La bancarrota de Detroit y el futuro de EE UU: robots, raza, globalización y el 1%

Juan Ricardo Cole
La gran pregunta es si la quiebra de Detroit y su probable declive es una casualidad o si nos dice algo acerca de la distopía en la que Estados Unidos se está convirtiendo. Me parece que los problemas de la ciudad son las dificultades del país en su conjunto, especialmente las cuestiones de la desindustrialización, robotización, el desempleo estructural, el aumento de las comunidades cerradas y exclusivas de los ricos (el 1%), y la división racial. El alcalde ha pedido a las familias que viven al oeste, la parte mas despoblada de la ciudad de venir hacia el centro, para que puedan ser atendidos. Me pareció post-apocalíptico. A veces, los barrios abandonados accidentalmente se incendian, y 30 edificios son convertidos en humo.

Detroit tuvo casi 2 millones de habitantes en su apogeo, en la década de 1950. Cuando me mudé al sureste de Michigan en 1984, la ciudad todavía tenía más de un millón. Recuerdo que en el momento del censo de 1990, sus dirigentes estaban dispuestos a mantener una ciudad de un millón de personas, ya que había fondos federales adicionales para una zona urbana de ese tamaño, y contaron con absolutamente todos los que pudieron encontrar. Apenas lo lograron. Sin embargo, en el 2000 la ciudad cayó por debajo de un millón. En 2010 eran 714.000, aproximadamente. Google cree que ahora tiene 706.000 habitantes. No hay ninguna razón para creer que no se reducirá hasta casi desaparecer.

El principal historiador de la moderna Detroit, Thomas J. Sugrue , ha explicado el declive de la ciudad. En primer lugar, Detroit pasó de 400.000 a 1,84 millones de habitantes de 1910 a 1950 debido principalmente a la industria automovilística y las otras industrias que alimentaba (máquinas herramientas, repuestos, servicios, etc.) Desde 1950 hasta ahora, dos grandes cosas han llevado a la ruina de la ciudad con respecto a la industria. La primera fue la robotificacion. La automatización de muchos procesos en las fábricas llevó a prescindir de un mayor numero de trabajadores, y produjo desempleo. (Fue un truco sucio que le jugo el capitalismo tardío a la población africano-americana que acudió a Detroit en la década de 1940 para evitar que fueran inquilinos de tierras en Georgia o en cualquier otro lugar en el Sur profundo, y según se acomodaban, los trabajos comenzaban a desaparecer). Entonces, la industria automotriz comenzó a ubicarse en otros lugares, junto con sus industrias de apoyo, para ahorrar dinero en costes de mano de obra o de producción y para escapar a la regulación.

El rechazo de la población blanca a que los inmigrantes afro-americanos se integraran produjo una fuerte división racial además de una vivienda y educación inadecuadas. A lo largo de las décadas de 1950 y 1960, hubo una fuga importante de población blanca, después de que los disturbios de 1967. Las clases medias blancas y de negocios se llevaron sus riquezas con ellos a los suburbios, y así agravaron la crisis fiscal de la ciudad. Esa disminución de los ingresos fiscales vino a sumarse a la deslocalización de las fábricas. La disminución de impuestos, hizo que sus servicios públicos empeoraran, y que mas personas emigraran. La clase media negra comenzó a salir en 1980 y ahora ha desaparecido en su mayoría.

Otros observadores han sugerido otras concomitancias de la decadencia, como la mala planificación de la ciudad o de la incapacidad para atraer suficientes inmigrantes extranjeros. Yo sospecho que el declive de Detroit como puerto es de alguna manera importante en esta historia (sólo una de las cuatro viejas compuertas en Sault St. Marie permite a los grandes barcos llegar hasta los Grandes Lagos inferiores y por lo tanto a Detroit). Una nueva y moderna compuerta se está construyendo para dar cabida a buques de mayor tamaño, pero tendrá que pasar una década antes de que se pueda abrir. Algunos observadores señalan que Detroit tendría sentido como puerto de nexo del Medio Oeste de los contenedores de transporte marítimo internacional si su puerto fuera ampliado y conectado por ferrocarril a las ciudades de la región, pero sospecho que la nueva exclusa en el Soo es un requisito previo.

Después de todas estas décadas de esperanzas frustradas, me es difícil tomar demasiado en serio las afirmaciones de que la ciudad está a punto de doblar la esquina o que algún proyecto de renovación está a punto de tener éxito. En este punto me parece una cuestión previa conservar parte de la población que de otra manera se iría. Particularmente me parece poco probable la idea de que la agricultura urbana es parte de la solución. Suena bonito, pero los agricultores ganan aun menos que los trabajadores industriales urbanos, y esta fue la razón por la que en su mayoría se fueron de las ciudades. No se puede poner dinero en una ciudad así.

Mientras que otras ciudades han evitado el destino extremo de Detroit, creo que la nación en su conjunto se enfrenta a algunos de los problemas insolubles que la ciudad crea, y yo no creo que tengamos una solución para ellos.

