La herencia recibida

Mempo Giardinelli


Al cierre de esta edición circula profusamente nuestro documento en el que, en un magnífico encuentro de delegados de 14 provincias, el sábado pasado fijamos la posición de EL MANIFIESTO ARGENTINO ante el caos político-económico.

Por eso no me refiero aquí a ello, y en cambio prefiero hacer una referencia a buena parte del sujeto colectivo que está padeciendo esta brutal crisis en la que el macrismo nos ha metido. Y que seguirá peor y peor porque, desdichadamente, éste es un túnel sin salida, y si hubiera alguna sería al abismo, el precipicio y un estrellazo final. Salvo que los echemos a voto limpio el año que viene, mordiendo los dientes y trabajando por la unión nacional y el “Programa de Recuperación Nacional” que proponemos.

Estos tipos son lo peor que le pasó a la Argentina, y muchas, muchos lo sabíamos. Lo anticipamos. Lo escribimos y alertamos. Y perdimos la batalla electoral porque perdimos la batalla comunicacional. Punto. Pero no hay que llorar ahora sobre aquella leche rancia derramada.

En cambio, al menos yo, prefiero puntualizar algo que deberemos explicar y subrayar militantemente en el futuro inmediato: la “herencia recibida” no fue tan maldita como la pintaron los diarios canallas y TN, y los tontos y cretinos que fogonearon esa idea. También es “herencia recibida” todo lo bueno que nos dejaron los 12 años de 2003 a 2015.

La estabilidad laboral, la vida previsible, la liberación del FMI, la inflación y el dólar controlados, el pago a los buitres, las tarifas subsidiadas, la educación y la salud gratuitas, las jubilaciones con aumentos bianuales, los planes sociales sustentables y la casita, las vacaciones, la moto o el auto que se podían ir teniendo, son también, ahora, una “herencia recibida” que a muchos argentinos que votaron a estos canallas les permitió llegar hasta aquí aguantando esa otra mentira del presidente cuando cacarea que “lo peor ya pasó”.

Tontos y necios los que no lo ven, pero nosotros no tenemos por qué callarlo, y ahora menos que nunca.

Y es que malditos o no, errados tantas veces, y una y mil veces imperfectos, el hecho cierto y real es que los gobiernos peronistas fueron siempre los que dieron todo lo mejor que ha tenido el pueblo argentino. Así nomás. Incontestablemente. Por eso los gorilas son además tan resentidos y malos.

Claro que la gran carencia de los gobiernos peronistas fue que jamás supieron amarrar y blindar los logros, para evitar las bestialidades de cipayos y traidores a la Patria. Eso también hay que anotarlo y subrayarlo.

Sabiéndolo, marcharemos unidos y más fuertes. Con la cabeza alta. No sólo para volver, sino para volver mejores.

 

La/barraca - 14 de mayo de 2018

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