La ley que lava más rosa

Roxana Sandá


En la peor etapa de aplicación de las políticas de ajuste, flexibilización laboral, desocupación, despidos a mansalva y represión, mujeres de todo el arco sindical y de la economía popular se unieron en una mesa intersindical feminista sin precedentes en la historia argentina.

Surgió en torno a la preparación del Paro Internacional feminista del 8 de marzo y su primera acción pública fue para presentar un contraproyecto alternativo al oficial de Ley de Equidad Salarial de Género, al que denuncian como una reforma laboral encubierta. Esta operación de pink washing –utilizar y desdibujar las demandas feministas para “lavarle” la cara al poder– enmascara que detrás de este proyecto de ley se habilita la intervención a sindicatos y la creación de formas de trabajo precarizadas. El contraproyecto incluye mejoras en las licencias, acciones para la incorporación de las mujeres al trabajo, sanciones a empleadores, centros de cuidado y pago de guarderías.

En la segunda semana de debate del proyecto de Ley de Equidad Salarial de género y la reforma al régimen de Licencias Especiales en la Ley de Contrato de Trabajo que presentó el Poder Ejecutivo en la Comisión de Legislación de Trabajo de la Cámara de Diputados -el martes 11 se había iniciado el tratamiento junto con la Comisión de Familia, Mujer, Niñez y Adolescencia-, las representantes de las centrales obreras volvieron a repudiar la sustancia de un proyecto al que denuncian como reforma laboral encubierta.  Esta vez acompañadas por el triunviro de la CGT, Héctor Daer, y el diputado y secretario general de la CTA de los Argentinos, Hugo Yasky, la secretaria de Géneros de esa central, Estela Díaz, y la secretaria adjunta de la CTA Autónoma, Dora Martínez, coincidieron en que el Gobierno ignoró a las mujeres, lesbianas, trans y travestis de las organizaciones sindicales para la elaboración de la iniciativa y que la mayoría de sus aspectos son puro maquillaje declarativo, diseñado bajo la lógica de un modelo de Estado empresarial y patriarcal. “Lo cual confirma el desprecio de esta gestión por la lucha de la clase trabajadora”, concluyeron.

Díaz y Martínez integran la Mesa Intersindical de Mujeres, una construcción política feminista inédita en la Argentina y en Latinoamérica, que se fue tramando al calor de las asambleas del Paro Internacional de Mujeres del 8 de Marzo con todos los sectores gremiales y de la economía popular. La “cocina” de ese armado transversal logró superar divisiones que llevan años en el mundo obrero organizado, describió Verónica Gago para este suplemento durante su participación en las asambleas previas al Paro Internacional de las Mujeres del 8 de marzo. “No fue un acuerdo ´por arriba´ de cúpulas o dirigentas consagradas, sino en los bordes de un espacio asambleario que se reunió durante todo febrero en la sede de la Mutual Sentimiento. Fue el calor asambleario, con la multiplicidad de demandas, consignas y trayectorias que allí se daban cita, el que empujó y dio aliento a ese acuerdo.”

Esta semana, ese armado sindical de feminismo popular volvió a manifestar su apoyo al proyecto de ley de “Equidad de géneros e igualdad de oportunidades en el trabajo” impulsado por la diputada del Frente para la Victoria (FpV) Vanesa Siley, secretaria general de la Federación de Trabajadores Judiciales (Fesitraju), parte de la Corriente Federal de Trabajadores de la CGT y  referente de Mujeres Sindicalistas. Elaborado junto con las trabajadoras de esa mesa de unidad en la Corriente Federal,  la CGT, CTA de los Trabajadores, CTA Autónoma, la Confederación Nacional de Cooperativas de Trabajo (CNCT)  y la Confederación de Trabajadorxs de la Economía Popular (CTEP), recopila las consideraciones realizadas por las mujeres de todo el arco sindical y que fueron presentadas en una conferencia de prensa en abril con la presencia de más de doscientas actoras de todas las centrales sindicales. “Este proyecto surge en respuesta al proyecto macrista que rechazamos por encubrir una reforma laboral que sólo propone más precarización y flexibilización -remarcó una de las representantes gremiales-, en el marco de políticas totalmente desfavorables para lxs trabajadorxs en un modelo de ajuste, endeudamiento y saqueo.”  

