¿Por que Israel se niega a reconocerle a Rusia el derecho a dialogar con Hamas?

Ria Novosti

Mientras que la propuesta del presidente de Rusia, Vladimir Putin, de invitar a Moscú a los líderes de HAMAS fue aprobada unánimemente en el mundo árabe, los políticos israelíes comienzan a descargar contra Rusia un torrente de acusaciones cuyo sentido se reduce a que la iniciativa de Rusia da luz verde al terrorismo.

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Fuente: Voltairenet
Mientras que la propuesta del presidente de Rusia, Vladimir Putin, de invitar a Moscú a los líderes de HAMAS fue aprobada unánimemente en el mundo árabe, los políticos israelíes comienzan a descargar contra Rusia un torrente de acusaciones cuyo sentido se reduce a que la iniciativa de Rusia da luz verde al terrorismo.

Esta reacción negativa de Israel había sido prevista. El problema es saber qué se oculta detrás de la misma. ¿Solamente la ira justa o algo más?

"Rusia ha apuñalado a Israel por la espalda. ¿Qué pensaría Putin si Israel invitase a los cabecillas chechenos?" -, exclama el ministro de Transporte de Israel, Meir Shitrit.

Mas, trazar paralelos entre el caso checheno y palestino es más que improcedente. Siquiera porque Chechenia es parte del territorio de Rusia, lo que está reconocido por la comunidad internacional, mientras que las tierras palestinas, según rezan las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU, han sido ocupadas por Israel.

El ministro israelí cierra los ojos al hecho de que HAMAS haya llegado al poder por vía legítima. El pueblo palestino ha votado a favor de este movimiento, concediéndole el derecho a formar el Gobierno. Este derecho ha sido reconocido de forma indirecta por la comunidad internacional que ha reconocido los resultados de las elecciones parlamentarias palestinas.

Lo que provoca la indignación de Moscú son los hechos de que otros Estados reciban en su territorio a quienes o quedaron privados del derecho a representar los intereses del pueblo checheno o jamás lo han tenido. La República Chechena tiene su parlamento legítimo, su presidente legítimo que han sido electos por el pueblo checheno. Son únicamente ellos quienes pueden actuar de parte de este pueblo.

A este respecto cabe recalcar que el presidente Putin invitó a los representantes de HAMAS sólo después que ellos ganaron las elecciones parlamentarias palestinas y no antes. Con su decisión no socava la legitimidad del Gobierno palestino ni estabilidad en Palestina, como lo hacen con respecto a Rusia quienes reciben en sus capitales a terroristas chechenos.

En todo caso, la victoria que HAMAS ha obtenido en las elecciones parlamentarias es una realidad y, por lo tanto, resulta imposible negar esta realidad, reconociendo de paso los resultados de las elecciones.

Son infundadas también las acusaciones que los políticos israelíes dirigen a Moscú, afirmando que sus acciones entran en contradicción con la última declaración hecha por el "cuarteto" de mediadores internacionales, integrado, además de Rusia, por EE.UU., la Unión Europea y la ONU. Cabe hacer recordar que dicha declaración fue hecha el pasado 30 de enero en Londres después de conocerse los resultados de las elecciones palestinas. Llama la atención el hecho de que los israelíes mencionen esta declaración a cada rato, mientras que antes preferían desentenderse de tales documentos, sin hablar ya de las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU si dichos documentos atentaban contra sus intereses. Cabe recordar también que todo el plan de arreglo mesoriental, la llamada "hoja de ruta", elaborado por el "cuarteto" fue aceptado por Israel con 14 salvedades. Los israelíes interpretan también a su modo la última declaración del "cuarteto", afirmando que a efectos de la misma Moscú no puede acoger a los líderes de HAMAS.

Pero esto no es cierto. A este respecto cabe hacer recordar que en realidad la declaración del "cuarteto" no se planteaba el objetivo de boicotear a HAMAS. Más aun, los documentos oficiales de la última reunión del "cuarteto" no hacen mención de este movimiento. La declaración final de este órgano mediador dice sólo que "la futura ayuda a cualquier Gobierno palestino podrá ser revisada por los países donantes en función de su adhesión a los principios de renuncia a la violencia, el reconocimiento de Israel y respecto de los acuerdos y compromisos anteriores, incluida la "hoja de ruta". Cabe notar: "podrá" pero no "deberá".

