América del Sur ya votó

El año que corre adquirió suma importancia en la región. Si bien la agenda de los comicios presidenciales no coincide en los diferentes países, 2014 marca la impronta de una seguidilla que permite realizar un esbozo de análisis de situación. Porque si en poco más de una década se fue produciendo un arribo casi masivo de fuerzas progresistas a los gobiernos regionales, hoy pareciera que se estuviese dando una especie de amesetamiento, y que el entusiasmo original por la integración hubiera entrado en cierto grado de inercia. Bien vale en tal sentido, una reflexión al respecto.

Este año se realizaron elecciones generales en Bolivia, Brasil, Colombia, Uruguay, El Salvador, Costa Rica y Panamá. También hubo elecciones locales o de medio término en Ecuador y Perú. Y aunque las presidenciales en Chile fueron el año pasado, la presidenta Michelle Bachelet asumió el 11 de marzo de este año. En este marco cobran mayor relevancia las presidenciales que el próximo año tendrán lugar en la Argentina.

Brasil, los Estados Unidos y el Hemisferio Occidental

“Las tierras situadas al Sur del Río Grande constituyen un mundo diferente al de Canadá y los Estados Unidos. Y es algo desafortunado que las partes de habla inglesa y latina del continente tengan que ser llamadas igualmente América, evocando similitudes entre ambas que de hecho no existen”. N. Spykman, America´s Strategy in World Politics. Harcourt, Brace and Company, New York, 1942, p: 46

Soberanía regional o periferia de lujo

Dos proyectos de asociación regional se enfrentan en América del Sur: la Alianza del Pacífico y la UNASUR. Ambas son incompatibles, responden a intereses geopolíticos opuestos que colocan a cada uno de los países de la región ante una disyuntiva. Ya no quedan espacios ni para ingenuidades ni para distracciones.

“Existe una cierta tendencia en nuestras perspectivas integracionistas a sobrecargar de ideología las lecturas sobre los diferentes proyectos subregionales”, escribió Carlos Chacho Álvarez, secretario general de Aladi (Tiempo Argentino, 2 de junio de 2013).

“Con peso y de pleno derecho”

La definición del diplomático señala que la integración pone a su país en el eje principal de su perspectiva histórica.

"El Mercosur constituye la columna vertebral de la integración económica de América del sur. Venezuela, como una economía media a nivel regional, suma sus recursos energéticos y, aunque pequeña, también aporta su capacidad industrial; además de un mercado interesante”, señala Carlos Eduardo Martínez Mendoza, general retirado y compañero de promoción del presidente Hugo Chávez. Al igual que otros militares de su generación, el actual embajador de Venezuela en la Argentina participó de la rebelión del 4 de febrero del ’92. “Mi país se encuentra ahora, como miembro pleno del bloque, con el eje principal de su perspectiva histórica: una presencia con peso y de pleno derecho en Suramérica, nuestro espacio natural, aunque haya estado durante doscientos años de espaldas a la región”, afirma Martínez Mendoza.
Su visión del proceso de integración subraya que la membresía plena de Venezuela a la zona comercial implica para su país un desafío que ya trasciende el “hacer cada vez más fluidos los intercambios de bienes y servicios”. Se análisis resalta la importancia de “avanzar en la planificación conjunta de los procesos de industrialización mediante mecanismos de complementación porque incluso Brasil, que es la mayor economía de la región, necesita de sus vecinos para darle sustentabilidad a su desarrollo”.

Uno más

Venezuela es la cuarta potencia de América del Sur. Tiene una población de 30 millones de personas. En 2011, el PBI fue de 342 mil millones de dólares, que implica un Producto per cápita de 11.400 dólares, uno de los más altos de la región. En ese mismo año, el saldo comercial positivo sumó 46 mil millones de dólares, obtenido fundamentalmente por las exportaciones de petróleo. Con los recursos de la Faja del Orinoco, es el país con las mayores reservas de hidrocarburos líquidos pesados y extra pesados probadas del mundo. Durante casi seis años distintos bloqueos en los Congresos de Brasil, Uruguay y Paraguay impidieron concretar el ingreso de Venezuela al Mercosur. El último bastión de resistencia era el Senado de Paraguay. El golpe parlamentario contra el presidente de Paraguay Fernando Lugo derivó en la suspensión de los guaraníes del bloque y terminó así facilitando la incorporación de Venezuela.

Luces, sombras y contradicciones del crecimiento extractivista suramericano

Dadas la subjetividad y las condiciones materiales de nuestros pueblos, América del Sur en los próximos años no puede dejar de pensar en su crecimiento económico. Y ese crecimiento económico no puede dejar de sustentarse en alguna medida en la exportación de sus materias primas y alimentos. El tema está en quién lidera ese crecimiento, bajo qué intereses y con qué perspectiva.