Acompañado por las firmas de las diputadas Lucila de Ponti (Movimiento Evita), Carolina Moisés (Partido Justicialista) y Carla Pitiot (Frente Renovador), el “contraproyecto” de “Equidad de géneros e igualdad de oportunidades en el trabajo” contempla mejoras en las licencias para mujeres, varones y personas del colectivo lgtbi, acciones concretas para la incorporación de mujeres al trabajo, centros de cuidado o pago de guarderías, licencias de cuidado y por fertilización asistida, sanciones a empleadores que incumplen y una sanción específica equivalente a tres Salarios Mínimos, Vitales y Móviles para las empresas que no cumplan con el principio general de igualdad, a diferencia de la propuesta oficial, que no incluye penalizaciones. 

En la otra vereda, detallaron, el proyecto oficial le da facultades exorbitantes a la actual Secretaría de Trabajo para no homologar convenios colectivos y para intervenir sindicatos bajo el argumento de que no se cumpla con el cupo femenino. No genera cambios reales en la brecha salarial al no abordar variables reales de inserción y de ascenso en los empleos, se remite a una redacción binaria que no tiene en cuenta a familias diversas y resguarda un modelo patriarcal ignorando el respeto a la diversidad. Y además introduce modificaciones flexibilizadoras en la Ley de Contrato de Trabajo, con la incorporación del teletrabajo. “Una modalidad -advirtieron- que viene a perpetuar la precarización laboral.”

En la Argentina, la brecha salarial entre mujeres y varones es del 30 por ciento. La segregación ocupacional en el mundo del trabajo es horizontal, con actividades laborales feminizadas mal remuneradas, y vertical, el “piso pegajoso” que describe un video de la Mesa Intersindical. El trabajo no registrado asciende al 34 por ciento entre mujeres y varones: el 70 por ciento son mujeres. Ganan un 61,5 por ciento menos que aquéllas que realizan el mismo trabajo de forma registrada, cuando entre los varones esa diferencia es del 50,9 por ciento, diferencia del 10 por ciento que ensancha la brecha salarial. Las mujeres dedican el 75 por ciento de su tiempo al trabajo reproductivo no reconocido, y los varones un 24 por ciento. El valor del trabajo reproductivo equivale al 20 por ciento del PBI en los países donde se midió, por ejemplo México.

“Este problema puede resolverse con abordaje legal más licencias igualitarias y licencias por cuidados”, explica el trabajo. “Con abordaje paritario: con paritarias libres y sin techo, por ejemplo en la docencia, donde más del 70 por ciento son mujeres. Con intervención del Estado en la regulación del mundo laboral, con un modelo económico para promover la industria nacional y el mercado interno.”

ES CON NOSOTRAS

En medio de este escenario, las principales referentes de la Mesa Intersindical respondieron a tres ejes centrales de cara a las próximas audiencias del debate en comisiones que continuará el martes 2 de octubre próximo, con participación de organizaciones sociales.

1. ¿Cuál es la importancia de la Mesa Intersindical de mujeres como herramienta de construcción política feminista? 

2. ¿Qué implica el contraproyecto de las mujeres sindicalistas?

3. ¿Cuál es la situación de las trabajadoras sindicalizadas y de la economía popular en este contexto socioeconómico?

Vanesa Siley. Secretaria General  de la Federación de Trabajadores Judiciales (Fesitraju) y diputada nacional (FPV-PJ)

1. El espacio de unidad de mujeres sindicalistas que es amplio y ha trascendido a la Corriente Federal-CGT, a la CTA de los Trabajadores, a la CTA Autónoma y a casi la totalidad de los gremios de la CGT tiene una importancia estratégica no solo para los tiempos que corren, de resistencia a la pérdida de derechos, sino también para la construcción de un sindicalismo más democrático, más participativo y que sostenga a su vez el modelo sindical que tenemos en la Argentina.

