ESA CARTA

Poco antes de la medianoche, terminó de pasar en limpio la última copia de la Carta y se masajeó los dedos. Desde hacía algún tiempo le habían empezado a doler las articulaciones. “Artrosis”, dijo. “Pero todavía le pego a las teclas.” Nos reímos y empezamos a ensobrar las diez copias dactilografiadas con carbónico de ese texto que había comenzado a escribir tres meses atrás.

Pocas semanas antes de cumplir cincuenta años –había nacido el 9 de enero del ’27– quiso definir dos apuestas para el 24 de marzo del ’77, aniversario del primer año de gobierno de la Junta Militar: terminar el cuento “Juan se iba por el río” y difundir un documento que denunciara los crímenes de la dictadura.

Por el choripán

Imagino de ustedes tendrán que leer esta columna a las apuradas antes de arrancar para el Congreso. Eso es malo para mí porque quizá se la olviden o ni siquiera tengan tiempo de leer y no se enteren de esto. Y a la vez es bueno, porque el apuro y la felicidad del día deberían contribuir a que cualquier cosa que yo escriba, a ustedes les parezca apropiada. El asunto es que hoy el choripán nos espera una vez más. Y allá vamos.

Prohibidas para menores

A los 74 años, en Francesco Tonucci coexisten el pelo cano y las arrugas propias de su edad con la espontaneidad natural de un niño. Este pedagogo y dibujante italiano lleva décadas dedicado al estudio y la defensa de la infancia. En 1991, publicó «La ciudad de los niños», un proyecto que se aplicó en Fano, su pueblo natal, y que se ha expandido a otras 200 comunidades, en Italia, España y Latinoamérica. A grandes rasgos, lo que plantea es restituir la ciudad a los niños, quienes, debido al desarrollo tecnológico y la información con que cuentan, hoy «saben todo», pero cuya «autonomía de movimiento ha descendido, porque no tienen la experiencia de moverse, de practicar el espacio y el tiempo, de vivir la emoción de la aventura, del descubrimiento, del riesgo y del placer». Y que, por si fuera poco, viven en urbes donde «la mayor parte del espacio público está dedicado a los autos y no a las personas».

El valor agregado de Pepe

Al Pepe lo quiere todo el mundo. O sea: nadie tiene el privilegio o la desgracia del afecto universal, pero parecería que todos lo quieren. Lo quieren hasta quienes lo critican. Y lo que es todavía peor, quienes no lo quieren también dicen que lo quieren. Porque no hay nada más políticamente correcto, nada que garpe más y mejor, que quererlo al Pepe. A menor escala (o sea, a escala subplanetaria) es parecido al fenómeno del Papa Francisco: lo quieren hasta los ateos; y quienes no lo quieren hacen lo posible por disimularlo.

Cuando los analistas se ponen reflexivos dicen que eso no está bien. Como las sociedades no funcionan como un club de masoquistas, como no existe la política a favor de todos y todas, un dirigente político debería tener una cantidad estadísticamente relevante de enemigos/adversarios –o por lo menos de gente que no lo quiere–.

"El déficit habitacional no solo tiene que ver con la falta de casas, sino con el suelo, el hacinamiento, la ciudad"

Inti Alpert, de la red Tecnopolítica, publicó hace semanas un artículo en AGENCIA PACO URONDO donde se extiende sobre su proyecto para atacar el déficit habitacional que en el país alcanza al 20 % de los hogares. La urbanista Laila Robledo reflexiona sobre esa propuesta, marcando sus límites y poniendo el acento en la necesidad de regular el acceso al suelo.

Educación crítica y protagonismo cooperativo

La educación escolar tiene un papel fundamental en el proceso de transformación social. A semejanza de la política y la religión, la educación sirve para liberar o alienar; despertar protagonismo o favorecer el conformismo; propiciar en los educandos una visión crítica o legitimar el status quo, como si fuera insuperable e inmutable; promover una praxis transformadora o sacralizar el sistema de dominación.

Las cooperativas como alternativa de inclusión socio-laboral para personas privadas de su libertad y liberados

La criminalidad ha sido elemento de estudio en numerosos trabajos teóricos y empíricos desde hace décadas. Muchos especialistas indagan acerca de las variables que intervienen en la determinación de la delincuencia para poder comprenderla y de esta manera prevenirla.