FMI: La fuga de capitales evitó que Argentina contagie la crisis

Ismael Bermúdez

Esta es la conclusión de un polémico estudio que fue publicado por el Fondo en Internet.

Ismael Bermúdez
Fuente: Clarin

La crisis argentina de 2001 y 2002 no contagió al sistema financiero internacional -como sucedió con varios países de Asia, con Rusia, México o Brasil durante los 90- porque los grandes bancos, inversores y fondos supieron retirar sus capitales a tiempo de la Argentina.

Esta es la conclusión a la que llega un documento publicado ayer en la página del Fondo Monetario Internacional (FMI) que se titula "¿Desapareció el contagio?". Los autores son Tatiana Didier, Paolo Mauro y Sergio Schmukler, en quienes el FMI descarga la responsabilidad por las opiniones del documento.

Explican que la crisis argentina tuvo un fuerte impacto sobre Uruguay, "pero no sobre otros países". Y agregan que del caso argentino no puede deducirse que los mecanismos de propagación de las crisis hayan desaparecido. Al contrario, el documento afirma que los fondos internacionales volvieron a invertir en la mayoría de los países emergentes retornando a los niveles anteriores a las crisis, lo que sugiere "como una hipótesis de trabajo prudente que el contagio podría volver a surgir".

"¿Qué explica, entonces, la incidencia relativamente baja del contagio argentino?" preguntan los autores. Y responden: " Una diferencia crucial comparada con la década anterior podría residir en la anticipación de las crisis. En los 90, las crisis tomaban a muchos inversores por sorpresa, mientras en las crisis más recientes -especialmente en la Argentina- los inversores pudieron anticipar con mucho tiempo".

Así dicen, por ejemplo, que "Argentina es el único caso donde los fondos mutuos comenzaron a reducir considerablemente su exposición en la Argentina más de dos años antes de la crisis. Desde abril de 1999 hasta noviembre de 2001, esos fondos vendieron (en términos netos) casi 3.500 millones de dólares, equivalente al 87% de sus tenencias iniciales de activos. En cambio, no parecen haber vendido sus activos en Tailandia o Rusia, a pesar de la caída en los precios de las acciones. La única excepción parece haber sido Malasia, aunque la exposición de los fondos cayó considerablemente menos que en Argentina y pocos meses antes de la crisis".

Pero el documento no dice que mientras los grandes fondos iban saliendo, el FMI le dio a la Argentina dos préstamos extraordinarios por unos u$s 10.000 millones en enero y setiembre de 2001 que ayudaron a financiar la "fuga" de los grandes inversores.

Tampoco se menciona que muchos bancos se "anticiparon" vendiendo los bonos a los ahorristas de sus países (Italia, Japón, Alemania) a sabiendas que el colapso era inevitable.

Así, si bien salvo Uruguay

otros países no fueron afectados, la fuga determinó una caída de las reservas del Banco Central de u$s 20.000 millones y miles de ahorristas argentinos, afiliados a las AFJP, y pequeños bonistas extranjeros que habían comprado deuda argentina terminaron -default, corralito y corralón mediante- con una gran parte de sus ahorros confiscados.

A su vez, la salida de la crisis también privilegió al sistema financiero internacional ya que el FMI, el Banco Mundial y el BID quedaron como acreedores privilegiados (sin quita y cobrando puntualmente y hasta en forma anticipada, como el FMI, toda la deuda). También los bancos fueron compensados por la pesificación asimétrica. Y a través de la pesificación de las deudas hubo una transferencia de fondos de los ahorristas a los endeudados.

El documento sostiene que "parecería prematuro concluir que la posibilidad de contagio desapareció del sistema financiero internacional, por dos motivos. Primero, los factores que generaron el contagio durante las crisis de los 90, principalmente el comercio y las finanzas, parecen ser, al menos potencialmente, tan fuertes hoy como hace 10 años. En particular, el grado de integración mundial se profundizó significativamente". Y segundo, "que un shock adverso importante y no previsto en un país cuyos activos están en manos de inversores internacionales podría volver a generar contagio a través de vínculos financieros, particularmente si se revierten las condiciones actuales de abundante liquidez global".

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