Yo me quedo en casa, patrona

El aislamiento social preventivo no se vive del mismo modo en todas las clases sociales: para las familias pudientes con mansiones, un mes sin el personal doméstico puede ser una pesadilla. Por eso activan una batería de chantajes emocionales y patronales, para impedir que las trabajadoras del hogar cumplan el aislamiento social preventivo en sus casas. Pero las abejas se siguen organizando y esta vez toca cuidarse. Cómo se comunican, el sindicato que aun no está, la estrategias para plantarse. ¿Ahora sí las vemos?