Tomemos por ejemplo los robots (y me refiero sólo a la producción altamente mecanizada e informatizada de materias primas). Cada vez más trabajo en la fábrica está automatizado, y los avances en la tecnología informática podrían hacer posible un aumento sustancial de la productividad. Este aumento de los robots viola el acuerdo que los capitalistas realizaron con los consumidores estadounidenses después de la gran depresión, y es que ellos proporcionarían a la gente puestos de trabajo bien remunerados y los trabajadores a su vez comprarían los productos que las fábricas producían, en un ciclo de consumo. Si las mercancías se pueden producir sin muchos trabajadores, y si los trabajadores terminan sufriendo desempleo a largo plazo (como ocurre en Detroit), entonces, ¿quién va a comprar los bienes de consumo? El capitalismo puede sobrevivir un Detroit, pero ¿que pasa si esta situación se generaliza?

Me parece que tenemos que abandonar el capitalismo según avance la producción y se desprenda del trabajo humano. Creo que todo el trabajo de los robot debe ser nacionalizado y situado en el sector público, y todos los ciudadanos deben recibir una remuneración básica del mismo. Entonces, si los robots hacen un automóvil, los beneficios no sólo irán a una corporación que es propietaria de los robots, sino a todos los ciudadanos. ¿No sería práctico de todos modos que los robots trabajasen para los desempleados, o personas sin recursos?. Tal vez necesitamos una versión del siglo XXI de " de cada cual según sus capacidades, a todos según sus necesidades."

Una producción mecanizada y computarizadas de propiedad común también ayudaría a resolver el problema del aumento de la desigualdad de ingresos en los Estados Unidos. El 1% está llevándose a casa el 20% de la renta nacional cada mes, en comparación al 10% de hace unas décadas. A ese 1% le fue especialmente bien en el sureste de Michigan, con sus derivados y mercados hipotecarios no regulados. La crisis en 2008 afectó a la región con fuerza, y ya había sido golpeada duramente. El área de Detroit es un ejemplo típico de las consecuencias de tener a la vez una extrema riqueza (Bloomfield Hills, Grosse Pointe) y una pobreza extrema (la mayoría de Detroit) que coexisten en el área urbana metropolitana. No funciona. Los ricos no tienen lugar para moverse en la ciudad, y la ciudad no tiene la capacidad de sacar impuestos o beneficios de los ricos locales en los suburbios. Estos problemas de hecho se ven agravados por la segregación racial, de manera que los afroamericanos tienen más probabilidades de estar desempleados que los blancos, de vivir en el deterioro urbano y no en agradables suburbios.

La crisis del capitalismo se está retrasando en parte por el crecimiento de Asia y el surgimiento de nuevos mercados de consumo en lugares con poblaciones en rápido crecimiento. Las empresas estadounidenses se han trasladado a estos lugares con un número creciente de personas y de mano de obra barata, dejando a las comunidades trabajadoras como Detroit abandonadas. Las empresas estadounidenses fabrican mercancías en Vietnam para vender a la clase media china e india. Sin embargo, la población mundial se estabilizará en 2050 y probablemente se reducirá a partir de entonces. En ese momento, el consumismo habrá llegado a su límite, y habrá un menor número de consumidores cada año a partir de entonces. (Además del problema de que el modelo clásico de consumismo de los años 40 y 50 es ambientalmente insostenible).

Con el trabajo del robot, el viento y la energía solar barata, y una población global en disminución, los seres humanos post-2050 podrían disfrutar universalmente de altos niveles de vida. Podrían utilizar sus energías en la creación de software, la biotecnología y la creatividad artística, que son sostenibles. El estipendio generado por robot de trabajo sería una renta básica para todos, pero todos ellos serían libres para generar ingresos adicionales a partir de la iniciativa empresarial y la creatividad. Y que todo el mundo tenga un nivel de renta básica aseguraría de que hubiese compradores para los productos o servicios adicionales. El futuro dependerá de algo así como el comunalismo robotizado, y el abandono del racismo, de modo que todos los miembros de la comuna sean iguales e integrados en nuevos espacios urbanos sostenibles.

La insistencia en una economía política del siglo XIX, como es el capitalismo de barracudas, frente al aumento del trabajo inteligente mecanizado y el declive de la industria basada en trabajo humano, producen los Detroit de hoy. La segregación racial y los prejuicio producen los Detroit. Un gobierno menguante y hambriento, recortando los servicios mientras se obliga a los trabajadores a producir por salarios cada vez más reducidos (o incluso forzándolos a salir del mercado de trabajo) produce los Detroit. En esencia, Detroit es la consecuencia natural de los principios fundamentales del Partido Republicano, un partido dominado por el “tea-party”. No funciona, y no es el futuro.

El futuro no es Detroit ni la mayoría republicana en la legislatura estatal Lansing. Es otra cosa. El lento y doloroso declive de Michigan está tratando de decirnos algo, y es a saber: que los robots, la raza y las formas insostenibles de la globalización implican la muerte de las ciudades bajo el dominio de los barones ladrones. Que necesitamos nuevas reglas.

Sinpermiso - 21 de julio de 2013

Noticias relacionadas

Michelle Williams. ¿Qué falla en la democracia? La pregunta se la hace —y nos la hace— un nuevo libro publicado por...
Jorge Katz. Las agendas de investigación y la producción académica de los economistas profesionales se ven...

Compartir en