2. El proyecto que presentamos y que firmó casi toda la oposición en la Cámara de Diputados tiene el objetivo de clarificar realmente cuál es el problema que sufrimos las mujeres en el mundo del trabajo y no caer en la trampa que pretende tendernos el Gobierno respecto de la flexibilización laboral encubierta, o lo que nosotras denominamos la reforma laboral encubierta con un título lindo, “Equidad de género”. El Poder Ejecutivo intenta fortalecer a la ahora Secretaría de Trabajo en sus facultades de intervención y no homologación de convenios colectivos, entre otras figuras que incorpora el proyecto oficial como el teletrabajo o una licencia encubierta para el ámbito privado que sería sin goce de haberes por un mes, lo cual equivaldría a que si todos lxs trabajadorxs se tomaran esa licencia perderían su aguinaldo. Esta situación llevó a las mujeres a organizarnos, a pensar y a resolver que el problema es el techo a las paritarias, la falta de políticas sobre los cuidados de niñxs, niñas y personas mayores que siempre recaen sobre la mujer trabajadora y otros tantos problemas que tienen que ver con las licencias igualitarias y con la falta de sanciones a los empleadores que discriminan en las relaciones laborales a la mujer por su condición de mujer.

3. Cualquier estadística que se mire que hable de despidos, de subocupación, de trabajo no registrado o precarización laboral, si se desgrana por géneros descubre que siempre hay más mujeres trabajadoras que son más despedidas, más subocupadas, más precarizadas. Esto sin contar obviamente a las personas trans que aún hoy siguen sin aparecer en las estadísticas. Abarcar a los géneros y a las identidades autopercibidas es otro desafío del espacio de Mujeres Sindicalistas. Con esos números en la mano llegamos a la conclusión de que cualquier política de ajuste que ha implementado este gobierno desde el 10 de diciembre de 2015 hasta la fecha nos tiene a nosotras como principales víctimas. Cualquier trabajador que pierde su trabajo atraviesa una situación terrible, pero es necesario que las organizaciones sindicales y los partidos de la oposición hagan foco en quien más está sufriendo, y sabemos bien que en momentos de crisis nosotras no sólo tenemos pérdidas económicas y patrimoniales sino que además se recrudecen las violencias intrafamiliares y de género, por lo que es urgente que haya una política por lo menos desde la oposición, las organizaciones sindicales y sociales para proteger a las mujeres.

Dora Martínez. 

Secretaria general adjunta de la CTA Autónoma

1. Esta construcción de unidad de las mujeres trabajadoras es de vital importancia no sólo por lograr una agenda propia que atraviese a las organizaciones sociales, sindicales, de la economía popular y a las centrales sindicales, sino también para hacer visibles delegaciones naturalizadas en las que las mujeres estamos como si fuéramos nominadas. Rompe con un esquema de discusiones binarias y es esencial para el crecimiento y las construcciones de nuevas formas de prácticas políticas en las propias organizaciones.

2. Es importante bancar la iniciativa de la Mesa Intersindical entre todxs mientras cuestionamos el proyecto oficial, porque entendemos que es una lavada de cara para continuar aplicando políticas de flexibilización laboral que quieren hacer en nuestro nombre y por eso decimos que no. Para que exista igualdad de géneros, otra cuestión que el proyecto del Gobierno  no contempla, tienen que haber garantías. Justo en este momento de aplicación de políticas de ajuste, flexibilización laboral, desocupación y despidos nosotras estamos proponiendo desde la movilización popular feminista cuestionamientos reales a los que hay que apoyar.  

3. La movilización nacional está en la calle cotidianamente y creció en estos últimos meses frente a la demostración de que aquí no hay errores del Gobierno, es una decisión política, porque desprecia nuestras clases populares y nuestras propuestas. Entonces, más allá de solidaridad nosotras debemos construir una fuerza poderosa  de unidad de las mujeres que tenga intervención en la calle y en nuestras organizaciones, para enfrentar las políticas de ajuste del Ejecutivo y del FMI. 

