Madres de Plaza de Mayo, 30 años

Aquel 30 de abril de 1977 se empezó a crear algo único, singular en el mundo. Como todas las creaciones o los inventos, que a veces son casuales. Y este hecho de que las Madres hayamos ido a la Plaza por una cosa gravísima, casi fue casual porque la convocatoria de Azucena Villaflor era para llevar una carta a Videla, no para quedarnos allí. Sí se eligió la Plaza para firmar la carta fue porque Azucena tenía idea de lo que significaba la Plaza, pero no para quedarnos. No nos planteamos quedarnos ni a los tres días, ni a los cuatro, ni a no sé cuántos jueves después. Nos fuimos quedando a partir de la necesidad de que hubiesen más Madres en las firmas, porque eran pocas las que firmaban. Había que hablar mucho con cada una, tenían mucho miedo y había razones para tenerlo. Autor: [b][color=336600]Hebe de Bonafini[/color][/b] [size=xx-small][b]Artículos relacionados:[/b] .Las Madres del Amor .24 de Marzo: Memoria y resistencia [/size]

La creatividad que tuvo Azucena es lo que provocó el embarazo para siempre de esta lucha, es lo que lanzó este movimiento. Nadie creyó que nos íbamos a quedar, que íbamos a seguir yendo. Yo me había hecho dos batoncitos de una tela que se llama tobraico, porque me decía: ¿cuánto voy venir a Buenos Aires, dos meses, tres meses? Era verano y me dije, con dos batones alcanza y sobra.

Hebe de Bonafini

El capitalismo es muy astuto y te plantea la muerte como el final de todo. No sólo de la vida, de todo. Y si vos aceptás la muerte, te ponen la lápida y a otra cosa. En cambio, cuando vos no querés dar por muertas a las personas y las vas trayendo a la vida y vas mostrando el significado de por qué dieron sus vidas, los considerás revolucionarios, los considerás guerrilleros y transmitís que ser guerrillero y revolucionario es el compromiso de más amor, que no eran terroristas, todo eso hace que ellos no estén muertos.

Y así salimos al mundo a contar lo que nos pasaba, lo hicimos con coraje, con entrega, y nos fuimos dando cuenta de que causábamos un impacto en cada sitio al que íbamos, que se creaba un vínculo inmediato de solidaridad y amor. Otras madres adoptaron el pañuelo blanco en países tan lejanos donde no se entendía nuestro idioma, pero sí se comprendía el lenguaje de nuestro pañuelo.

Y así, cuando pedimos manos, pintadas en pancartas o papeles, llegaron millones de manos. Luego, pedimos pañuelos que dijeran "Cárcel a los genocidas" y llegaron miles y miles por el correo. Igual pasó con las siluetas. Y ahí nos dimos cuenta de la dimensión a la que había llegado el movimiento en el mundo. Las Madres siempre fuimos muy creativas. Recuerdo que siempre decía: "yo no quiero sacar a pasear al perro". Si yo voy a un acto donde se va hasta a la Plaza, se lee un documento y se vuelve, yo siento que vamos a sacar de paseo al perro. Los actos tienen que tener siempre, si se quiere, una dimensión teatral, que la gente se acuerde. Por caso, la Pirámide cubierta con los rostros de nuestros hijos. No llevarlos como un cajón, sino alto, lo más alto posible. La Plaza, cuando nosotras hacemos una actividad está vestida, con colores, con música, con todo.

Y nuestra lucha sigue, ahora, por el trabajo, por la igualdad, por la distribución de la riqueza. En este país ya no se pueden morir pibes de hambre, ni vivir en la calle ni comer de la basura. Por eso la Universidad, el periódico, la librería, la editorial, la radio, la construcción de viviendas, y todas las acciones. Todo lo hacemos con la convicción de que tenemos un derecho ganado, el derecho que nos otorga haber estado en lucha, desde hace 30 años, cada minuto, cada segundo poniendo el cuerpo entero.

Fuente: Acción -EDICION 976 - Segunda quincena de abril de 2007

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