Néstor, Lula y la segunda vuelta

Estábamos en la campaña de la segunda vuelta en Brasil, en 2010, cuando nos fulminó la noticia de la muerte de Néstor. Lula corrió a representarnos a todos nosotros, cuando todos nuestros corazones se volcaban hacia Néstor, hacia todos los argentinos, hacia Cristina en particular.

Sabíamos todo lo que Néstor representaba, cómo junto a Hugo Chávez y Lula, había sido fundamental para lanzar el proceso de integración regional y cerrar el paso al ALCA. Sabíamos cómo Néstor había sido fundamental en el rescate de Argentina de la peor crisis de su historia.

Entre la continuidad y el cambio

Continuidad con cambios. O Cambiemos. Esas parecen ser las alternativas que, en materia económica, presentan el Frente para la Victoria y la alianza Cambiemos, los dos proyectos que concentraron la mayoría del electorado y se medirán en segunda vuelta el 22 de noviembre. Y es que mientras que el programa del espacio político liderado por Mauricio Macri promueve fuertes modificaciones para la economía que se ha venido desarrollando durante el ciclo kirchnerista, para el candidato oficialista Daniel Scioli se trata de “continuar con todo lo construido en estos doce años, seguir profundizando lo que se hizo bien y cambiar los errores que tuvimos”.

A triunfar con Scioli

Hoy estamos, por cierto, golpeados; muy golpeados, pero no vencidos. El conservadurismo, que evidentemente también recogió muchos votos de los sectores populares, está de fiesta lanzando sus “despolitizados” globos, a diestra y siniestra (perdón, por lo de siniestra).

Mil interpretaciones habrá sobre lo sucedido: triunfo de la antipolítica; errores con la designación de tales o cuales candidatos; algunos personajes por cierto impresentables; desencantos y tristezas de los propios; reactualización de principismos abstractos desde el mismo campo del amplio espacio del kirchnerismo y/o de los “progresistas” o “de izquierda”.

Lo cierto es que la derecha, apoyada como siempre de manera transnacional, pudo nuevamente avanzar para poner al país ante la posibilidad de retroceder hacia la terrible década de los 90, donde se sufrió tanto y se perdieron tantos derechos. Los derechos que se recuperaron a partir del 2003 y los muchos nuevos que se concretaron no fueron suficientes para evitar el refortalecimiento de las perspectivas neoliberales.

Caídos del mundo

En materia de política exterior existen dos percepciones aglutinantes. Una refiere por derecha a la idea de “Argentina caída del mundo”, otra; por izquierda, remite a una presunta “decadencia de Estados Unidos”.

La primera presupone que “el mundo” se recorta en el imperio estadounidense y sus satélites europeos. Su propuesta de economía política es la del “desarrollo dependiente”.

¿Cómo salir de laberintos?

Un laberinto, según la definición de la Real Academia Española, es un “lugar formado artificiosamente por calles y encrucijadas, para confundir a los que se adentran en él, de modo que no puedan acertar una salida”. En otras palabras, se trata de confundir para que nadie entre y, si entró, que no pueda salir.

El laberinto es una figura muy antigua, cuyos rastros se pierden en los principios mismos de la historia, allí donde los mitos y leyendas aún son inseparables del devenir de las primeras civilizaciones. Diferentes explicaciones fueron dadas sobre la naturaleza y el uso de los laberintos, entendidos como una construcción a veces en superficie, a veces subterránea –o ambas cosas. El laberinto se compone así de intrincados pasillos y habitaciones, nunca mejor descriptos que en “La casa de Asterión” en El Aleph de Borges: lo componen infinitas puertas sin cerradura, galerías, aljibes, azoteas, cisternas, sótanos, patios… Algo de eso muestran los grabados antiguos y los dibujos de Escher.

El subsuelo de la patria sublevado

Raúl Scalabrini Ortiz, memorando el 17 de Octubre de 1945 dijo: “Era el subsuelo de la patria sublevado” y lo fue, porque eran los trabajadores de overol los que entraban por la puerta de nuestra historia diciendo presente, acá están los que con nuestro trabajo generamos las riquezas, ponemos en marcha al país, y a cambio, recibían salarios paupérrimos, con lo que tener un trabajo no garantizaba salir de la pobreza. El mérito indudable de ese peronismo fue darle un lugar en la mesa de discusión de cómo se distribuye lo que se produce, que el país nos pertenece a todos.

Inodoro Pereyra, ese querido personaje del siempre recordado Roberto “Negro” Fontanarrosa afirmaba: “Estoy comprometido con mi tierra, casado con sus problemas y divorciado de sus riquezas”. Y de eso se trata y así lo entendió el peronismo de Perón, de garantizar que primero y antes que nada se perciba un salario digno, que permita vivir decentemente, decimos nosotros, y la OIT (Organización Internacional del Trabajo) define que es así siempre y cuando se preserven “los derechos en el trabajo, las oportunidades de empleo, la protección social y el diálogo social”.

“Como decía Perón, la tercera posición abre un nuevo juego”

Fue una semana agitada: el lunes 5 hubo inauguración de obras, festejos por el Día del Camino y baile en Tecnópolis, además de que se pagaron los Boden 2015 –5.900 millones de dólares, el pago más alto desde la cancelación de la deuda con el FMI, en 2005– y se anunció el lanzamiento de los Bonar 2020, con la intención de captar 500 millones de dólares. En medio de esa vorágine, la editorial Siglo XXI presentó su nuevo libro, Diálogos sin corbata. Cada una de estas actividades recibió críticas y halagos, tal como pasa con todo lo que hace Axel Kicillof, el joven ministro de Economía (43 años) que se apropió del mayor cuestionamiento que le hicieron, “un muchacho sin corbata”, para convertirlo en una bandera significante: de su mano la economía dejó de estar en las alturas de lo incomprensible para transformarse en esas cuestiones cotidianas.

El ranking por Ganancias

La recaudación del Impuesto a las Ganancias sobre las personas físicas representa en la Argentina un 2,5 por ciento del PBI, en línea con Brasil (2,6 por ciento) y México (3 por ciento) y por encima de Chile (1,4 por ciento). En cualquier país desarrollado, la importancia del impuesto es muy superior. En la Argentina son afectados por el tributo algo más del 10 por ciento de los asalariados, sin embargo, el reclamo por Ganancias domina desde hace años la agenda fiscal. Es un impuesto progresivo e indispensable pero ha acumulado numerosas distorsiones que abonan el terreno para aquellos que buscan lisa y llanamente su eliminación.

Alrededor de 1,1 millón de trabajadores pagan el Impuesto a las Ganancias a la cuarta categoría, que afecta al salario. Representa el 10 por ciento de los asalariados y el 7 por ciento de la población económicamente activa, que incluye también a cuentapropistas, trabajadores no registrados y desempleados.