La inmigración resulta vital para el neoliberalismo, pero ningún político va a reconocerlo

El ministro de Defensa británico, Michael Fallon, se encuentra asediado. Se ha visto abrumado por las críticas. Ha recurrido a un vocabulario de epidemias y guerras para describir cómo se sienten los habitantes de las ciudades británicas respecto a los inmigrantes, aunque esto se considere de manera general como un modo de poca ayuda, facilón y populista de debatir cambios demográficos profundos en el Reino Unido. Downing Street se ha apresurado a desvincularse de un lenguaje tan intemperante.