Argentina y Brasil privilegian al FMI

Daniel Muchnik

Es por la decisión de Kirchner y Lula de pagarle toda la deuda al organismo.

Daniel Muchnik.
Fuente: Clarín

De ahora en más se requerirá una disciplina fiscal extrema. Y estrategias que a muchos considerarán patrimonio de la ortodoxia económica. La decisión del Gobierno de cancelar toda la deuda con el Fondo Monetario exigirá, sin duda, consenso político de todos los sectores para que las cuentas públicas no se desborden. Es decir: lo que viene reclama que no haya enfrentamientos políticos ni crispaciones sociales.

Porque en caso de que las cuentas desborden habrá que pedir ayuda internacional a tasas elevadas, que triplican las que dispensa el FMI.

La opción oficial rompe, además con el pasado. Que era la de una Argentina retirándose del Fondo Monetario si éste seguía presionando y hostigando con reclamos que tiraban por la borda las propuestas del Palacio de Hacienda. En Washington pedían bajar el tipo de cambio, otorgar mayores compensaciones a los perdedores de la devaluación, beneficiar a los bonistas que no entraron en el canje, ajustar de buena manera las tarifas, la reforma del régimen de coparticipación federal de impuestos, eliminar las retenciones y el impuesto al cheque (precisamente aquellos que engrosan el superávit).

La satisfacción de las autoridades del Fondo Monetario por la movida del Gobierno pone de manifiesto el pedido de "desendeudamiento" que venía solicitando el organismo desde fines de 2002, empujado su Directorio por el Grupo de los Siete que son quienes mandan. Hasta el jueves pasado el Gobierno argentino ya había cancelado una tercera parte de la deuda que tenía con el FMI en diciembre de 2001. Rusia lo hizo gracias a sus ingresos por petróleo el global de sus compromisos por más de 50.000 millones de dólares. Brasil lo resolvió con 15.500 millones de la misma moneda.

¿Es la estrategia adoptada compartida en todo el Mercosur como algunos indicaron? Brasil y la Argentina representaban casi 50 por ciento del total de los préstamos ofrecidos por el Fondo Monetario. La deuda específica de la Argentina es, en definitiva, casi el 9 por ciento de la deuda pública total del país. La deuda con el Banco Mundial es de más de 7.300 millones de dólares (casi el 6 por ciento del total de los compromisos) y la que tenemos con el Banco Interamericano de Desarrollo es de más de 8.700 millones de dólares, casi el 7 por ciento del total.

No han faltado observadores entusiastas que les agradaría cortar los vínculos con todos los organismos financieros, sin excepción. Para ellos, el Banco Mundial, por ejemplo, está en la "mira" , tomando en cuenta que, a su manera, también presiona cancelando préstamos. Ha criticado los problemas y enredos en la entrega de los planes Jefas y Jefes de Hogar.

Mientras en Brasil, cuando asumió Lula (hoy en fuerte caída de popularidad) se lanzó el Plan "Hambre Cero" y en la Argentina se dijo que la prioridad sería la deuda social, los hechos vinieron a confirmar que el Fondo Monetario resultó ser el acreedor privilegiado de ambas naciones, por sobre otras exigencias.

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