La economía social y solidaria en tiempos de neoliberalismo

Edgardo Form* (Especial para sitio IADE-RE) | "La economía asociativa, social y solidaria es la antítesis del neoliberalismo", reafirma el autor.

“Una inmensa ola de neoliberalismo conservador cubre el mundo, dominándolo todo. Lo paradójico de este triunfo del capitalismo es que no ha instalado en el mundo una sociedad de paz, ni de bienestar general. Por el contrario, todo el sistema está aplicando planes de ajuste profundos; planes que buscan una rápida y cuantiosa concentración”. Esto decía el 26 de noviembre de 1993 Floreal Gorini, máximo dirigente del Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos, en el marco de la celebración del 35º aniversario de la entidad[1].

Estos y otros conceptos, cuya síntesis transcribiremos en los párrafos siguientes, mantienen una notable frescura y constituyen un aporte valioso para la batalla cultural contemporánea.

En tal sentido, a la par de la crítica al modelo dominante en escala planetaria, es necesario poner en la agenda de los pueblos y de los movimientos que luchan por la transformación de la sociedad, la extraordinaria y creciente vigencia de la economía asociativa, social y solidaria, una de cuyas expresiones destacadas se expresa en el cooperativismo.

En efecto, desde la primera experiencia cooperativa como la conocemos en la actualidad – me refiero a la creación de los Pioneros de Rochdale, Inglaterra, en 1844 -, esta forma de organizar la economía con un profundo contenido ético, basada en valores y principios, se ha extendido a tal punto que está presente en la mayoría de los países y cuenta con 1200 millones de miembros, entre sus asociados, trabajadores y directivos.

Y ya que los citamos, cabe destacar una frase de quien fue su biógrafo, Georges Jacob Holyoake[2], al decir: “Por más maravilloso que sea el éxito alcanzado en la actualidad, el ensueño de los fundadores al comienzo de la Sociedad era aún más extraordinaria. En realidad, aspiraban a transformar el mundo.”

Inspirados en el pensamiento de los llamados socialistas utópicos, estos precursores del cooperativismo contemporáneo pusieron en práctica una respuesta crítica al capitalismo de entonces, signado fuertemente por la revolución industrial, con las graves consecuencias de las crisis cíclicas inherentes al sistema, entre las cuales – como ahora – dejaban el dramático saldo de una desocupación creciente y el empeoramiento de las condiciones de vida y de trabajo de millares de seres humanos.

Volviendo al texto de Gorini, en su minuciosa caracterización del neoliberalismo, señala que “se comporta como todos los vencedores que imponen a los vencidos un sacrificio adicional, pero los vencidos no son sólo los pueblos de los países del este europeo, los vencidos son todos los pueblos laboriosos del mundo, incluso aquellos que habitan el territorio de los países líderes del capitalismo. Es decir, no fue el triunfo de unas naciones sobre otras, sino el triunfo de un sistema sobre otro. Triunfó el sistema de apropiación individual del producto del trabajo social, por eso su avance no es solamente sobre los llamados países del socialismo real sino sobre todas las formas de la economía social que habían alcanzado relevancia, aún en países de economía capitalista, tal es el caso de las cooperativas y las empresas de propiedad pública.”

Estas afirmaciones, pronunciadas hace 25 años, preanunciaban con un alto grado de detalle el escenario actual de nuestro país. “La llamada reconversión capitalista afecta también al cooperativismo”, sostenía Floreal Gorini. Y ejemplificaba: “En distintos países llevó al cierre a grandes y antiguas cooperativas – como el caso de El Hogar Obrero, entidad emblemática de la economía solidaria fundada por el Dr. Juan B. Justo en 1905[3] -otras tienen dificultades en su actividad y la mayoría, bajo la teoría de la desregulación, ha perdido las disposiciones que diferenciaban su actividad de las empresas de lucro. La reconversión afecta la legislación laboral, los sistemas de seguridad social, la educación pública y la asistencia médica a cargo del Estado”.

Lo expresado en el párrafo precedente nos permite afirmar que la economía asociativa, social y solidaria es la antítesis del neoliberalismo. Más aún, la esencia del cooperativismo también es opuesta al capitalismo, tal como surge de su acta de nacimiento[4].

Un hecho reciente confirma lo dicho. Nos referimos al proyecto de Reforma Tributaria enviado por el Poder Ejecutivo al Congreso de la Nación, en cuyos artículos 23 y 24 se pretendía dejar sin efecto la exención del pago del Impuesto a las Ganancias para las cooperativas y mutuales de crédito, seguros y reaseguros. Una verdadera agresión que parte del desconocimiento del carácter de servicios y de la carencia de fines de lucro de ambas expresiones empresariales de la economía solidaria. Esto ha sido una constante cada vez que el Fondo Monetario Internacional monitorea la política económica del gobierno argentino.

Aquella medida anti cooperativa y anti mutual no pudo prosperar por la acción de incidencia que tuvieron las entidades representativas del sector, pero es indudable que el tema está en la agenda de las autoridades nacionales.