Natalia Fontana. Secretaria de Comunicación de la Asociación Argentina de Aeronavegantes. Colectivo Ni Una Menos

1. Es una herramienta fundamental que se organiza a partir del encuentro de las sindicalistas con las asambleas organizativas de mujeres, lesbianas y trans para convocar al Paro Internacional del 8 de Marzo. Ese cruce logró una plataforma transversal de mujeres de todas las centrales sindicales incluidas las de la economía popular, y afirmamos #TrabajadorasSomosTodas. Logramos sortear distanciamientos históricos, unificaciones sectoriales, posicionamientos partidarios, corsets que en general son armados por las cúpulas varoniles y en las que quedamos deshabilitadas para pensarnos entre compañeras. Ese primer logro de transversalidad es fundamental dentro del mundo sindical. De esta intersindical salió el proyecto de paridad y licencias que difiere en mucho del presentado por el Poder Legislativo.

2. El proyecto oficial presenta enunciados propios del movimiento de mujeres: una utilización banal de nuestras exigencias vertidas en el documento que se leyó el 8M pasado sobre paridad laboral y sindical, a cambio de reforma laboral encubierta. Por eso desde la Intersindical decimos #NoEnNuestroNombre y elaboramos un proyecto alternativo que rechaza de cuajo toda injerencia para intervenir los sindicatos y toda reducción de salario para las trabajadoras a los fines de llevar adelante los cuidados. Desde el Ejecutivo no han escuchado ni tenido en cuenta la voz del movimiento de mujeres sobre las tareas no remuneradas que realizamos históricamente, jornadas de trabajo que se extienden en los hogares y el gran porcentaje de mujeres que hoy sostienen la economía popular no formalizada por el Estado. Ese proyecto no acompaña este reclamo, es más, lo recrudece porque quiere reducir jornadas laborales pos maternidad sacando salario. Llama la atención que tenga una escritura masculina, binaria, y que cuando habla de licencia por violencia de género desconozca los alcances de la Ley 26.485 de Protección integral hacia las mujeres. 

3. El contexto de ajuste, despidos, inflación, tarifazos y recesión recrudece la situación de las mujeres en el sostén de la economía del hogar. En general las mujeres somos el sector más segregado del mercado laboral junto con las lesbianas y las trans, históricamente relegadas a trabajos de menor rango, mal pagos, o la informalidad. Esta realidad explota con más violencia cuando las compañeras se endeudan para sobrevivir. Y así vemos cómo los sectores más afectados por las políticas de este gobierno se empobrecen primero, luego les bancarizan la comida generando deuda, más tarde los supermercados no quieren vender los alimentos porque especulan con los precios, luego les apuntan con el dedo cuando hay saqueos, y finalmente justifican las muertes con doctrina de seguridad. Es un panorama desolador para las mujeres, por eso es fundamental la organización que nos estamos dando para generar vínculos transversales y solidarios entre nosotras, para volver a nuestras organizaciones fortalecidas y también con un aprendizaje difícil de olvidar.

Belén Sotelo. Secretaria adjunta de CTA de los Trabajadores CABA

1. Así como en diciembre de 2015 los sindicatos fuimos las primeras organizaciones que comprendimos cuál era el gobierno que enfrentábamos y qué tipo de ajuste se venía sobre la clase trabajadora, las mujeres dentro de los sindicatos tuvimos conciencia más rápidamente de la necesidad de articular la unidad. 

Eso se vio expresado tanto en los paros como en esta mesa intersindical que continúa trabajando y que además tuvo la claridad de incorporar no sólo a las mujeres pertenecientes a las organizaciones sindicales sino a las de las organizaciones de la economía popular, de la economía social y de las organizaciones sociales en el entendimiento de que la clase es 

una sola y que las mujeres, tal vez por esta doble opresión que soportamos en nuestro carácter de mujeres y trabajadoras, somos sujetas principales de la articulación de la resistencia al neoliberalismo.