Cuando el crecimiento está liderado por la inversión privada, nacional y extranjera, en un esquema de garantías y prebendas extraordinarias –como la baja tributación, la depreciación acelerada, las débiles regulaciones laborales y ambientales, etc.-, como ocurre en la mayoría de la sub-región, ese crecimiento no sólo no garantiza avanzar hacia un mayor bienestar de nuestros pueblos, sino que se convierte en la continuidad del proceso de saqueo y desangramiento de nuestro continente, iniciado ya hace más de 500 años.

El Banco del Sur salió en trámite express

La aprobación fue unánime y la sesión especial en la Cámara de Diputados apenas un trámite. El kirchnerismo y las bancadas opositoras acordaron aglutinar en un mismo paquete una serie de proyectos que convirtieron en ley en una única votación. De esta manera, la Cámara baja le dio la puntada final a la ratificación parlamentaria de Argentina a la conformación del Banco del Sur, una entidad crediticia impulsada junto a otros seis países de la Unasur (Brasil, Venezuela, Ecuador, Bolivia, Uruguay y Paraguay) que servirá para promover con recursos propios el desarrollo económico y obras de infraestructura para la región. El convenio había sido rubricado por estos siete países en septiembre de 2009 en la caribeña Isla Margarita, pero también podrán adherir posteriormente y con los mismos derechos el resto de las naciones de América del Sur que no fueron parte del núcleo fundante.

Con la aprobación de ayer, la Argentina es el cuarto país en ratificar el convenio por su Parlamento. Antes lo habían hecho Venezuela, Ecuador y Bolivia, mientras que Uruguay y Brasil están próximos a cumplir con la disposición. Eso aceleraría la puesta en marcha del organismo de crédito regional.

El otro paso será el de la composición accionaria y aporte económico que harán todos los países miembros del Banco del Sur. Argentina, Brasil y Venezuela serán sus mayores aportantes y suscribirán acciones por seis mil millones de dólares –dos mil millones cada uno–, que deberán completarse en un plazo de cinco años. Ecuador y Uruguay lo harán en una proporción menor: 400 millones de dólares. Bolivia y Paraguay aportarán 100 millones cada uno y podrán integrar el capital accionario en un plazo mayor.

Un extenso tramo del convenio también detalla los proyectos que serán objeto de crédito. Entre ellos, los que apunten al “logro de la soberanía alimentaria, energética, de la salud, de los recursos naturales y del conocimiento”. Así como temas claves de la economía, como “mejorar la competitividad, el desarrollo tecnológico, la infraestructura, generación y provisión de servicios, la complementariedad productiva intra-regional y la maximización del valor agregado a las materias primas”.

Acuerdo previo

La ratificación del convenio del Banco del Sur fue el eje de la sesión espacial de ayer en la Cámara baja. Pero, en el mismo trámite, los diputados también sancionaron la ley de la extensión de la prescripción de delitos de abuso sexual a menores de edad y la transferencia de la competencias judiciales a la ciudad de Buenos Aires (ver aparte).

Además de darle media sanción al Mecanismo Nacional de Prevención de la Tortura y otorgarle rango constitucional a la Convención Interamericana para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra la mujer. En una misma votación, todas estas propuestas recibieron el respaldo de 210 diputados y solo seis se abstuvieron.

El mecanismo se acordó de antemano entre oficialismo y oposición para no correr el riesgo de que alguna de las iniciativas trabajosamente consensuadas quedara sin sanción si las intervenciones en el recinto se dilataban. Los diputados primero votaron el paquete y luego se abrió paso a las exposiciones de los legisladores.

El primero en tomar la palabra fue el diputado oficialista por Salta Fernando Yarade, quien dio detalles del convenio y sostuvo que la creación del Banco del Sur también busca “fortalecer el desarrollo científico y tecnológico” de la región.

“Este bloque ve con beneplácito la constitución del organismo”, dijo Alfonso Prat Gay en nombre de la Coalición Cívica, quien consideró al Banco del Sur como “un instrumento adecuado para obras de infraestructura y desarrollo”. Sin embargo, el presidente de la Comisión de Finanzas afirmó que “no es un vehículo para mitigar la crisis internacional”. El radical jujeño Miguel Giubergia también respaldó la iniciativa y hasta el PRO se sumó a los elogios: “Vamos a ganar prestigio y liderazgo político en la unificación de la integración sudamericana”, sostuvo el jefe de la bancada macrista, Federico Pinedo.

“Es un hecho excepcional, producto del nuevo estilo de integración que se está gestando en la región, que busca fortalecer conceptos de soberanía política y económica y recrea escenarios de mayor participación”, sostuvo el diputado de Nuevo Encuentro Carlos Heller. “Estamos convencidos de que es necesario que nuestra región avance en la construcción de alternativas instrumentales que permitan a los países de nuestra Suramérica contar con una institución financiera sobre bases diferentes, entroncadas con nuestro destino común”, agregó el socialista Lisandro Viale. Con la aprobación previa, las exposiciones a favor del convenio fueron decayendo, algunos insertaron sus discursos y el recinto se fue vaciando hasta quedar casi desierto. El debate se dio por concluido.