De la crisis asiática a la crisis inmobiliaria: los debates actuales sobre la arquitectura financiera internacional

Antulio Rosales
El proceso de globalización neoliberal ha implicado la propagación de las finanzas internacionales como un mecanismo de acumulación ya no auxiliar a la economía real-productiva, sino como un negocio en sí mismo. La financiarización ha elevado los riesgos y vulnerabilidades de la economía mundial, cada vez más sujetas a crisis. Asimismo, la Arquitectura Financiera Internacional (afi) se encuentra bajo escrutinio por su cuestionada capacidad para enfrentar tales crisis. Este artículo analiza los debates actuales sobre la reforma de la afi en el contexto de las crisis financieras de la última década. De la crisis asiática de finales del siglo xx a la crisis inmobiliaria de finales de 2000, el G-20 surge como principal foro político para el avance de reformas y, por otro lado, emergen áreas de influencia regional bajo el liderazgo de potencias emergentes.

NOTA INTRODUCTORIA
LA FINANCIARIZACIÓN, LAS CRISIS Y SU RELACIÓN CON LA AFI
A finales de la Segunda Guerra Mundial, durante la conferencia de Bretton Woods en 1944, las principales potencias del mundo occidental idearon un conjunto de instituciones que vendrían a regular las relaciones económicas del mundo capitalista de la posguerra. Al Fondo Monetario Internacional (fmi) y al Banco de Reconstrucción y Fomento, denominado después Banco Mundial (bm), se añadieron posteriormente el Acuerdo General de Tarifas –para regular el comercio– y una serie de instituciones crediticias para el desarrollo a escala regional. Este conglomerado de Instituciones Financieras Internacionales (ifis) ha sido igualmente denominado Arquitectura Financiera Internacional (afi) en el ámbito económico-político y académico.
No obstante, el devenir histórico de esta Arquitectura Financiera ha implicado profundas transformaciones en su carácter ideológico, programático e incluso técnico. El llamado embedded liberalism de la era keynesiana suponía que estas instituciones servían de palanca económica para que Estados nacionales emprendieran el camino de la industrialización y diversificación económica, mediante la consecución del pleno empleo en sus economías, el mantenimiento de un sistema de tasas de cambio relativamente controladas y un patrón de comercio abierto (Held et al, 2001: 227).
El boom del mercado de divisas de Londres (una grieta en el sistema del control financiero que atraía dólares estadounidenses del bloque socialista en Europa occidental); la transformación en el paradigma tecnológico dominante que reemplazaría con la cibernética e informática la vieja industria fordista metalmecánica y, el proceso de estanflación provocado, entre otros factores, por el aumento de los precios del petróleo, precipitó la rápida desregulación del sistema financiero internacional (Sevares, 2005: 15). Así, el abandono unilateral del patrón dólar-oro a comienzos de la década del setenta del siglo xx por parte de Estados Unidos implicó el fin de la era Bretton Woods, al tiempo que la visión librecambista defendida por economistas neo-clásicos se tornó hegemónica.
El proceso de financiarización económica en el contexto de la globalización es analizado por Paul Sweezy (1994) como un proceso en el cual los principales productores oligopólicos de la segunda mitad del siglo xx obtienen excedentes “mucho más grandes de lo que pueden o quieren consumir”. En ese caso, la propia estructura económica que les provee tal ganancia limita la capacidad de consumo que podría canalizar una inversión posterior para la reproducción del excedente. El propio sistema que contribuía a la generación de la ganancia, limitaba la capacidad de consumo ulterior de la clase trabajadora. El asunto se resuelve con la inversión masiva en propiedad no-productiva, es decir, títulos de valores financieros. Este proceso generó en los años de la estanflación de la década de los setenta del siglo xx una masiva migración de capitales al sector financiero, ya no bajo un principio auxiliar a la economía real-productiva, sino como un negocio en sí mismo. Se trata del “triunfo del capital financiero” (Sweezy, 1994). De esta forma, la financiarización es una válvula de escape de capitales, pero a su vez de la crisis del régimen de acumulación de la posguerra, que ya mostraba serias grietas.

Revista Latinoamericana de Economía, Problemas de Desarrollo, Volumen 41 Número 163
www.probdes.iiec.unam.mx

(ver artículo completo en documento adjunto)

Agradecemos a la revista Problemas del DESARROLLO su autorización para la publicación del artículo.

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