2. El mal llamado proyecto oficial de “Equidad de género en el mundo del trabajo” es un proyecto flexibilizador que apunta a la intervención sobre las organizaciones sindicales, nuestras principales herramientas de defensa, y por eso lo rechazamos. No aceptamos que lo haga en nombre de nuestras reivindicaciones históricas. Tenemos otra propuesta alternativa que venimos trabajando hace mucho tiempo porque somos las principales conscientes de lo que significa la triple jornada laboral, que amplía derechos en vez de recortarlos y que va en contra de la pretendida intervención en sindicatos y en convenios colectivos.

3. Lo que estamos viviendo en estos días expresa la debacle del rumbo económico seguido por este gobierno a rajatabla, la ceguera política del macrismo, la falta de escucha a trabajadoras y trabajadores, especialmente a nosotras que somos la principal variable de ajuste porque tenemos las tasas de desempleo, de precarización y de subempleo más altas, y además somos las que salimos en los barrios a bancar la parada. Volvieron los comedores, las ollas populares y los clubes del trueque donde las mujeres somos las protagonistas. No hay mañana posible con el FMI, sólo sujeción y pérdida de soberanía. Por eso rechazamos la vuelta al Fondo, el desguace del Estado, la degradación del Ministerio de Trabajo a Secretaría y por eso estamos presentes en cada conflicto en la calle y articulando con lxs diputadxs que nos representan la resistencia a este gobierno.

Ana Lemos. Responsable de Interior del Sindicato de Ladrilleros

1. La unidad de las trabajadoras y lxs trabajadorxs es el objetivo, sin importar qué tipo de relación laboral tengan, ya sea con o sin patrones, con o sin salarios o derechos. Esto es un aporte a la construcción del movimiento de lxs trabajadorxs: mantener y sostener un ámbito que atraviesa todas las centrales y los espacios que aglutinan trabajadoras es fundamental para poder dar las peleas que se vienen.

2. El proyecto que presentamos como Mujeres Sindicalistas tiene valor estratégico porque no defendemos una cuestión que solo es de las mujeres, sino que estamos defendiendo a nuestras organizaciones porque creemos que lo fundamental es cuidarlas. Desde ahí nos paramos. 

3. Somos las mujeres las primeras que históricamente y a nivel mundial soportamos las crisis, sus consecuencias, los despidos, las remuneraciones bajas, la falta de derechos. Pero eso está empezando a cambiar en una conciencia colectiva. Y ése es el triunfo de esta etapa.

Andrea Viguet. Responsable de Formación de Mujeres en CNCT

1. Para las que somos parte de la economía popular nucleadas en la CNCT-Ctep es importante ser reconocidas por nuestros pares como trabajadoras por parte de las centrales sindicales del país. 

2. No estamos de acuerdo con la característica intervencionista del proyecto oficial sobre los sindicatos o sobre ninguna organización gremial. El rol del Estado es solamente de órgano fiscalizador, en nuestro caso de cooperativas, federaciones y confederaciones. Pero no interviene en la organización del trabajo.

3. Nosotras repudiamos las represiones y los despidos. Recuerden que desde nuestro sector venimos de los despidos y el ajuste de los noventa y el 2001, y que sólo encontramos la forma de organizarnos en cooperativas para poder acceder al trabajo. Hoy nos vemos totalmente afectadas por los tarifazos para nuestras empresas recuperadas y/o cooperativas de producción y para lxs pequeñxs productorxs de la economía regional. Las intenciones del Gobierno de ajustar y achicar el Estado tanto en salud como en haber sacado el Ministerio de Trabajo del rol más importante de un país de crecimiento habla claramente de una recesión y un retroceso, y no del crecimiento de un país. El trabajo es ordenador y generador de economías locales, porque hace al consumo.

 

Suplemento LAS12 de Página/12 - 21 de septiembre de 2018

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