¿Por qué debería la izquierda apoyar a Obama?

Mientras hojeaba el número de la revista The Nation en el que hacía público su apoyo a la campaña presidencial de Obama, busqué en vano por una referencia al viejo punto de vista de que ambos partidos son “las dos caras de la misma moneda”. Aunque a muchos fans de Obama les encanta citar el espíritu del movimiento Occupy, no quieren saber nada del porqué del escepticismo sobre la política electoral que muchos de los indignados americanos comparten. Ni tampoco había el menor rastro de posiciones tan venerables como las que piden votar Verde, votar Trabajadores Socialistas o no votar en absoluto.

No estoy seguro de apoyar ninguna de esas posiciones. Pero me gustaría que, por una vez, un aval desde la izquierda a un candidato demócrata a la presidencia viniese acompañado por una reflexión sobre algunas cuestiones estructurales graves que están en juego.

Ricos y obcecados

Aleluya, el semanario The Economist, admite que la desigualdad alcanzó un nivel que puede entrabar el crecimiento, una conclusión a la que muchos llegaron hace largo tiempo, como señala la columnista canadiense Carol Goar (Venerable Economist sounds alarm over growing inequality, Toronto Star del 18 de octubre).

China – Estados Unidos: frágil matrimonio de conveniencia

Se cumplen ya cuatro décadas desde que, en 1972, el viaje a China del presidente de Estados Unidos, Richard Nixon, marcó un hito en las relaciones entre ambos países. China era muy atractiva para los empresarios capitalistas debido a su enormidad como mercado y a sus oportunidades de inversión y, desde un punto de vista geopolítico, por la conveniencia de ahondar sus contradicciones con la Unión Soviética.

¿Llegó la era del estancamiento al capitalismo de EE.UU.?

Facebook, Twitter, smartphones, tablets, la nube de Internet. Mucha gente tiene la impresión de que ya no podría vivir sin los nuevos inventos de estos últimos años.

Pero en términos de su aporte a la productividad del trabajo y el crecimiento de las economías en el muy largo plazo, estas innovaciones de la llamada tercera revolución industrial (RI3) son una sombra del impacto que causaron en la historia económica las dos primeras. Y lo peor, sus efectos ya se agotaron.

Pronóstico reservado

El ministro de Hacienda de Brasil, Guido Mantega, volvió a cuestionar ayer la política monetaria expansiva que está llevando adelante Estados Unidos para estimular su economía. “Es evidente que no resuelve los problemas”, declaró al resumir ante la prensa un encuentro que mantuvo en Tokio el grupo de los Brics (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), paralelo a la asamblea del Fondo Monetario Internacional (FMI).

¡Alerta, Humanidad!: Israel e Irán a las puertas de la guerra

Cada día Irán envía un mensaje disuasivo a Israel y a sus aliados. Esta vez han logrado modernizar el misil balístico de corto alcance Fateh-110, dotándolo de una mayor precisión, velocidad y haciéndolo más eficaz, con independencia de las condiciones meteorológicas a la hora de su lanzamiento, de acuerdo a informaciones de la agencia iraní de noticias IRNA, realizadas ayer.

Este tipo de misiles tierra-tierra representa un serio peligro a las intenciones de Israel de precipitar una agresión a Irán. No solo por la cantidad suficiente de los mismos en manos iraníes, sino también por su capacidad destructiva.

Comparaciones entre países y bloques para una eventual guerra en Asia Occidental

Para empezar, debo reconocer que parte de estas comparaciones están parcialmente basadas en el libro de Paul Kennedy titulado “Auge y caída de las grandes potencias”, que leí hace unos cuantos años. Por supuesto, como no estoy escribiendo un libro de texto, tiene que ser mucho más breve porque su intención es otra. Pero aquí vamos.

