El lapidario diagnóstico de los viñateros sanjuaninos

Javier Preciado Patiño

 

Este miércoles 30 de noviembre, la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (Came) presentó en la ciudad de Buenos Aires el libro sobre la cadena de valor de la vitivinicultura, realizado por la economista Victoria Giarrizzo y que aborda las principales problemáticas de esta cadena que genera más de 100.000 puestos de trabajo directos y una economía de u$s4.500 millones por año.

“Para resolver los problemas al interior de la cadena (…) es necesario rediscutir estrategias para limitar los abusos de poder de las grandes empresas, mejorar la integración de los agentes, incrementar los canales de comercialización, abrir nuevos mercados externos y aumentar la productividad de los pequeños productores”, señala uno de los pasajes del libro respecto de la coyuntura de esta economía regional.

Pero quien realizó un diagnóstico que resultó extremadamente duro sobre el momento actual de la vitivinicultura fue el presidente de la Federación de Viñateros y Productores Agropecuarios de San Juan, Eduardo Roberto Garcés, que puso en blanco sobre negro la situación de la actividad. Veamos:

1.- Importación de vino. En las últimas semanas se conoció la autorización de la Nación a la importación de vino chileno, bajo el argumento de los grandes bodegueros de que los productores “estaban reteniendo”. Frente a la protesta de los viñateros, se sostuvo que los volúmenes eran poco significativos para justificar la decisión. Pero lo que plantea Garcés es que en realidad las bodegas están importando un vino de 6.000 unidades de color  (teñido incluso con enocianinas, práctica autorizada por Chile pero no por la Argentina) para rebajarla con vino blanco (de bajo valor) y llevar a un vino “tinto” de 450 UC que es lo que acepta la normativa argentina.

Se trata de una práctica doblemente prohibida, tanto por la mezcla de vinos importados como por la teñir un blanco para hacerlo pasar por tinto. “Pero se hace la vista gorda, si no, ¿para qué importar un vino que no es consumible?”, se pregunta Garcés. “Así, 10 millones de litros se convierten en 120 o 130 millones y eso sí es un volumen significativo. Los grandes bodegueros están ganando $200 con cada litro que importan”, agrega.

2.- Los precios siguen por abajo del costo. Este 2016 se dijo que las fallas en la producción por el exceso de lluvias (inusual) en los oasis cuyanos redujeron la oferta y lograron una mejora en el precio del 100%. En verdad, apunta el dirigente viñatero sanjuanino, en 2014 el precio de la uva había sido de $1,50 por kilo, artificialmente desmoronado a $0,85 en 2015, según Garcés por “abuso de posición dominante”, con lo cual el $1,60 de 2016 apenas si fue una mejora del 10% respecto de 2014.

Pero, ¿qué se espera para la próxima cosecha? Garcés señala hoy que el “vino de traslado”, es decir la moneda de cambio del viñatero que para conservar su uva lo vinifica por cuenta propia o a fason, ronda $3,50 a $3,80, lo que implica un valor de la uva en torno a $2,20 a 2,40 por kilogramo. “El tema es que el costo de producción de un kilo de uva en San Juan hoy se ubica entre$5,20 y $6,00, según quien lo calcule”, explica. Así las cosas sería un nuevo año de quebranto para los productores y van…

3.-Otro año con problemas de producción. Por si fuera poco, tampoco esta campaña recuperaría la producción de uva. El año pasado fueron las inusuales lluvias que arruinaron la productividad de los parrales con la aparición de enfermedades. Este año, apunta Garcés, fueron las heladas. En San Juan fueron 6 horas con -7ºC, el 6 de setiembre, que congelaron los brotes que ya habían salido de la etapa de dormición gracias a un invierno benigno. En Mendoza, la helada pegó el 21 de octubre, sumándose a los problemas de Peronospora (un hongo) que venían del año anterior.

4.- “El verso” de la oferta y la demanda. El derrumbe de los precios en 2015 habría sido fruto de una sobreabundancia de uva y vino. Pero para Garcés esto es sencillamente “verso”. Y para demostrarlo sostiene que cuando el Gobierno Nacional anunció la compra de 150 millones de litros, a fines de enero de este año (según el dirigente porque compraron lo del sobrestock), para sacarlo de circulación pagando $3 en lugar de $1,60, “resulta que solo consiguieron comprar 40 millones de litros. Lo del sobrestock es un manejo de las cuatro o cinco grandes bodegas que forman los precios para pagarle menos al productor”, afirma contundente Garcés.

 

Polos productivos regionales - 3 de diciembre de 2016

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