de casi 3 mil millones de dólares. En el mediano plazo, la estructura del mercado hidrocarburífero heredada de la década de 1990 y continuada (a pesar de algunas leves modificaciones) atenta contra la sustentabilidad del “modelo económico”, tanto por el impacto negativo que tiene sobre la balanza comercial, como por el deterioro en materia fiscal (como consecuencia de la implementación de subsidios para no transferir los precios internacionales al mercado doméstico).

Revista Apuntes para el Cambio - Número 2

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