El Acuerdo Transpacífico TPP o cómo privatizar la semilla y sumar biopiratería

¡De repente nos encontramos ad portas del gobierno directo de las transnacionales! Corporaciones como Monsanto, las farmacéuticas, los fabricantes de automóviles y otras corporaciones elaboraron en secreto junto a una elite de negociadores de la casta empresarial/estatal de doce países, una ley para todos sus habitantes.

Los dueños del Germoplasma, la dominación capitalista y la disputa por su renta

El derecho de propiedad intelectual, es un derecho que da exclusividad temporaria sobre una invención. Esta condición, establece un monopolio sobre la explotación de la creación; por lo tanto, para asegurarse patentes sobre formas de vida y recursos vivos, las grandes empresas reclaman las semillas y las plantas como ‘invenciones’ suyas y por consiguiente, como “algo de su propiedad”. Además, el reclamo de la supuesta invención de variedades de plantas y organismos vivos genéticamente modificados (OGM), supone la completa negación de la creatividad de naturaleza en su conjunto y de los agricultores en particular, quienes han aportado el conocimiento milenario relativo a los mismos.

Como vemos, a partir de la modalidad que fueron adquiriendo las patentes del área biotecnológica, el límite entre invención y descubrimiento se ha vuelto difuso. Esto lleva, a que cobren fuerza las tendencias a la apropiación de la materia existente en la naturaleza, produciendo un desplazamiento y ampliación en el significado mismo de lo que se entiende por propiedad intelectual y su ámbito de aplicación.

Los caminos del maíz

El maíz sembrado para comer es sagrado sustento del hombre que fue hecho de maíz. Sembrado por negocio es hambre del hombre que fue hecho de maíz. Sencilla y profunda frase de Miguel Ángel Asturias que cada día adquiere más significados. Ahora el negocio de sembrar hambre es de cuatro trasnacionales que quieren monopolizar y contaminar transgénicamente el maíz, hasta que las manos que lo criaron y cuidaron para alimento de toda la humanidad tengan que comprarles a ellos la semilla y pagarles incluso por uso indebido de patente si sus maíces ancestrales se contaminan con transgénicos.

Monsanto y Climate Corporation: las razones de una compra millonaria

En una nueva muestra de cómo la informatización está remodelando las actividades económicas, Monsanto anunció el miércoles que compró Climate Corporation.

Pagó US$930 millones en efectivo por la compañía, que se vale de datos como el historial de lluvias y calidad de suelos para predecir el rendimiento de cultivos. Monsanto espera aplicar el análisis informático de Climate Corporation en sus diversas áreas, para crear lo que un ejecutivo de la firma denominó “el siguiente nivel de la agricultura”.

Los juegos del hambre

La crisis alimentaria azota el mundo. Se trata de una crisis silenciosa, sin grandes titulares, que no interesa ni al Banco Central Europeo, ni al Fondo Monetario Internacional, ni a la Comisión Europea, pero que afecta a 870 millones de personas, que pasan hambre, según indica el informe 'El estado de la inseguridad alimentaria en el mundo 2012', presentado esta semana [09/10] por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).

El hambre, creemos, cae muy lejos de nuestros confortables sofás. Poco tiene que ver, pensamos, con la crisis económica que nos afecta. La realidad, pero, es bien distinta. Cada vez son más las personas que pasan hambre en el Norte. Obviamente no se trata de la hambruna que afecta a países de África u otros, pero consiste en la imposibilidad de ingerir las calorías y proteínas mínimas necesarias, y esto tiene consecuencias sobre nuestra salud y nuestras vidas.

Comida que calienta

Dos de las mayores crisis planetarias que vivimos, la crisis alimentaria y la crisis climática, tienen como causa principal el sistema alimentario agroindustrial: desde la agricultura y pecuaria industrial a los supermercados forman una cadena que oprime a la gente y exprime al planeta, con Monsanto firmemente tirando de un extremo y Walmart del otro. México es un triste ejemplo de ello (Ver Comer o no comer ¿quién decide? La Jornada, 25/8/12)