Una conversación sobre Marx, las revueltas estudiantiles, la nueva izquierda y los Miliband

Hampstead Heath, en el frondoso norte de Londres, se enorgullece de su papel como lugar de paseo en la historia del marxismo. Por aquí era, en domingo, por donde paseaba Karl Marx con su familia subiendo Parliament Hill, recitando a Shakespeare y a Schiller durante la caminata, para pasar una tarde de comida campestre y poesía. Durante la semana se juntaba con su amigo Friedrich Engels, que vivía en las inmediaciones, para dar una vuelta rápida por el parque, donde los "viejos londinenses", como se les conocía, reflexionaban sobre la Comuna de París, la Segunda Internacional y la naturaleza del capitalismo.

Hoy, en una calle lateral que sale del parque, la ambición marxista sigue viva en casa de Eric Hobsbawm. Nacido en 1917 en Alejandría (Egipto) bajo mandato británico, más de veinte años después de la muerte de Marx y Engels, no llegó a conocer a ninguno de ellos personalmente, claro está. Pero hablar con Eric en su espacioso salón, lleno de fotos familiares, distinciones académicas y una vida entera de objetos culturales, hay una sensación casi tangible de conexión con estos hombres y su recuerdo.