Mea culpa del FMI: los ajustes en Europa son un fracaso

Martín Idafe
El economista jefe, Olivier Blanchard, admitió que sus cálculos sobre los efectos recesivos de los recortes eran demasiado optimistas. Austericidio lo llaman los analistas. Los ajustes no sólo no funcionan sino que provocan el efecto contrario. Después de que generó desempleo y sufrimientos innecesarios a millones de personas, el FMI reconoce ahora que la política económica impuesta por Berlín, Bruselas y el propio FMI al sur de Europa es un fracaso.

Un informe del organismo internacional con sede en Washington, firmado por su economista jefe, Olivier Blanchard, admite definitivamente una idea que habían adelantado tímidamente en su informe de octubre: los ajustes tienen un impacto mucho mayor de lo previsto en el desempleo, la inversión y el consumo. A pesar de que el informe tiene la firma del economista jefe y de que es alojado y publicado en su página web, el FMI publica una paradójica aclaración: no representa las opiniones del organismo.

Basándose en estudios comparativos y modelos matemáticos, Blanchard y el también economista del organismo Daniel Leigh aseguran que la austeridad prescrita en países como Grecia, Portugal o España, es un error. Titulado "Errores en las previsiones de crecimiento y multiplicadores fiscales", su informe demuestra que la estimación de 0,5 euros de contracción por cada euro de ajuste era demasiado optimista. Según ellos, el efecto de los ajustes es tres veces mayor, y la economía se estaría achicando 1,5 euros por cada euro de ajuste.

Son los llamados multiplicadores fiscales, que aumentan cuando las tasas de interés están cercanas a cero y los países en recesión. En castellano viejo: fue peor el remedio que la enfermedad. Lo que se ahorra con una mano se deja de ingresar con la otra por el hundimiento de los ingresos fiscales que produce la recesión.

España puede demostrar con datos las nuevas teorías del FMI. Madrid cerró 2011 con un déficit del 8,9% que al final actualizó hasta el 9,4%. Bruselas exigió que lo redujera al 5,3% en 2012, aunque luego le dio algo más de margen, hasta el 6,3%. A la labor se puso el gobierno español, con un brutal ajuste que ya provocó dos huelgas generales y cientos de manifestaciones. Pese a los recortes, varios economistas españoles esperan un déficit de 10% para 2012.

Bruselas sigue como quien oye llover. Abundan los discursos de preocupación por el desempleo pero la estrategia sigue siendo más ajustes, duelan lo que duelan. A partir del 1 de enero se esperan aún más recortes. En esa fecha entró en vigor el "pacto fiscal", el palo de Angela Merkel por el que todos los países del euro se comprometieron legalmente a mantener déficits fiscales que no sobrepasen el 0,5%. Una utopía, teniendo en cuenta el actual estado de la economía europea. De la zanahoria, por ahora, no se sabe nada.

Clarin/iEco - 7 de enero de 2013

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