Grecia: dos notas desde el gobierno

Yanis Varoufakis
La democracia griega se revolvió contra la luz agonizante. Europa y el mundo deben unirse a nosotros Hoy el pueblo de Grecia dio un voto de confianza a la esperanza. Recurrió a las urnas en esta espléndida celebración de la democracia para poner fin a una crisis que se realimenta, que trae indignidad a Grecia y nutre a las fuerzas más obscuras de Europa.

Hoy el pueblo de Grecia envió un mensaje de solidaridad al norte, al Este y al Oeste de nuestro Continente. Ese sencillo mensaje es que la hora de negar la crisis, de castigar y señalar con el dedo ha pasado. Ha llegado la hora de revitalizar los ideales de libertad, de racionalidad, del proceso democrático y de la justicia en el continente que las creó.

Hoy la democracia griega escogió dejar de irse suavemente en la noche.

La democracia griega decidió revolverse contra una luz agonizante.[1]

Cuando acabamos de recibir nuestro mandato democrático, convocamos al pueblo de Europa y, ciertamente, al mundo entero, a unírsenos en un reino de prosperidad compartida y sostenible.

26 de enero de 2015

Una cuestión de respeto (o de falta del mismo) ... - el veto de Grecia sobre Rusia que nunca fue

En el primer día en nuestros ministerios, el poder de distorsión de los medios me impresionó de nuevo. La prensa mundial estaba llena de informes sobre cómo el primero "acto" de política exterior del gobierno de SYRIZA había sido vetar nuevas sanciones contra Rusia. No estoy cualificado para hablar sobre asuntos exteriores pero, sin embargo, no tengo más remedio que compartir esto con ustedes a nivel personal. Nuestro Ministro de Relaciones Exteriores, Nikos Kotzias, nos informó que en su primer día en el trabajo escuchó en los boletines de noticias que la UE había aprobado nuevas sanciones a Rusia por unanimidad. El problema era que a él, y al nuevo gobierno griego, ¡nadie le había preguntado! Así que, evidentemente, la cuestión no es si nuestro nuevo gobierno está de acuerdo o no con imponer nuevas sanciones a Rusia. La cuestión es si nuestro punto de vista se puede dar por sentado ¡sin siquiera preguntar cual es! Desde mi punto de vista, a pesar de que (permítanme repetirlo) no estoy cualificado para hablar sobre asuntos exteriores, el fondo de la cuestión es si se respeta o no nuestra soberanía nacional. Podrían los periodistas de todo el mundo tratar de hacer esta importante distinción entre protestar por ser ninguneados o protestar por las sanciones? ¿O es demasiado complicado?

29 de enero de 2015

Sinpermiso

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