Expansión económica y sector externo en la Argentina de los años 2000: balance y desafíos hacia el futuro

Desde 2003, la economía argentina experimentó una fase de crecimiento acelerado sin precedentes, donde el crecimiento coexistió con una significativa acumulación de reservas y un persistente (aunque decreciente) superávit de cuenta corriente externa. Uno de los factores decisivos del crecimiento fue la vigorosa expansión del consumo privado, que creció a una tasa media anual del 7,75% entre 2003-2011.

Una parte significativa de este crecimiento del consumo privado estuvo vinculada a la mejora de los salarios reales y a la reducción del desempleo. El otro factor de impulso autónomo al consumo privado fueron, sin dudas, las significativas transferencias sociales que el gobierno implementó desde 2007 en adelante.

Inserción argentina en el comercio mundial de la restricción externa al desarrollo económico

El presente trabajo se propone contribuir a la discusión sobre el patrón de especialización de la economía argentina. Se espera aportar elementos de juicio para evaluar si el importante ritmo de crecimiento que tuvo la economía argentina en los últimos años y la mejora en sus cuentas externas han derivado en una modificación significativa del modo de inserción del país en el mercado mundial y/o regional. En otras palabras, se busca establecer si la Argentina ha generado nuevas ventajas competitivas dinámicas a partir del giro en la política económica comenzado en 2002 y profundizado especialmente a partir de la asunción de Néstor Kirchner como presidente de la república en el año 2003 o si, por lo contrario, aún predominan las ventajas comparativas estáticas del “antiguo” patrón de especialización basado sobre el aprovechamiento de los recursos naturales, la producción de algunos commodities industriales y la persistencia de unos pocos ámbitos privilegiados de acumulación.

La expansión de la producción industrial en la posconvertibilidad (2002-2010)

Hacia mediados de la década del setenta, con el abandono del modelo sustitutivo de importaciones, se inició un profunda transformación económica y social que trastocó el entramado de relaciones que estructuraban a la economía argentina desde comienzos de los años treinta. Uno de los pilares del nuevo patrón de crecimiento fue la desregulación de la actividad financiera impulsada por la dictadura militar a través de la reforma del año 1977, que implicó una creciente subordinación de la economía real a la evolución de los fenómenos monetarios. A la vez, que la apertura externa y la sobrevaluación de la moneda reafirmaron estas tendencias al determinar una sensible pérdida de competitividad para los sectores productores de bienes. Estos procesos se agudizaron durante la vigencia del régimen de convertibilidad, profundizándose la primarización y desmantelamiento del tejido industrial. La mayor crisis económica y social de la historia argentina producto del colapso del régimen de convertibilidad, condujo al agotamiento de la especulación financiera, la apertura externa y la reprimarización productiva como principios regentes de la economía argentina.

Boom...

Pocas veces en la historia económica argentina se conjugaron altos niveles de crecimiento económico con una mejora sustancial de la matriz productiva. En los últimos años, se exhibe un escenario novedoso: aumento record de la actividad, tanto en porcentaje como en permanencia, y recuperación del aparato productivo. En este marco, la protección de la pequeña y mediana empresa dejó de ser un discurso para ser el centro de las políticas oficiales. Este segmento es vital en el desarrollo económico, lo que puede verificarse en su participación en los países desarrollados. Las pymes constituyen las organizaciones con mayor capacidad de adaptación a los cambios tecnológicos y de generación de empleo, con lo que representan un importante factor de política de distribución de ingresos a las clases media y baja. El principal escollo del sector es la falta de crédito bancario. En un relevamiento realizado por Cash se observa que el Gobierno destinó más de 21 mil millones de pesos en distintas formas de financiamiento y acceso a préstamos.

Las pymes en general, y las dedicadas al sector industrial en particular, comenzaron a adquirir mayor relevancia en la economía argentina en los ’50 y ’60, durante la vigencia del modelo de sustitución de importaciones. Ese desarrollo se vio obstaculizado en las tres décadas subsiguientes, producto de una política que privilegió la importación por sobre la fabricación local, sumada a las recurrentes crisis que vivió el país en esos años. Tras la debacle económica y social de 2001-2002, se inició un nuevo proceso productivo en el que las políticas públicas pusieron a este segmento de empresas en el centro de la escena.

Informe de Coyuntura

La economía argentina exhibió en el período comprendido entre los años 2002 y 2010 una de las tasas de crecimiento más elevadas de su historia reciente, al expandirse a una tasa anual acumulativa del 7,6%. De acuerdo a los datos del INDEC, en el 2010 la economía Argentina generaba un 59,9% más de valor agregado que en el 2001 y un 106,8% más que en 1991. En términos per cápita, el crecimiento también fue muy considerable. El valor agregado por habitante (a valores constantes) creció un 46,0% entre los años 1993 y 2010.