India: relaciones peligrosas

Eduardo Blaustein
La globalización de la India fue buena para los dioses.” La definición pertenece a Meera Nanda, una académica de Delhi, que en The God Market (El dios Mercado) analiza cómo la globalización enriqueció la India, la hizo más materialista y cómo se politizó la nueva religiosidad. Con ella coinciden otros especialistas. William Dalrymple, corresponsal del New Statesman’s en el sur de Asia, cuenta que el auge de nuevos fenómenos religiosos incluye situaciones dramáticas como el incremento de los sacrificios rituales con fuego, campos de yoga y templos diseñados para el turismo, donaciones estatales para la construcción de esos templos. Plegarias de masas y sacrificios suelen ser parte constitutiva de las campañas políticas. Y aunque esas prácticas no son exclusivas de un partido, aquí entra a tallar tanto la ultraderecha de Rashtriya Swayamsevak Sangh (RSS, puede traducirse como Organización Nacional de Voluntarios), y su brazo político, el Bharatiya Janata Party (BJP, Partido del Pueblo Indio), como la figura de Ravi Shankar.

Quien asoció a Shankar con el RSS y el BJP en Argentina fue el sociólogo Gabriel Puricelli a través de una recensión de un libro del periodista Edward Luce, quien durante cinco años fue corresponsal del Financial Times en India. En el capítulo cuatro de In Spite of the Gods: the Strange Rise of India, cuenta Puricelli, Luce explica de qué modo el desarrollo del “RSS le permite ejercer influencia en los sectores más diversos y traerse para sí a personas influyentes en comunidades como la científica o en áreas comerciales no tradicionales como la que explotan gurúes de la meditación como Sri Sri Ravi Shankar. Luce cuenta una visita a la Fundación del Arte de Vivir que encabeza Shankar y que promueve el uso de la meditación, entre otras cosas, para mejorar las habilidades en los negocios y para vivir sin culpa el enriquecimiento material personal”. Luce presenta a Shankar como uno de tantos gurúes indios, muy similares a los pastores evangélicos estadounidenses también asociados al ultraconservadurismo. En la comparación tampoco está solo. Lo mismo dice Meera Nanda y muchos otros.

The Times of India publicó a fines de octubre pasado que Digvijaya Singh, un líder del Partido del Congreso Nacional, denunció a Ravi Shankar como agente del BJP-RSS. Singh añadió que Shankar podría ser algo así como “el candidato C” de la RSS-BJP en una lista en la que lo preceden otros políticos. La acusación es más que llamativa si se contrasta el mensaje amoroso de Shankar y las prácticas violentas de la RSS, que representa a un ancho espectro de la opinión pública de derecha, desde defensores a ultranza del libre mercado a ultranacionalistas que creen que la India debería ser una nación puramente hindú, por lo que las minorías, además de inferiores, resultan peligrosas.

Miradas al Sur

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