Además, el Gobierno palestino aún no ha sido formado y no ha emprendido aún ninguna acción. Por lo tanto, resulta prematuro juzgar sobre algo. Por lo tanto, no hay motivo alguno para acusar a Rusia de traición al "cuarteto". Máxime que los diplomáticos rusos, después de que Putin anunció su iniciativa, han aclarado reiteradamente que sus negociaciones con HAMAS se sostendrían en el marco de los acuerdos del "cuarteto" y sus fines incluyen también la seguridad de Israel.

De manera que esa actitud histérica israelí con respecto a Rusia no puede explicarse por ningún otro motivo que no sea conveniencia política interna. Dada esta circunstancia, no está claro ¿por qué quienes condenan la iniciaitva de Rusia guardan silencio sobre las negociaciones de Egipto con HAMAS o la propuesta de Turquía de actuar en calidad de mediador entre este movimiento e Israel? Es más, el ministro de Defensa de Israel, Shaul Mofaz, viajó a Egipto para tratar con el presidente Hosni Mubarak la situación que ha surgido en el área y entregar por mediación de El Cairo las exigencias israelíes a HAMAS. ¿Por qué entonces Moscú no pude actuar como mediador?

¿No será porque justamente por los resultados de las negociaciones de Moscú el "cuarteto", incluidos EE.UU, y Europa, juzgarán sobre la perspectiva que tenga el diálogo con HAMAS? Si los diplomáticos rusos logran convencer a sus colegas norteamericanos y europeos de que este diálogo es posible, a Israel le será más difícil renunciar a sus compromisos con los palestinos.

Los israelíes no se acuerdan, quien sabe por qué razón, de que en su última reunión el "cuarteto", entre otras cosas, advierte contra actos unilaterales de ninguna clase. Ello se refiere, ante todo, a Israel que, bajo el pretexto de que por la parte palestina "no hay con quien negociar" prefiere aplicar una política unilateral que le reserva unos u otros territorios en litigio. La comunidad internacional podrá dar su consentimiento tácito a ello únicamente en caso de que esta comunidad admita que es imposible dialogar con HAMAS.

Hay otro problema. ¿Por qué el Gobierno israelí consideraba posible negociar con FATH que antes de las elecciones gobernaba en el territorio palestino, y descarta tal posibilidad con respecto a HAMAS? Y eso a pesar de que el brazo armado de FATH obra con mayor actividad que las unidades paramilitares de HAMAS que observan el armisticio provisional.

Desde luego que ello no significa que la comunidad internacional debe olvidarse de todos los actos de terrorismo perpetrados anteriormente pro HAMAS. Cabe señalar a este respecto que Rusia no hace distinción alguna entre los actos terroristas en Moscú, Tel Aviv, Londres, Nueva York o en algún otro lugar. Rusia jamás ha aprobada semejantes métodos de lucha política. De eso se hablará cuando la delegación palestina llegue a la capital rusa. Pero si existe la posibilidad de que HAMAS renuncie a la táctica terrorista, ¿por qué no intentar aprovechar esta posibilidad? Es que hace todavía 20 años era imposible imaginarse que los israelíes se sentaran a la mesa de las negociaciones con la Organización para la Liberación de Palestina de la que FATH es el integrante principal. Pero esto ocurrió, aunque los temores de Israel respecto a HAMAS para Moscú son lógicos y claros.

Pero no se puede dejar de comprender el hecho de que el aislamiento de HAMAS provocará una mayor radicalización del movimiento. Si Occidente le niega su ayuda, esa ayuda puede llegar de otros patrocinadores que no proporcionen dinero para la creación sino para el terror. De momento la comunidad internacional tiene la posibilidad de influir en la futura política de HAMAS. No se puede estar seguro de que los cambios en su seno se produzcan rápidamente ni tampoco que se operarán, pero ello no significa que no valga la pena intentar. Esto es justamente lo que Rusia hace: intenta sacar del atolladero la crisis mesoriental.

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