La ciencia y las políticas de desarrollo

Durante la campaña electoral del 2012, el candidato presidencial demócrata, Barack Obama, afirmó que la ciencia y la técnica son “la clave de la economía del siglo XXI”. Su contrincante, el republicano y fanático religioso Mitt Romney, habló de desarrollo económico, profiriendo al mismo tiempo promesas y amenazas de importantes recortes en los presupuestos de ciencia, ingeniería y medicina.

Este debate recuerda de hace medio milenio, al comenzar la Revolución científica. Entonces hubo un puñado de gigantes, como Galileo, Huyghens, Harvey y Boyle, que practicaron, renovaron y defendieron la investigación científica frente a las iglesias cristianas, que defendían supersticiones milenarias y, sobre todo, pretendían que la verdad se halla ya hecha en el dogma, mientras que los innovadores sostenían que la verdad se va haciendo a medida que se estudia la realidad.

Economía, Politica y Sistema Financiero

La Comisión Nacional de Valores es una entidad autárquica con jurisdicción en toda la República Argentina. Fue creada por la Ley de Oferta Pública No. 17.811 (en 1968 durante la dictadura del Gral. Onganía) y su objetivo ha sido el de regular en la oferta pública, observando la transparencia de los mercados de valores y la formación de precios en los mismos, así como también la protección de los inversores. Sin embargo, su historia ha sido objeto de algunas observaciones y cuestionamientos por parte de inversores y empresarios, durante el período de la última dictadura militar; y por parte de la justicia durante el período democrático, a partir de la derogación de las leyes de impunidad en la Argentina.

Los peligros del mundo y las ciencias prohibidas

No hay duda que vivimos en un mundo injusto y peligroso. La “opción racional” que orienta a las ciencias sociales hegemónicas se está convirtiendo, paradójicamente, en opción irracional. El “control de riesgos” nos está llevando a riesgos descontrolados. Modelos y formalizaciones muestran aquí y allá signos entrópicos amenazadores. Las falsas “leyes del mercado libre que por sí sólo se reequilibra”, y cuyas políticas siempre han derivado en graves crisis, nuevamente se ven “disconfirmadas”, y quienes anunciaron que pronto habría de superase la crisis que nos abruma, a poco se vieron obligados a reconocer que la actual crisis es más grave de lo que pensaron y de mayor duración.

La disminución de riesgos y la optimización de utilidades de las mega-empresas y complejos hegemónicos parecen asociarse a la maximización de riesgos y de pérdidas en “el conjunto” de que forman parte. Que esa asociación, correlación o coincidencia muestran una relación de causa a efecto es algo que no puede descartarse. Y sin embargo la relación de causa a efecto entre los intereses y valores de las grandes corporaciones y los graves peligros y problemas del mundo es generalmente descalificada por el pensar científico, y relegada al mundo de la negación o rechazo, que Freud descubrió entre las características del inconsciente, y que también parece darse en el inconsciente de las colectividades científicas y de los complejos militares-empresariales-y-políticos, todos ciegos ante las causas de los peligros del mundo y sordos ante las tragedias humanas, a que se refieren como si fuesen fenómenos naturales en cuya solución están haciendo todo lo que se puede y en que dan por entendido que no se puede hacer más.