G-20: el entusiasmo duró poco

Las creaciones propagandísticas en los medios no alcanzan para gobernar. La distancia entre lo que se dice y lo que sucede termina debilitando los gobiernos. Sus discursos decrecen en vida útil: pasan de durar meses a sólo días. Hemos presenciado un caso extremo con la Cumbre del G-20: el oficialismo la imaginó como un evento capaz de irradiar una gran onda expansiva de optimismo y entusiasmo sobre una Argentina en la que prevalecen indicadores sociales y económicos negativos.

La trampa de la timidez

Ahora mismo no parece haber ninguna crisis económica importante y, en muchos sitios, los responsables políticos están dándose palmaditas en la espalda. En Europa, por ejemplo, alardean de la recuperación de España: el país parece en condiciones de crecer este año al menos al doble de velocidad de lo que se había previsto. Por desgracia, eso se traduce en un crecimiento del 1%, en vez del 0,5 %, en una economía profundamente deprimida, con un 55 % de paro juvenil. El hecho de que esto pueda considerarse una buena noticia pone de manifiesto lo mucho que nos hemos acostumbrado a unas condiciones económicas terribles. Nos va peor de lo que cualquiera habría imaginado hace unos años, pero la gente parece cada vez más dispuesta a aceptar esta miserable situación como la nueva norma.

Importancia del sector industrial para el desarrollo de la economía brasileña

En el presente artículo, basado en los postulados de Kaldor sobre las fases del desarrollo, se concluye que —a pesar de haberse modernizado gracias al proceso de apertura económica— la estructura industrial brasileña muestra una evolución caracterizada por el aumento de la participación en la producción de bienes de bajo contenido tecnológico.