Mario Pantaleo Abalos: convicciones profundas

Gabriela Pantaleo
Hace 40 años mi vida cambió, tenía 7 años y me desperté a la madrugada porque escuché que mi mamá contaba que a mi papá se lo habían llevado unos milicos de la puerta de mi casa, por suerte a ella no. Yo no entendía nada. Durante años imaginé que regresaba, de hecho me tomó mucho tiempo decir que mi papá había muerto y muchos más decir que había desaparecido.

La ausencia del cuerpo dificulta todo y no entender el porqué, si es que el porqué pudiera justificar algo.

De más grande vino el interés por reconstruir la historia, una tarea complicada porque era único hijo y mamá siempre prefirió el silencio. Lo que yo sabía era que mi papá era el subsecretario del Centro de Capitanes de Ultramar un pequeño sindicato que nuclea a los capitanes de barcos de líneas comerciales, y luchaba para que el mundo sea más justo, con otra distribución de la riqueza y con igualdad de oportunidades.

La vida hizo que me cruzara con gente que lo conocía, un profesor de la facultad que se emocionó hasta las lágrimas al recordarlo, un exjugador de rugby del equipo que él entrenaba, que buscó enseguida las fotos de su infancia con la pelota ovalada.

Después vino el apoyo del equipo de Antropología Forense a través del cual pude saber que había sido asesinado el mismo día de su secuestro y luego enterrado como NN en Chacarita (hoy hay una baldosa allí que lo recuerda).

Y siempre tenía en mente que mamá decía "a tu papá lo secuestro Astíz", lo que hacía que siguiera tratando de encontrar un porqué.

Y así fue como me acerqué al IADE, porque hallé en Internet una nota escrita por mi papá sobre el puerto de aguas profundas, publicada en la revista Realidad">http://www.iade.org.ar/uploads/c87bbfe5-6eab-c30e.pdf]Realidad Económica. Fui muy bien recibida y me contaron que papá –que formaba la Comisión Directiva de esta institución- había denunciado el desmantelamiento de ELMA que pensaban hacer los militares. Elma en esa época tenía una de las mayores flotas del mundo y terminó siendo totalmente desguazada en la década de los ´90.

Y así fue como pude comenzar a cerrar mi historia, yo buscaba una razón para poder sanar una parte de mí, no un justificativo para hechos criminales irrefutables.
Ni olvido ni perdón, 30.000 compañeros desaparecidos presentes, ahora y siempre.

Papá fue detenido y desaparecido el 6 de agosto de 1976 día en que hubiera cumplido 37 años.

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