Chipre, en colapso económico

La pequeña y atractiva isla de Chipre no sólo es un destino predilecto de los turistas, sino uno de los llamados "paraísos fiscales" más activos y conocidos del mundo. Las empresas y muchos ciudadanos rusos, en particular, la utilizan como tal activamente, atraídos tanto por sus bajos impuestos como por la peculiar flexibilidad de su sistema financiero.

Se habla de unos 30.000 millones de dólares de titulares rusos que estarían, estacionados o en tránsito, en las cuentas de los bancos de Chipre. Esos fondos están inmovilizados (es decir, congelados) en Chipre como consecuencia del cierre temporario del sistema financiero chipriota dispuesto por las autoridades, que en rigor es el primer "corralito" de la Unión Europea.

La troica de entidades que negocia con las autoridades de Chipre el apoyo necesario para evitar el colapso de su sistema financiero, y hasta de su tesorería, compuesta por el Banco Central Europeo, el Fondo Monetario Internacional y la Comisión Europea, propuso inicialmente que una buena parte del paquete de los 10.000 millones de euros de ayuda financiera necesarios para Chipre se obtuviera con un inédito impuesto a los depósitos en los bancos de Chipre, gravamen que habría aportado unos 5800 millones de euros. De 6,5 por ciento para los depósitos inferiores a 100.000 euros y de 9,9% para aquellos que estén en esa cifra o la superen. La audaz medida propuesta, sin embargo, minó lo que quedaba de la confianza pública local, enfureció a los chipriotas y ofendió a los rusos, tanto que acaba de ser rechazada abrumadoramente por el Parlamento local. La propuesta, además, parece haber llenado de incertidumbre y temor también a los mercados, a pesar de las "aclaraciones" tardías de las autoridades europeas sobre que la solución es "especial" para Chipre y no necesariamente trasplantable a otras realidades diferentes.

Ante el fracaso del primer "paquete" propuesto y la inminencia de la posibilidad de un colapso financiero, las autoridades locales están buscando aceleradamente otras alternativas. Una nueva propuesta está aparentemente siendo estructurada. Según trascendidos, incluiría alternativas conocidas, como la nacionalización de los "fondos de pensión" de las empresas chipriotas de propiedad del Estado (en rigor, la confiscación repentina de los ahorros de los empleados de esas empresas, con los que esperaban vivir cuando se jubilaran) y la emisión de un nuevo bono de emergencia que trataría de colocarse en el mercado.

La Iglesia Ortodoxa local, por boca del arzobispo Crisóstomo II, acaba de anunciar que, como prueba de solidaridad hacia el pueblo de su país, está dispuesta a suscribir ese bono o a garantizar su pago con algunos de los activos de su propiedad.

Hay además conversaciones en marcha con Rusia, que ya prestó 2500 millones de dólares a Chipre en 2010. No es imposible que Chipre ofrezca a Rusia, contra una ayuda adicional, algún incentivo en relación con la explotación de sus yacimientos de gas natural o una participación en la empresa nacional de gas. Lo sucedido a nivel europeo -decidido a espaldas de Rusia y sin consultarla siquiera- parece haber deteriorado la relación de este país con la Unión Europea. A todo esto se sumaría, siempre en el paquete ahora en consideración, un impuesto, más moderado, a los depósitos: del 2 por ciento para aquellos depósitos de hasta 100.000 euros y del 5% de allí en adelante. En función de lo ocurrido recientemente, sumado a la indignada reacción popular contra este tipo arbitrario de medida, parece difícil que esto se apruebe.

Desde el sábado pasado el sistema financiero chipriota está cerrado, una situación que no podrá mantenerse por demasiado tiempo. Por ello, la idea es reabrirlo el martes próximo, tras un feriado nacional que se celebra el lunes venidero. Sólo los cajeros automáticos permiten obtener dinero en efectivo, aunque limitadamente.

El sistema financiero local, que había prestado masivamente a empresas y bancos griegos que hoy no pueden pagar sus deudas tras cuatro años de recesión, está exhausto. Y la economía local, parada. Los tres principales bancos del país están al borde del colapso, sobreviviendo a duras penas, en función del auxilio financiero que les presta el Banco Central Europeo, que se cortaría en caso de no lograr acuerdo sobre el paquete de ayuda financiera ante la emergencia. De allí la sensación de creciente alarma que se observa, aun más allá de las fronteras de la pequeña isla

La Nación - Viernes 22 de marzo de 2013

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