Soja y el interés colectivo

El principio conservador de que el interés individual es lo mejor para el interés colectivo claramente ha fallado cuando se evalúa el comportamiento del complejo agrario con la producción de soja retenida en silobolsas.

Las doctrinas conservadoras acerca de la sociedad capitalista asumen que el ejercicio de la libertad individual es no sólo un derecho personal, sino también la forma de lograr lo mejor en términos del bienestar colectivo.

El poder de los dólares

La productividad de la tierra y la expansión de la frontera agrícola sojera en Uruguay y Paraguay explican el muy buen desempeño exportador de ambos países en este año. La diferencia es notable respecto del resto de América latina y en particular del de sus socios mayores del Mercosur. El informe de la Cepal “Panorama de la inserción internacional de América latina y el Caribe 2013” proyecta un crecimiento del valor de las exportaciones regionales de apenas 1,5 por ciento, similar a la expansión de 1,4 por ciento registrada en 2012. Brasil bajará 0,1 por ciento y Argentina aumentará 6,7 por ciento en 2013 respecto del año anterior. En este marco general de escaso dinamismo regional de las ventas externas sobresalen los incrementos del 33 por ciento de Paraguay y el 14 por ciento de Uruguay. La Cepal informa que el fuerte crecimiento fue por las exportaciones de soja y carne. Precisa que en el primer semestre de 2013 las exportaciones agrícolas de Paraguay, especialmente las de semillas de soja, experimentaron un aumento superior al 60 por ciento. La expansión de la cosecha de soja en esos dos países ha sido muy importante. En base a esas variaciones tan destacadas, no es una hipótesis irrazonable incorporar en el análisis la posibilidad de que el transporte de soja cruzando la frontera desde Argentina eludiendo los controles aduaneros haya permitido abultar el volumen exportador de Paraguay y Uruguay. Semejante volumen de carga no puede ser realizado por productores aislados sino por grandes comercializadores. Es lo que se conoce como el negocio de la soja blue.

Comercio con China no alienta diversificación productiva

La relación comercial con China, que se incrementó en la última década, está impulsada por la necesidad creciente del gigante asiático por mejorar la calidad de la alimentación de la población. Eso estimuló el crecimiento acelerado de su demanda de productos primarios o manufacturas basadas en recursos naturales que, sumado al petróleo, explican más del 82% de las exportaciones argentinas a Beijing en la última década. La contrapartida es que no se le venden productos con más tecnificación, lo que define un vínculo que “juega en detrimento del anhelo de una matriz productiva más diversificada y una creciente industrialización”, señaló el economista Ariel Slipak, especializado en la relación sinoargentina.

La fiebre del oro verde

Lo que sucede en la triple frontera entre Santiago del Estero, Salta y Chaco no suele salir en los noticieros. Salvo cuando ocurre alguna muerte, como la semana pasada, cuando fue asesinado Miguel Galván, de 38 años. En los últimos tiempos esta zona rural ha sido escenario de una guerra silenciosa, en la cual empresarios voraces se aprovechan de gente que habitó toda su vida en el mismo lugar, pero sin un título de propiedad que lo acredite. Cada vez queda menos bosque, y hay distintas visiones sobre el desmonte. Para algunos, conviene desmontar y plantar oro verde, o sea, soja.

“Ni un muerto más por el agronegocio”

Organizaciones sociales exigieron justicia por el asesinato de Miguel Galván, ocurrido el miércoles pasado. Denunciaron la persecución y amenazas a campesinos e indígenas y reclamaron la sanción de una ley que frene los desalojos.

El Movimiento Campesino de Santiago del Estero (Mocase-VC) y organizaciones sociales y políticas se concentraron ayer por la tarde frente al Congreso de la Nación para exigir “juicio y castigo a los responsables materiales, ideológicos y políticos del asesinato del campesino Miguel Galván”, ocurrido el último miércoles y por el que acusan al empleado de un empresario agropecuario que habría actuado como sicario. “Nuestra lucha va a continuar, no queremos ni un muerto más por la violencia del agronegocio”, dijo a Página/12 Ricardo Cuellar, integrante del Mocase-VC y representante del pueblo Lule Vilela, etnia a la que también pertenecía la víctima.

