Hablemos del golpe en Brasil, hijo

Son las cuatro y media de la madrugada. Me despierto ansioso, angustiado y con una profunda sensación de impotencia. Tengo ganas de salir corriendo, de gritar por la ventana, de acurrucarme en un rincón, de hacerme invisible, de ponerme a llorar. En casa, por ahora, todos duermen. He dado vueltas y más vueltas. La cama, estos días, me ha parecido una montaña rusa, más bien un abismo, el borde afilado de un acantilado infinito. Y yo estoy del lado del vacío, queriendo llegar a tierra firme, allí, a pocos centímetros, inalcanzable. Sé que si miro hacia abajo, caeré. Mejor, ignorar que mis pies descansan en un inmenso precipicio. Pienso en vos, hijito querido. Pienso en tantos compañeros y compañeras, amigos entrañables de estos 25 años que llevo en Brasil. Pienso que no puedo, que no podemos iniciar este día de la infamia, de la ignominia y de la vergüenza mostrando desazón o desconcierto. Pienso que no puedo, sé que no quiero, que este sea el primer día de nuestra derrota, sino el primero de nuestra próxima victoria.

El IADE condena el Golpe de Estado contra Dilma Rousseff

“…del tronco de esta ´derrota´ florecerá la victoria futura”
Rosa Luxemburgo

El pretendido juicio político es una farsa jurídica y política de los vencidos en las urnas para usurpar el poder obtenido por la Presidenta Dilma Rousseff en las últimas elecciones. El Golpe de Estado confirma el poder de las corporaciones que operan a nivel global y local contra los gobiernos que intentan transformar las sociedades latinoamericanas ampliando los derechos de los sectores más postergados.