Con respecto a la ideología que sustenta este modelo perverso, entre otros antecedentes, figura el pensamiento del Dr. Friedrich Hayek, asesor de Ronald Reagan y Margaret Thacher, condecorado por el gobierno de la dictadura cívico militar de nuestro país en 1977, quien sostenía: “La desigualdad no es deplorable sino sumamente satisfactoria y sencillamente necesaria. Según parece, la población mundial volverá a duplicarse en los próximos años. Para un mundo basado en ideas igualitarias, el problema de la superpoblación es insoluble. Si se nos ocurriese garantizarle la vida a todo el que viene al mundo, al poco tiempo seríamos incapaces de cumplir nuestra promesa. Para la superpoblación no hay más que un freno: que se conserven y multipliquen tan solo los pueblos capaces de alimentarse ellos mismos”. En otras palabras, para utilizar términos del agrado de Cambiemos, la meritocracia.

Como contrapartida, desde el cooperativismo proponemos la ayuda mutua y el esfuerzo propio para resolver las más diversas necesidades. En tal sentido, los siete Principios de la Cooperación resumen la esencia doctrinaria que orienta la actividad institucional y empresarial de nuestras entidades. Estos son:

- Adhesión abierta y voluntaria
- Control democrático de los asociados
- Participación económica de los asociados
- Autonomía e independencia
- Educación, entrenamiento e información
- Cooperación entre cooperativas
- Compromiso con la comunidad

Así como los Pioneros de Rochdale soñaban con transformar el mundo, desde el IMFC sostenemos el carácter transformador del cooperativismo. Con esa convicción hemos elaborado y difundido a lo largo de la historia de nuestra entidad, fundada en 1958, diversas propuestas destinadas a encauzar el rumbo económico y político de nuestro país en función de los intereses del conjunto de la población.

Así, en plena década del 90, caracterizado por la sobredosis del modelo neoliberal – como ocurre también en el presente – reclamamos un cambio de política que atienda los intereses de la gran mayoría del país; para ello, planteamos la necesidad de apuntalar el mercado interno. Un país independiente debe crecer desde adentro y en armonía, es decir, atender a todos los sectores sociales y a todas las regiones del país. Hemos planteado una reforma financiera que ponga el crédito al servicio de la producción. Propusimos – y lo seguimos haciendo – una política de industrialización que, al mismo tiempo que genere nuevas fuentes de trabajo para ubicar en la producción a los jóvenes que alcanzan la edad productiva, incorpore valor a nuestro productos primarios para ganar una presencia real en el mercado internacional. Debemos tener una política cultural que afirme la identidad nacional y evite la más grave de las dependencias: la cultural.

Al estallar la crisis a fines de 2001, emitimos un documento denominado “Propuesta para enfrentar la emergencia y refundar la Nación”, donde detallamos un programa de medidas urgentes destinadas a resolver la gravísima situación planteada e impulsar una profunda reforma constitucional.

Allí sostuvimos que la democracia real exige la participación de todo el pueblo en el conjunto de la actividad nacional, y no que éste sea solamente utilizado en actos electorales.  Los cooperativistas, sin sectarismo ni soberbia que excluya otras formas económicas, reclamamos el derecho a un espacio para nuestra actividad que debería ser reconocido en una nueva Constitución Nacional.

Queremos mostrarnos como alternativa al modelo corrupto, en su esencia y en su ejecución, que hoy se está imponiendo al país.

La cooperación se fundamenta, sobre la unión de las fuerzas y las capacidades individuales, en un trabajo común. Esta fuerza colectiva permite al hombre superar obstáculos imposibles de resolver individualmente.

Para finalizar, retomamos el pensamiento de Floreal Gorini, expresado en su discurso memorable del 26 de noviembre de 1993: “Ante el avance neoliberal-conservador, esta reflexión es hoy válida. Nadie puede afirmar cuán próxima o lejana está esa perspectiva. Pero nadie puede negar que los ideales que constituyen nuestro sueño, nuestra utopía, están hoy más vigentes que nunca, por ser más necesarios que nunca. Porque como nunca, el hombre sigue siendo explotado por el hombre. Porque como nunca, una oligarquía opulenta contrasta con las grandes masas que viven en la miseria. Porque como nunca la corrupción está enquista en el poder. Porque como nunca, los países dependientes están sometidos a la dictadura del capital financiero internacional… Por ello, es necesario valorar el ideal, valorar la utopía, fundar una ética basada en la solidaridad. Si logramos neutralizar el mensaje del individualismo y el egoísmo, si logramos que nuestro mensaje sea comprendido por la sociedad, especialmente por su sector popular, veremos que la utopía se hace realidad y entonces sí, Argentina será el país de los hombres y las mujeres libres, dignos y honestos”.

 

* Presidente del Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos Coop. Ltda. | 16-05-2018.

 

[1] El discurso de Floreal Gorini se tituló “El capitalismo es esencialmente injusto, individualista y egoísta”.

[2] Historia de los Pioneros de Rochdale, Georges Jacob Holyoake. Ediciones Intercoop, Argentina, Cuadernos de Cultura Cooperativa.

[3] La Cooperativa El Hogar Obrero atravesó una profunda crisis que duró más de veinte años, tras lo cual y luego de afrontar todos sus compromisos, mantuvo su existencia y actualmente su objeto social se concentra en la construcción de viviendas.

[4] Idem nota 1.

Noticias relacionadas

Realidad Económica Nº 353 (ENE-FEB 2023) | Por Susana Soverna. Una reseña del libro escrito por Michele Dorigatti y Tito Menzani (Intercoop, 2022).
David Correa. Surgió a partir de un proyecto de autogestión cuando la dictadura de Onganía cerró los ingenios...

Compartir en