El agronegocio se expande con sangre

Un sicario asesinó de una cuchillada a Miguel Galván, un campesino indígena. Reclaman la sanción de una ley que frene los desalojos de territorios por cinco años.

La frontera del negocio sojero se sigue expandiendo, principalmente en el norte argentino, a costa de la sangre de muchos campesinos indígenas. Esta semana un sicario de un empresario agropecuario mató de una cuchillada en el cuello a Miguel Galván. Sucedió en el Paraje Simbol, a 400 kilómetros de la capital de Santiago del Estero, en el límite con Salta. Galván tenía 40 años, era de la etnia lule vilela e integrante del Movimiento Campesino de Santiago del Estero Vía Campesina (Mocase-VC). Hace un año, en noviembre de 2011, otro miembro del Mocase murió asesinado: Cristian Ferreyra.

Avance sojero

“El genocidio del general Roca continúa hoy en Tucumán”, denunció la comunidad Indio Colalao, del norte provincial, que sufrió dos represiones de la policía para ser desalojados del territorio que habitan desde el 1600. También enfrentaron 25 pedidos de detención por no acatar el desalojo y dos miembros de la comunidad estuvieron apresados durante doce días. El motivo: 19 mil hectáreas que empresarios pretenden destinar a campos de soja. “Jueces y políticos violan nuestros derechos y sólo benefician a los que tienen dinero”, acusó Cynthia Ovejero, vocera de la comunidad.

La comunidad Indio Colalao vive en Riarte, norte de Tucumán, casi al límite con Salta. La historia de la comunidad incluso da nombre a la localidad (Martín Riarte, comunero diaguita del siglo XVII, es ancestro de la actual comunidad Colalao y de él proviene el nombre del lugar).

Entre el agronegocio y la megaminería

Representante de una generación que al momento de relatar su vida, la divide entre antes y después del exilio, la socióloga Norma Giarracca, a cargo del área de Estudios Rurales del Instituto Gino Germani, recuerda que la despidieron en 1976 de la Secretaría de Agricultura, donde había empezado a trabajar mientras cursaba la carrera, por el artículo castrense que la declaraba persona real o potencialmente peligrosa para el Estado nacional. «Cuando dan el golpe –dice Giarracca– la Marina toma el control de la Secretaría como represalia por la política que habían llevado adelante José Ber Gelbard y el ingeniero Horacio Giberti desde 1973 en adelante. Y nos echan a todos».

Despedida y con una orden de captura contra su esposo, el economista y docente Miguel Teubal, parten a su primer destino de un exilio que los alejaría del país durante más de 6 años. Tras recalar en España e Inglaterra, México los cobija hasta su vuelta al país.
Un doctorado en la Universidad Nacional de México, trabajos de investigación sobre el campesinado mexicano –en la misma línea que los comenzados en Argentina sobre los pequeños productores rurales– y trabajos de campo financiados por el estado mexicano, quedan atrás y la familia regresa al país.

La tierra agrícola ya vale casi la mitad del PBI en la Argentina

La soja lo hizo. El potente negocio que gira alrededor de ese cultivo provocó una fuerte revalorización del principal activo con que cuenta la Argentina: sus tierras agrícolas. Desde 2001, según un estudio de la Bolsa de Comercio de Rosario, el valor de los campos registró un aumento en dólares superior al 120% . Así, las más de 31 millones de hectáreas que hay en producción pasaron a valer la friolera de 155.000 millones de dólares, el equivalente a 42% del PBI . O más del dinero que se necesitaría para cancelar la deuda externa, ubicada hoy en US$ 127.000 millones.

Los datos sobre cuánto cuesta la superficie que este año aportará una cosecha de casi 100 millones de toneladas y 30.000 millones de dólares en exportaciones fueron calculados por los economistas rosarinos multiplicando la superficie sembrada en la campaña 2009/10 (algo más de 31 millones de hectáreas) por unos 5.000 dólares, el precio promedio por hectárea. Es que, según su ubicación y aptitudes productivas, el valor de un campo puede variar significativamente, desde menos de 1.000 dólares a picos de 16.000 dólares en las mejores zonas agrícolas.

