Estatización: una palabra que regresa al léxico francés

Después de que el presidente François Hollande y su ministro de Industria plantearon esta semana la posibilidad de que el Estado francés tome en sus manos una acería de ArcelorMittal –en el marco de un conflicto por los planes de esa trasnacional de cerrar dos altos hornos–, los trabajadores de otra industria, la de astilleros , están reclamando al gobierno que estatice una fábrica.

El establishment empresario francés corre el riesgo de quedar expuesto a represarias internacionales si los impulsos nacionalizadores se profundizan.

El jueves, los sindicatos que representan a los obreros del astillero STX de Saint-Nazaire, en la costa atlántica, emitieron un comunicado conjunto reclamando que el gobierno francés “haga lo posible por mantener abierto el el astillero, aun en contra, si fuera necesario, de las normas de la Unión Europea”.

El astillero ya es en parte propiedad del Estado francés, pero lo controla el grupo empresario surcoreano STX. Al debilitarse la actividad en el rubro construcción de cruceros, cerca de la mitad de los 2.100 trabajadores han quedado ociosos. Los sindicatos apuestan a que el gobierno socialista, si controla el astillero, devolverá a todos al trabajo.

“La puerta está abierta, y queremos abrirla lo más posible”, dijo a la prensa Jean-Marc Pérez, representante de la confederación sindical Fuerza Obrera en STX. Dijo que la nacionalización del astillero, donde casi la mitad de los 2.000 obreros están licenciados con pago parcial, “es indispensable”.

Hay una potencial justificación estratégica para nacionalizar la planta de STX en Saint-Nazaire. Se trata del mayor astillero de Francia y construye buques de guerra para la armada francesa.

Ante la inactividad, los sindicatos navales venían pidiendo desde hacía tiempo la intervención. Pero otro conflicto, el de la siderúrgica ArcelorMittal (la mayor del mundo, con domicilio en Luxemburgo), está reanimando sus demandas.

La semana pasada, el ministro de Industria, Arnaud Montebourg, habló de una “nacionalización temporaria” y posterior reventa de la acería de Florange (cerca de la frontera con Alemania) si ArcelorMittal sigue adelante con el proyectado cierre de dos altos hornos allí, que privarían de empleo a 600 personas.

El presidente Hollande, al hablar con la prensa el martes antes de una reunión con el dueño de la siderúrgica, Lakshmi Mittal, dijo que la nacionalización de Florange podría ser una opción.

Hace dos meses, ArcelorMittal accedió a darle un plazo al gobierno para encontrar un comprador.

Pero es poco probable que un inversor se interese sólo en los altos hornos, que transforman el mineral de hierro en palanquilla. Y la compañía se niega a deshacerse de la parte de la planta que lamina el acero para las automotrices.

Montebourg dijo el miércoles que tenía un comprador para Florange –al cual no identificó– y que el comprador estaba dispuesto a invertir hasta 400 millones de euros para renovarla, siempre y cuando fuera vendida íntegramente .

Giles Read, vocero de ArcelorMittal en Londres, dijo que las conversaciones con el gobierno francés proseguían, pero no quiso dar más detalles.

En un país en el que el desempleo supera el 10% y en el que intervención no es una mala palabra , hay quien aplaude la opción nacionalizadora. A comienzos de la década de 1980, el extinto presidente socialista François Mitterrand nacionalizó buena parte de la economía, medidas que más tarde revirtió.

iEco - Clarin - 2 de diciembre de 2012

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