Alemania se estanca y va a una recesión

El gobierno de Angela Merkel admitió ayer que su economía corre "riesgos significativos"; cayeron varios indicadores decisivos Parecía blindada contra la crisis que somete al resto del mundo desarrollado, en especial a las otras potencias europeas. Pero en los últimos días, Alemania sintió el derrumbe a su alrededor y entró en riesgo de recesión, al conocerse indicadores que mostraron caídas en la producción industrial, las importaciones, exportaciones e incluso el hasta ahora invulnerable mercado laboral. En una advertencia inusualmente dura, el Ministerio de Economía admitió ayer que esas cifras y una fuerte caída en la confianza empresarial apuntan a "riesgos significativos" para el panorama del país.

El próximo martes, los datos del producto bruto interno (PBI) para el segundo trimestre mostrarían un modesto crecimiento de cerca de un 0,2%. Pero según varios analistas, existe un creciente peligro de que la economía entre en recesión en esta segunda mitad del año, en momentos en que la zona euro, aquejada por un estancamiento crónico, necesita desesperadamente del crecimiento de su principal motor económico.

La desaceleración supone riesgos para la canciller Angela Merkel -quien buscará un tercer mandato en las elecciones del año próximo-, y podría influir en los votantes sobre su estrategia para combatir la crisis europea, especialmente si se acelera la incipiente alza del desempleo.

"La economía alemana está perdiendo impulso -no hay duda de eso- y en el tercer trimestre la economía se va a contraer en comparación con el segundo trimestre", dijo Joerg Kraemer, economista jefe de Commerzbank. "Las cosas irán cuesta abajo desde aquí. La economía alemana no está tan mal como el resto de la zona euro, pero no se puede desconectar, especialmente en la medida en que el crecimiento en China se ha desacelerado y sigue haciéndolo", agregó.

Alemania es conocida por su crecimiento impulsado por las exportaciones, pero la crisis europea golpeó a su mayor mercado, constituido por los demás países europeos. Cerca de un 40% de las exportaciones son enviadas a sus socios de la zona euro y un 60% a los de la Unión Europea en general. China, uno de los mercados de más rápido crecimiento de Alemania, y que representa alrededor de un 7% de las exportaciones germanas, también se está desacelerando.

Falta más de un año para las elecciones de septiembre de 2013, en las que Merkel pondrá en juego su continuidad como canciller, pero la crisis de la deuda europea le exigirá todo su empeño. Los meses que vendrán serán de por sí duros también a nivel interno. Su proyecto de abandono de la energía nuclear y la apuesta por más fuentes renovables avanza a paso lento. Los miembros de su coalición se pelean por un subsidio familiar, rebajas de impuestos y la equiparación impositiva de las uniones de homosexuales.
Reacción en cadena

Por ahora, poco le pueden importar estas discusiones al resto de Europa. Lo que prefieren saber los europeos es la postura de Alemania en la escalada de la crisis de la deuda y si aceptará y contribuirá con nuevos rescates.

Una fecha clave es la del 12 del mes próximo. Ese día, el Tribunal Constitucional alemán dará a conocer su fallo sobre la legitimidad del Pacto Fiscal europeo y del fondo permanente de rescate.

Pero aun cuando la sentencia sea positiva, el euro seguirá en peligro. La situación de Grecia y la posibilidad de que salga del espacio monetario podrían desatar una reacción en cadena y el fin de la eurozona.

"La estabilidad de la unión monetaria debería ser un objetivo en sí mismo, más allá de los costos asociados con esa búsqueda", dijo Otto Kentzler, presidente de la Confederación Alemana de Oficios Calificados, en referencia tanto al dinero que debería desembolsar Alemania para rescatar a otros países como al costo político que tendría para Merkel.

Puertas adentro, un sondeo para la emisora pública ARD mostró que el 56% de los alemanes estiman que la economía se deteriorará en 2013, en sintonía con la inminente recesión. También el desempleo, cuyas tasas son mucho más bajas que el promedio europeo -7,9% contra 22,6% en la desocupación juvenil-, empieza a subir. Grandes compañías como Deutsche Bank, la firma de energía RWE y el distribuidor de acero Kloeckner presionan con despidos.
Los frentes de Merkel

Si Alemania entra en recesión, Merkel enfrentará dos conflictos. Por un lado, tendrá que decidir si su país sigue contribuyendo abultadamente a los rescates de otras naciones; por el otro, deberá tratar de salvar su propia popularidad para lograr la reelección el año próximo.

EL RESCATE

- 190.000
millones de euros
Aportará Alemania para el nuevo Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE), destinado a los rescates a los países de la eurozona en riesgo. El MEDE contará con un máximo de 700.000 millones de euros, de los cuales Alemania será el máximo aportante, con un 27%.

- Riesgos
Uno de los mayores temores de los países más débiles de la eurozona es que una posible recesión de la economía alemana ponga en riesgo los aportes de Berlín a los fondos de rescate europeos.

LA REELECCIÓN

- 66%
de popularidad
Según la encuesta de julio de Infratest-ARD, dos de cada tres alemanes apoyan la gestión de Merkel, que alcanzó su máximo nivel de popularidad desde 2009. Para su partido, el respaldo es mucho menor.

- Consecuencias de la crisis
La desaceleración de la economía conlleva riesgos para Merkel, que buscará un tercer mandato en las elecciones del 27 de octubre de 2013. La canciller es consciente de que cada vez le será más difícil convencer a sus seguidores de la necesidad de avalar más rescates europeos.

La Nación - 11 de agosto de 2012

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