Linchamientos, sociedad y Estado

Los “linchamientos” concretos a los que hoy asistimos han sido precedidos por muchos años de linchamientos mediáticos. Se ha construido una otredad negativa desde los aparatos de formación de sentido común; la figura del delincuente subversivo que habilitó el silencio sobre los campos de concentración de la dictadura militar, ha sido reemplazada por la del “pibe chorro” el que supuestamente entra por una puerta y sale por otra. Pero la demagogia punitiva ha calado tan profundo en nuestra sociedad, capilarizando a todas las clases sociales (los vecinos organizados de Rosario son laburantes) que se han generado condiciones de enunciación para llamar justicia por mano propia a lo que claramente es homicidio calificado. Ahora, muchos se rasgan las vestiduras clamando por el Estado ausente, y los políticos en campaña utilizan oportunistamente el tema para posicionarse. Pero cuando desde el gobierno nacional se intenta hacer una reforma de la Justicia, hay quienes dicen que “se invade la división republicana de poderes”.

Gente como uno

La imagen es brutal. Desoladora. Se siente como un golpe en el estómago.

Un grupo de hombres y mujeres, atildados, la mayoría de ellos con sombrero, camisas claras y corbatas, mientras ellas aparecen con vestidos de verano. Se los ve hablar, animados, uno señala un árbol que se ve detrás de la multitud.

A la izquierda de la foto sobresale una pareja joven, de veinteañeros. Él de camisa blanca, corbata y cabello prolijamente recortado. Ella con un vestido oscuro sin mangas y con pequeños dibujos claros.