Ingallinella, UN HOMBRE

El 16 de junio de 1955 aviones de la Marina bombardearon la Plaza de Mayo como parte de un plan para derrocar al presidente Juan Domingo Perón. Ese mismo día, en Rosario, circuló un volante de condena al hecho que provocó al menos 300 muertos. La policía aprovechó la circunstancia para hacer una razzia, dirigida precisamente contra quienes se solidarizaban con las víctimas y en particular con el autor del volante, Juan Ingallinella, un médico de 42 años, dirigente del Partido Comunista.

Ingallinella murió por efectos de la tortura en la Jefatura de Policía de Rosario y se convirtió en un desaparecido. El reclamo por la investigación de los hechos movilizó al conjunto de la sociedad y se convirtió en un hito en la historia política argentina. Ingallinella. Un hombre reconstruye la historia del secuestro y desaparición del médico y militante, las circunstancias de su muerte y la posterior movilización en busca de verdad y justicia, a partir de documentos inéditos y del testimonio de familiares, amigos y compañeros de militancia del dirigente comunista.

“Sintesis de los acontecimientos desarrollados durante la jornada del 16 de junio de 1955 en la Casa Rosada (Casa del Gobierno)”

En el año 2012 el Departamento de Estudios Históricos Navales de la Armada Argentina (DEHN), durante las tareas de relevamiento de los documentos pertenecientes al almirante Isaac Francisco Rojas, descubre un libro encuadernado que contiene el “Informe Casa Militar del 16 de junio de 1955”. Dicho informe adjunta gráficos de situación y de las zonas atacadas, e importantes fotografías que permiten reconstruir la historia de lo sucedido durante el bombardeo al interior de la Casa de Gobierno. El informe general describe las acciones rebeldes y los esfuerzos de las tropas leales que defendieron la Casa de Gobierno. El anexo especifica las acciones llevadas a cabo por dicha defensa y las misiones al exterior de la Casa.

A sesenta años del bombardeo a la Casa de Gobierno y la Plaza de Mayo, esta muestra es un reconocimiento a todas las personas, civiles y militares, que murieron o sufrieron las consecuencias. Hombres y mujeres dispuestos a dar su vida por defender la democracia.

Forma parte también de la voluntad de hacer visibles hechos de la historia que durante muchos años fueron ocultados.

Las bombas siguieron cayendo

La niebla cubría Buenos Aires ese jueves frío que anticipaba el invierno cercano. El pronóstico meteorológico publicado en Clarín vaticinaba: “Nublado, probables lluvias ligeras y vientos leves del este”. En Punta Indio los aviones se aprontaban a despegar. El ataque estaba concertado para las 10 de la mañana. Se iba aprovechar una exhibición aérea, un acto de desagravio a la memoria del Libertador antes los hechos ocurridos el sábado anterior, en la peregrinación de Corpus Christi, para atacar la Casa Rosada y asesinar a Perón. El acto estaba convocado para las 12 horas.