Definiendo los bloques del conflicto

En este conflicto se formarán 2 bloques o grupos de alianzas. Por un lado tendremos los países agrupados en la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), más sus aliados Israel, Jordania, y los países del Consejo de Cooperación del Golfo (el CCG, constituidoArabia Saudita, Qatar, Emiratos Árabes Unidos, Bahrein, Kuwait y Omán), y les sumaremos Jordania, Libia, Túnez y Marruecos, entre otros. Posibles aliados que se pudieran involucrar de una u otra forma son Azerbaiyán y Georgia. Por supuesto, Estados Unidos y la OTAN tiene aliados en todo el mundo, así que de cualquier región pueden surgir aliados e involucrarse países que puede que no tengan nada que ver con esa zona del mundo. A este grupo de países vamos a llamarle el Bloque Imperial o Hegemónico.

“Obama es un emperador negro”

Según Boff, el Hemisferio Sur demanda a los países centrales financiar la devastación causada por siglos de saqueo y advierte que el desarrollo sostenible del medio ambiente empieza por el combate a la pobreza y la desigualdad.

El Norte y el Sur vuelven a chocar en Río. Ese es el saldo de los primeros días de negociaciones infructuosas entre los diplomáticos de más de 100 países que participan en la cumbre Río+20 e intentan elaborar un documento único sobre qué hacer con el planeta a la deriva. Hay dos tesis en pugna. La de implantar una “economía verde” al gusto de Estados Unidos y Europa, que se desentienden del costo ambiental causado durante más de un siglo de saquear florestas y mares, una formulación rechazada por el Sur, que demanda a los países centrales financiar la devastación causada y advierte que el desarrollo sostenible del medio ambiente empieza por el combate a la pobreza y la desigualdad.

El religioso brasileño Leonardo Boff lleva años reflexionando y elaborando ensayos sobre ecología desde una perspectiva en la que retoma los fundamentos de la Teología de la Liberación. Boff, uno de los intelectuales de referencia de parte de los miles de militantes que ayer debatían bajo el sol primoroso de Río sobre cómo salvar el planeta, dinamitó los fundamentos de la “economía verde” durante una entrevista con Página/12.

Verde desteñido

La discusión sobre la propensión a tener dólares por parte de los argentinos con capacidad de ahorro se ha intensificado en las últimas semanas. El tema se abordó desde las motivaciones, influencia en el valor del tipo de cambio y su impacto en la actividad económica, la necesidad de desdolarizar segmentos como el inmobiliario. Sin embargo, sólo marginalmente se analizó otra cuestión que, si bien atañe al mediano y largo plazo, no debería dejarse de lado. Se trata de la declinación relativa que va teniendo la divisa estadounidense en la economía global. Lenta, pero muy persistente.

La influencia del dólar en el mundo, y en América latina en particular, más allá de que en la mayoría de los países de la región, singularmente en Brasil, no existe la “fiebre verde” como aquí, tiene más de medio de siglo vigencia. Ocurre desde que Estados Unidos fue uno de los ganadores de la Segunda Guerra Mundial y, sobre todo, desde que en 1971 pateó unilateralmente el esquema de tipos de cambio fijo establecido en Bretton Woods y convirtió al dólar en moneda hegemónica.

Plutonomía y precariado: el declive de la economía estadounidense

El movimiento “Ocupemos” ha experimentado un desarrollo estimulante. Hasta donde mi memoria alcanza, no ha habido nunca nada parecido. Si consigue reforzar sus lazos y las asociaciones que se han creado en estos meses a lo largo del oscuro periodo que se avecina –no habrá victoria rápida– podría protagonizar un momento decisivo en la historia de los Estados Unidos.

La singularidad de este movimiento no debería sorprender. Después de todo, vivimos una época inédita, que arranca en 1970 y que ha supuesto un auténtico punto de inflexión en la historia de los Estados Unidos. Durante siglos, desde sus inicios como país, fueron una sociedad en desarrollo. Que no lo fueran siempre en la dirección correcta es otra historia. Pero en términos generales, el progreso supuso riqueza, industrialización, desarrollo y esperanza. Existía una expectativa más o menos amplia de que esto seguiría siendo así. Y lo fue, incluso en los tiempos más oscuros.

Tengo edad suficiente para recordar la Gran Depresión. A mediados de los años 30, la situación era objetivamente más dura que la actual. El ánimo, sin embargo, era otro. Había una sensación generalizada de que saldríamos adelante. Incluso la gente sin empleo, entre los que se contaban algunos parientes míos, pensaba que las cosas mejorarían.