Es el caso de la llamada zona maicera (donde, en realidad, hoy abunda la soja), ubicada entre el sur de Santa Fe y el norte de Buenos Aires. Allí, la cotización de la hectárea agrícola pasó de unos 4.000 dólares en 2000 a unos 15.000 dólares en la actualidad.

Pero como la divisa se depreció cerca del 70% desde entonces, el análisis partió de un valor base para principios del milenio de 6.800 dólares por hectárea. “El incremento real habría sido de 121%”, determinaron los expertos.

Las cifras coinciden con las que publica la inmobiliaria especializada Compañía Argentina de Tierras. Para 2010, la firma calculó que en los partidos de Salto, Pergamino o Rojas los precios de los campos promediaban los 15.500 dólares en marzo pasado. Solamente en un año, habían aumentado más de 20% en dólares.

El fuerte crecimiento de la soja en el esquema agrícola argentino tuvo que ver mucho con esta revalorización. En 2000/01, el poroto ocupaba menos del 40% del área sembrada, mientras que ahora su participación trepa a más del 58%.

Pero el informe de la Bolsa aclara que “el valor de la tierra aplicada a otros cultivos no se ha incrementado tanto”. Esto explica por qué el promedio nacional es apenas una tercera parte del costo de la mejor tierra agrícola.

“El precio de la tierra depende, fundamentalmente, del precio del bien que produce esa tierra. Y esto se puede ver claramente teniendo en cuenta el precio que tenía la soja en 2000/01, cuando su valor FOB llegaba a 160 dólares, contra alrededor de los 500 dólares o más a que cotiza en los últimos tiempos”, razonó el trabajo.

El alto valor de la tierra agrícola ha sido un argumento muchas veces utilizado por el Gobierno para desacreditar los reclamos del agro. Según el razonamiento, no tienen razones las quejas de un chacarero de 100 hectáreas del sur santafesino por el hecho sencillo de que dispone de un capital cercano al millón y medio de dólares, lo que a los ojos de cualquier mortal lo convierte en un millonario.

Sin embargo, según diferentes estudios, en un año de excelentes precios como el actual, la rentabilidad del sector productor (antes de impuestos) se podría ubicar entre 3.000 y 4.000 millones de dólares. Es decir, el retorno que recibe el sector equivale a 2 a 2,5% del valor de la tierra que cultiva.

Argentina: El discurso sojero transgénico - Parte 3 - Agroquímicos: Las falacias domiciliarias

Los defensores del uso de los pesticidas en general, y del glifosato en particular, utilizan con frecuencia comparaciones falaces con el uso de productos riesgosos en las viviendas. Realizan estas comparaciones buscando también presionar a legisladores para conseguir la aprobación de normativas más permisivas con el uso de pesticidas, o para evitar la aprobación de normas más restrictivas, sobre todo en ámbitos legislativos locales.

El discurso sojero transgénico

Como expreso en los escritos anteriores, hoy hay dos sistemas agroalimentarios en pugna:

· Por un lado, el sistema de monocultivo extensivo con agroquímicos, del cual el sistema transgénico es sólo el último eslabón.
· Por el otro, el sistema que integra la agricultura familiar, la vía campesina y los diferentes sistemas agroecológicos, que tiene emprendimientos que se sostienen a pesar de los ataques sistemáticos que padecen, y está en permanente conformación, articulación y crecimiento.

El objetivo de estos escritos es mostrar las mentiras, los engaños, los ocultamientos y/o las tergiversaciones del discurso de los que promueven y/o se benefician con el sistema de monocultivo extensivo con agroquímicos, incluido el transgénico, que sólo para abreviar es denominado aquí “discurso sojero transgénico”.

En este tercer texto desarrollo las comparaciones falaces que realizan los defensores de los agroquímicos con los productos riesgosos utilizados en los domicilios familiares. Sólo comentaré dos notas, una escrita por Daniel Iribarne, y otra correspondiente a una presentación realizada por Silvia Martínez en el Concejo Deliberante de Luján. Pero las mismas consideraciones pueden hacerse en relación con todas las expresiones que comparan falazmente los pesticidas utilizados masivamente en los monocultivos extensivos con los productos usados por las familias en sus domicilios.